martes, 18 de septiembre de 2007

¿Para que necesita el salmo el cristiano señor wernich?

Aquel que en los años de la dictadura recorría los centros clandestinos de detención manejados por Camps y Etchecolatz.
Aquel que visitaba
a los prisioneros e intentaba quebrarlos emocionalmente.

¿PARA QUÉ QUIERE EL SALMO?

¡EL SALMO ES MÍO!
Y la España que se llevó la canción se llevó el salmo también. Jamás oí en las catedrales españolas un salmo afilado que se pudiese clavar en el cielo, en la tierra o en la carne del Hombre.
Y siempre me preguntaba al entrar a las iglesias: ¿dónde estará el salmo? ¿dónde le habrán escondido los canónigos?
Durante el expolio de la última guerra española, lo encontré. Lo habían guardado los sacristanes en una vitrina y allí lo retenían como un idolillo inútil ya y sin sentido, para que lo contemplasen la erudición eclesiástica, los poetas pedantes y los turistas.
En Medellín, cuidad clara, ubérrima y levítica de Colombia, la prensa reaccionaria que como en todas partes vive de la calumnia asalariada, dijo en coro cuando pasé ya hace un año por allí, que yo era un rojo sacrílego que había robado los cálices y las joyas de las iglesias.
Pero no fué eso lo que robé. Fue algo más sagrado... Lo que me robé fue el salmo. Diré como pasó. Al final de la contienda, allá por los últimos días del año 1938, cuando los "rojos" se habían incautado de las iglesias y de los ornamentos sagrados (de los utensilios y de los cubiletes de los malabaristas y de los mercaderes del templo), yo me llevé el salmo.
Denunciadme al Sumo Pontífice, dadle mis señas, mostradle mi cédula (este libro es mi cédula).
Decidle que eso que va aullando en la ráfaga negra del viento por todos los caminos de la Tierra... es el salmo. Y que yo me lo llevo, que me lo llevo en mi garganta, que es la garganta rota y desesperada del Hombre a quién él ha dejado sin altar y sin tabernáculo.
No me lo robo. Me lo llevo... ¡lo rescato! El salmo es mío... ¡del poeta!... El salmo es una joya que les dimos en prenda los poetas a los sacerdotes.
¡Fué un préstamo!
Y ahora me lo llevo.


Cuando los arzobispos bendicen el puñal y la pólvora y pactan con el sapo iscariote y ladrón... ¿para qué quieren el salmo?


El poeta lo rescata... se lo lleva.
Porque el salmo es del poeta...
¡Mío!...
¡El salmo es mío!


León Felipe
ESPAÑA E HISPANIDAD
MÉXICO - BOGOTÁ
1942 - 1946

lunes, 17 de septiembre de 2007

Flujos inversos

Hoy los invito a releer estas reflexiones de Laura Quiñones publicadas en El País el 25/04/2007


Hace unos meses, tomé la decisión de aceptar una beca para trabajar en una multinacional española en Buenos Aires. Muchas personas intentaron convencerme de que era un error y que Latinoamérica no era el lugar para iniciar una carrera profesional.
Cuando llegué, la pregunta que más veces tuve que responder fue por qué
había decidido ir a Argentina, cuando todos los jóvenes intentaban ir a Europa a trabajar. No tenía respuesta y contestaba con un: no lo sé; aventura, supongo.
Mi sorpresa fue el descubrir un submundo que se está instalando en esta hermosa ciudad. Con el paso de los meses, he ido conociendo muchísimos jóvenes de países desarrollados que, como yo, han decidido instalarse indefinidamente en Argentina. Alemanes, ingleses, franceses, estadounidenses, españoles... la mayor parte de ellos profesionales cualificados, con estudios universitarios y políglotas, que un día llegaron, les gustó y se quedaron.
Me he planteado muchas veces por qué personas que venimos de lugares donde tenemos todas las comodidades, todos los servicios públicos y la última tecnología a precios razonables, decidimos venir a un país, que aunque es sorprendente, a veces no puede ofrecernos las mismas comodidades. Y es entonces cuando me doy cuenta del efecto perverso que tiene el sistema
económico mundial. La depreciación del peso implica que con un sueldo normal, incluso bajo para el estándar europeo, con el que viviríamos ajustados en nuestras ciudades, puedas vivir con todo lujo de comodidades en Buenos Aires. Aquí no tenemos que compartir departamento con cuatro amigos.
Podemos salir todos los fines de semana. Podemos tener Internet en casa y viajar de vez en cuando. Pero éste no es el único motivo que nos invita a quedarnos. En Buenos Aires hemos encontrado algo que empieza a perderse en el primer mundo, el afecto social. Los argentinos son acogedores. En pocos días, estableces una red de contactos que tardarías años en tener en Europa.
Te sientes como en casa. En ningún momento tienes la sensación de ser un extranjero. Te invitan a asados, a tomar mate, a ir al teatro, a visitar algún museo... Es una sociedad con valores distintos, donde lo común predomina sobre el individualismo.
Muchos argentinos buscan en Europa encontrar un bienestar material que su país no siempre les puede proporcionar. Muchos europeos, buscan en Argentina un bienestar emocional que sus países no pueden darles. Son flujos inversos.
Cada uno buscando su camino.


domingo, 16 de septiembre de 2007

Yerba


Cebate un mate y contame un cuento, que quiero saber como es la vida en Comandante Andresito.

(La única ley es la ley del mercado.)

"Injuria" es el cuento escrito por cuatro alumnos del Polimodal de "Comandante Andresito" donde Sandra, de 15 años, la protagonista, que se dedica a cuidar a sus hermanos, hijos de la misma madre pero distintos padres, sufre un intento de violación por parte de su padre biológico. Sandra es rescatada por Gustavo su hermanastro.

La historia es la de sienpre, la de la expoliación, el abandono, la pobreza, el olvido, la ignorancia, el abuso.

En fin, nada nuevo, es la historia de violencia prepotente impuesta desde Buenos Aires por los Roca, los Mitre, los Uriburu, los Aramburu, los Videla, los Menem, los De la Rúa solo por nombrar algunos pocos quienes junto con tantos otros preclaros cómplices, perdón, próceres de nuestra argentinidad al palo hicieron posible en nombre de todos nosotros y fundamentalmente en nombre de su majestad "La sociedad moderna".

El caso es que el cuento será llevado al cine transformado en un corto dirigido por Juan José Campanella (realizador argentino en USA Law & Order, El hijo de la novia, etc) como premio por haber ganado el concurso "Escuela, cámara, acción", auspiciado por el Ministerio de Educación de la Nación.

Una de las co-autoras, Fernanda, comenta a Clarín que "muchos de mis compañeros de escuela andan hoy arriba de un camión lleno de yerba cuando deberían estar todavía acá, en el bachillerato".
O sea que no es una "historia", no es ficción, es un "aquí y un ahora" queda claro ¿NO?

Lo maravilloso es que la posmodernidad ha hecho posible la fantástica y mágica secuela que tiene la historia de Sandra (la de los chicos del Polimodal)

Según la misma nota de Clarín del 16/09/2007, Fernanda cuenta indignada que el guionista, le puso de título "Siete vidas" al guión y la peli cuenta la historia de una chica a la que quieren llevar para ejercer la prostitución en una ciudad.
Fernanda agrega "¿Para qué nos hicieron escribir una historia sobre la realidad de nuestro pueblo si querían contar otra cosa"

¿Que le contestamos a Fernanda? ¿Cómo le explicamos a ella, a sus compañeros, a los pobladores de Comandante Andresito, Misiones, frontera con Brasil, a todos aquellos excluídos de nuestro país que a nadie (especialmente en Buenos Aires y en USA donde Campanella desarrolló gran parte de su carrera) le interesa un comino "la realidad de nuestro pueblo"

La historia de Fernanda y sus compañeros recrea la de Sandra, igual que ella está punto de ser abusada, y en esta, la historia real, no sé si existirá el Gustavo del cuento, que salva a Sandra.



Gracias a
Clarín y a Ernesto Azarkevich
MISIONES.
CORRESPONSALIA CLARÏN
misiones@clarin.com
por permitirnos enterarnos de esto.

y por supuesto

Gracias a Doña Catalina por prestarnos su hermosura para la foto.

Boris

Abuelas de la Plaza