lunes, 19 de octubre de 2015

Rotundo NO y una diferencia con el inmediato pasado kirchnerista.

cash
Domingo, 18 de octubre de 2015
ENFOQUE

De traiciones y sorpresas

 Por Claudio Scaletta
En materia de sciolismo, un riesgo que alcanzó incluso al kirchnerimo más puro y duro fue seguir la línea conspirativa de alguna prensa, una virtual paradoja para un sector político que elevó el análisis del discurso mediático prácticamente a política de Estado. Repasando muy rápidamente el relato conocido, Daniel Scioli aparecía, en el mejor de los casos, como “la gran esperanza blanca”; en el peor, como un traidor al asecho con abundante legajo menemista.
Es justo reconocer que la prosa indeterminada del candidato, rayana en el optimismo ingenuo, no ayudaba ni a la mística ni a la identificación militante. La expresión común entre los más escépticos fue durante algún tiempo “prepararse para el reflujo del campo popular”. El gran temor era que, una vez ungido como candidato, Scioli mostraría su verdadera esencia, nada menos que la construida por los medios hegemónicos: un neoliberal agazapado, condescendiente con el poder económico, que sólo toleraba al kirchnerismo como instrumento maquiavélico para el camino de su ambición política. Un neoliberal que surgiría tan pronto se sintiese libre.
Mientras este debate “extrasciolista” tenía lugar, el candidato se limitaba a recitar como un mantra sus pergaminos, esos que mostraban que, a diferencia de personajes como Julio Cobos o Sergio Massa, jamás cedió ante las tentaciones del establishment. Un poder establecido que se cansó de seducirlo y ensalzarlo para que se corte solo vía un juego de pinzas que al mismo tiempo lo acusaba de felpudo presidencial. Pero Scioli, efectivamente, nunca traicionó. Aun teniendo más espacio para hacerlo que personajes menores, pues gobierna la principal provincia del país y no le hubiese costado nada aglutinar a esa gran masa de conservadurismo popular que son los peronismos provinciales. Y más aún a sabiendas de que los grandes medios lo acompañarían en la patriada.
Pero el futuro llegó y junto con alguna sorpresa militante frente a la firmeza sciolista en la defensa de las banderas del proyecto nacional, aumentó el escepticismo mediático. La prensa sigue trajinando, sin resultados a la vista, la afirmación de que el candidato no crece en las encuestas por culpa de su kirchnerismo. No importa que ya haya designado prácticamente a la totalidad de su gabinete con un sello absolutamente propio, los columnistas avispados insisten en mostrarlo como un obediente sin personalidad. Se supone, notablemente, que el convencimiento de los indecisos llegaría abrazando la agenda opositora, sin que se entienda, al mismo tiempo, por qué en ese caso todos los indecisos no se van con la oposición.
Mientras llueven los cada vez menos convincentes ríos de tinta, Scioli se presenta en los ágapes empresarios sin ceder a los ya desesperados intentos de imposición de agenda. Más allá de los deslices de algún líbero, el mensaje del candidato no deja lugar para ambigüedades: no habrá megadevaluación, no deben esperarse shocks macroeconómicos, no habrá subordinación al poder financiero y no se cambiarán los alineamientos estratégicos de política internacional de la última década.
Scioli logró hasta el prodigio de peronizar a un viejo economista de la city como Miguel Bein, quien, en un videorreportaje concedido esta semana al diario La Nación, explicó en detalle cómo los instrumentos tradicionales más sencillos para bajar rápidamente la inflación efectivamente podrían bajarla, pero al costo de una recesión espantosa que dejaría en el subsuelo el ingreso de los trabajadores. Cuando le preguntaron por el principal problema económico de la Argentina, no dudó un segundo. No contestó “la inflación”, “el tipo de cambio”, “el déficit fiscal”, ni ninguna de las zonceras de la ortodoxia, sino que retomando la tradición de los grandes macroeconomistas locales, señalo que el verdadero problema era la restricción externa. No se trata de una cuestión semántica o de matices en el diagnóstico. Si se piensa que los problemas son los que señala la ortodoxia, no hay otra salida que el ajuste. De la restricción externa, en cambio, se sale solamente con desarrollo; con la transformación de la estructura productiva. Las diferencias, entonces, no son de discurso, son de proyecto de país. A pesar del tono monocorde de la campaña, en las próximas elecciones no están en juego los detalles, sino dos modelos antagónicos: el ajuste a cuenta del salario de los trabajadores o la salida hacia adelante: el desarrollo que permita retomar el crecimiento con inclusión. Con distintos énfasis todos los candidatos refieren semánticamente al deseo del desarrollo, los objetivos parecerían comunes, pero el destino se define en el tipo de problemas que se identifican y en cómo se superan.
Otro mito que destruyó el candidato fue el de su supuesta subordinación al poder económico. Cuando más de 1000 empresas sostienen un “coloquio”, repetitivo en sus ideas, a un costo base de 300.000 pesos por firma, no lo hacen para discutir un proyecto de país, sino para imponer su agenda de negocios. No está ni bien ni mal, es la lógica de los actores, pero en todos los procesos de desarrollo conocidos no son los negocios los que conducen al Estado, sino el Estado quien conduce los negocios. Dicho de otra manera, la agenda es impuesta por la política. Los empresarios repitieron en IDEA su tic nervioso, la idea fracasada de que todos los problemas de competitividad se solucionan bajando salarios. Por supuesto, no lo dicen con estas palabras, sino vía múltiples eufemismos. El principal: el tipo de cambio; y los subsidiarios: la lucha contra la inflación, la reducción de subsisdios y el pago sin patalear a los buitres para retomar las recetas del poder financiero.
Frente a estos reclamos, la agenda que Scioli llevó a la elite empresaria fue un rotundo “no”, especialmente a ajustar salarios vía megadevaluación. Su oferta fue acorde con el verdadero problema principal: un programa de desarrollo que, si resulta bien comprendido por quienes allí lo escuchaban, puede ser el inicio de una nueva relación ganar-ganar. Un plan que, desde otra lógica y excluidas las formas, sí representa la principal diferencia con el inmediato pasado kirchnerista.


lunes, 29 de junio de 2015

El Arte Sagrado - Via Veritatis o pulchritudinis.

EL DESCENDIMIENTO - (detalle) - ROGIER VAN DER WEYDEN 1399-1464
A la izquierda la Virgen se desvanece y cae al suelo repitiendo el mismo esquema del cuerpo de su Hijo. Tiene los ojos en blanco, lágrimas que resbalan por su rostro.La sostiene San Juan Evangelista, ayudada por una mujer vestida de verde, probablemente María Salomé madre de Juan.

 No me voy a gastar proponiendo malabares matemáticos al estilo Paenza para demostrar que No votar al FpV es votar a Macri. No es una opinión, es un hecho predecible. Puede gustar o no gustar pero es la realidad a la que no nos queda otra que someternos. No la vamos a cambiar por mas cyberpataleo indignado que ensayemos. El que quiera aceptarlo que lo acepte y el que no, que se haga cargo.

Doy por asumido entonces que, sin importar cual sea la opción que elijan los ex adherentes /simpatizantes / apoyadores críticos al FpV que le dieran la terrible victoria a CFK con aquel épico 54%, ahora muy indignados, si no elijen FpV en las próximas elecciones estarán angostando toda posible diferencia entre el FpV y el candidato de la reaccion conservadora y con certeza abriendo la puerta de una posible segunda vuelta donde la oportunidad de acceder al poder del Piñera argentino sería una amenazante y casi segura realidad en esta sociedad de la "grieta lanatiana cacerolera" de los que "son Nisman" y que conllevaría a la formación de un gobierno de las elites reaccionarias neoliberales aliadas al imperio en nuestro país y con un muy débil control parlamentario.

Un gobierno PRO puro como el que ocuparía la Rosada durante los próximos cuatro años (como mínimo), si, ... digamos, ... un 10 % de los ex votos FpV ahora ofendidos fueran a parar a otras opciones, no importa cuales, nos aseguraría un retroceso seguro en todo lo que los gobiernos de NK y CFK se preocuparon por avanzar durante doce años. No lo digo yo, lo explican sus propios candidatos referentes de la  estudiantina de los globitos por todas partes especialmente en las cadenas de medios de formación de opinión concentrado que los promocionan y financian.

Claro, hay quienes por sus genéticas progresistas luego de haber apoyado a las administraciónes K de manera incremental desde el 2003 hasta 2011, aclarando convenientemente que no son peronistas, no sea que se manchen con la grasa del choripan,  ahora no soportan y hacen ascos por la posibilidad de votar a un peronista ? ( ... y si, claro que si, pero que era CFK, acaso nació de un repollo ?) Desde adentro y desde afuera del FpV estos "compañeros" aseguran que no quieren tener la responsabilidad de elegir a otro Menem y acto seguido expresan su intención de votar cualquier otra cosa, es decir ... a Macri sea por accion (algunos así lo expresan) u omisión.

Mas adelante analizaremos el porque Scioli no es Menem (verdad de perogrullo) pero antes dejenme recapacitar sobre la lógica de las desiciones de los neo-ex-K - autodeclarados progresistas de izquierda, ponele - que se asquean ahora por la posibilidad de tener que votar a Scioli con Zannini de vice y las listas que armó (la hoy cuasi traidora) CFK para diputados y senadores. Sus principios son tan puros, virginales y elevados que les impide poner un voto positivo al FpV porque temen ser engañados por alguien que se dice continuador K pero ... no lo es, aseguran.

La cuestión es que desde su visceral ceguera emocional deciden asegurar el acceso al gobierno de quien es seguro que no miente ni esconde nada. El representante delarado de la reacción conservadora seguro que nos va a joder a todos revirtiendo los avances logrados y produciendo hechos políticos probadamente beneficiosos para las elites y perjudiciales para los sectores subalternos. Que duda cabe.

Hay algunos optimistas entre los dvulgadores oficialistas que dicen que los volátiles compañeros no son "estadísticamente significativos" como aseguró una amiga que no votará al FpV.

En el artículo Buen debut ... (Martín Piqué - Infonews) se asegura que ...
“El 90% del votante de Randazzo no va a votar otra cosa que no sea oficialismo. Esta situación, que ya se percibe en las encuestas, reforzó la tendencia que veníamos viendo en los últimos meses: la polarización entre (Mauricio) Macri y Scioli, con un Scioli que aparece con más contundencia y solidez”
pero aún no esta todo dicho porque ...
"El interrogante que todavía está bajo estudio es si la aparición de Zannini como número 2 de Scioli puede –o no- resultar en una pérdida de votos independientes que buscan más cambio que continuidad, pero con ciertas garantías de gobernabilidad."
Me temo que todos los votos al FpV colectados en el pasado serán necesarios en las próximas elecciones si es que se desea evitar la entrega del poder político a quienes con certeza desarmaran toda la estructura construida por los gobiernos del FpV en favor de los sectores mas vulnerables de nuestra sociedad. En particular si no se desea tentar al demonio permitiendo una segunda vuelta.

domingo, 17 de mayo de 2015

Sin cambios

Por estos días mucho se discute entre militantes, adherentes y simpatizantes sueltos del FpV y espacios conexos acerca de qué se debe votar en las PASO y luego en las presidenciales. Hay algunos que insisten en que se debe hacer así para que gane fulano, otros piensan que mejor asá para que no gane mengano, pero al fin y al cabo no hay una corriente abundante y mayoritaria de opiniones que apunte una tendencia clara. Luego del "baño de humildad" sugerido por la jefa, en el FpV quedaron activos solo dos candidatos Randazo y Scioli en las PASO. Al ganador en el FpV, se sumarán un par de candidato opositores en las presidenciales y listo. Nada mas.

Los numeros que van publicando las encuestadoras dejan en claro la muy alta posibilidad - ¿certeza? - de que el candidato del FpV sea quien sea, gane y que lo haga con una diferencia tal que anule la posibilidad de una segunda vuelta con el que salga segundo. La inédita sólida imagen de CFK al final de sus dos períodos presidenciales sumada a la actual estabilidad de las variables de la economía lo harían posible.

Para imaginar el futuro cercano post eleccionario deberíamos ir dejando de considerar la mas mínima posibilidad de victoria de alguno de los candidatos de las diferentes corrientes en que está dividida la reacción conservadora. A Macri, el mejor rankeado de todos, le falta un hervor según se escucha por allí y por mas que se junte con un entusiasta Sanz para tratar de cosechar el voto radical de  cuño balbinista y gorila, no se le ven posibilidades sustanciales de éxito a nivel nacional. Massa se infló y se desinfló mas rápidamente que un globo de cumpleaños, y después ... ¿que mas tenemos? Una Stolbitzer testimonial favorecida por el voto radical - socialista tan gorila como el otro pero menos derechoso y mas alfonsinista ponele.
Habría que mencionar las opciones que ofrecen los revolucionarios troskistas. Eso, mencionar, listo.
En resumen, como dice el articulista, "Las alternativas opositoras, ..., oscilan entre el neoliberlismo duro y otro con matices"

Volviendo al oficialismo, es interesante, a los efectos del análisis, la lectura del artículo Tercera posición de Claudio Scaletta - siempre recomendable - en el suple Cash de P12  donde afirma que lo que organiza las opciones a la hora de imaginar el futuro modelo económico es el muy probable triunfo oficialista y reduce las opciones a solo dos, la que representa Randazzo, candidato del nucleo duro K y que es poco mas que desconocida. Se conoce su actual gestión como ministro y asegura la continuidad del actual modelo pero poco mas se sabe sobre lo que hará si logra convertirse en presidente - tal vez un Kici vice y su equipo comandando como ahora desde los puestos clave, la gestión económica. En todo caso, de ganar Randazzo las presidenciales, no se esperarían cambios de importancia respecto del rumbo de la economía.

Por el otro lado nos encontramos con el paciente y persistente actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires, un Scioli que espera que el acceso a la presidencia se transforme de un largamente ansiado objetivo en una sólida realidad para la que se preparó durante ... ¿ 18 años ? - comenzó en 1997 como diputado. A diferencia de Randazzo, de Scioli de quien " ... no solo se conocen sus procesos de toma de decisiones ejecutivas..." asegura Scaletta, "... sino  sus gustos económicos y sus economistas... " con personajes que están en las antípodas de la actual conducción se sabe que "... es demás el oficialista preferido del establishment local e internacional"

Aunque ateniéndose a lo anterior, desde dentro y fuera del FpV se afirma que Scioli es lo mismo que Macri y Massa en materia de modelo económico - para simplificar, los tres representarían el ajuste neoliberal ortodoxo - Scaletta se areve a plantear una diferencia no menor en favor del primero asegurando que no sería esa la dirección que tomaría un eventual gobierno del FpV encabezado por Scioli. Basado en opiniones publicas de Bein, el asesor menos ortodoxo de Scioli, En palabras de Bein que reproduce Scaletta debe persistirse en
" ... organizar un proceso de crecimiento sostenido a partir de los altos niveles de los cuales se parte, sin apelar al aumento desmedido de la deuda como mecanismo de financiamiento de largo plazo, sino como mecanismo de corto plazo para financiar la inversión en infraestructura y en sectores generadores de divisas, que son los que en definitiva van a permitir abastecer de dólares al entramado energético, industrial y de servicios."
El camino de Scioli, reflexiona Scaletta, no sería el del ajuste brusco sino la posibilidad de
"...ir buscando un equilibrio entre competitividad, política fiscal activa y tasa de interés que permita financiar este proceso en forma sostenida vía un aumento de la inversión financiada a mediano plazo con ahorro doméstico".
el rumbo de la economía, entonces, poco habría de diferir con el del actual oficialismo mientras el FpV se mantenga gobernando.

lunes, 11 de mayo de 2015

Hacer lo que no se hizo plenamente en el pasado

Viento de Frente
por Claudio Scaletta 
Suple CASH - Página 12 
10 - mayo - 2015

Un lugar común para desdeñar el fuerte proceso de crecimiento de la economía durante la década pasada fue el del “viento de cola”, es decir; del rol de los buenos precios para las principales commodities de exportación originados tanto en la demanda asiática como en la debilidad del dólar y las bajas tasas de interés internacionales. La idea de razones exclusivamente externas se ensayó luego de que quedaran cortos términos como “rebote” o “veranito”. En aquellos años las economistas neoliberales también auguraban las 10 plagas egipcias al final de esos procesos de corto plazo si no se aplicaban “ajustes preventivos”. Los malos augurios volvieron a fracasar.

Efectivamente, el viento de cola existió y fue una realidad persistente que influyó en todas las economías de la región. En aquellos años, sin embargo, desde el gobierno se destacaba la existencia de factores internos que permitieron aprovechar mejor que otras economías las condiciones externas favorables, lo que se plasmó en tasas de crecimiento del PIB local superiores por varios puntos al promedio regional. Estos factores fueron el distintivo del actual modelo y consistieron básicamente en las políticas de sostenimiento de la demanda. Lo que se observó, entonces, fue un proceso pro cíclico en el que los factores internos se retroalimentaron con un contexto externo positivo. El resultado macroeconómico no fue sólo crecimiento, sino también recomposición de reservas y achicamiento del endeudamiento público.

Hoy el panorama cambió radicalmente respecto de la década pasada. En el frente externo ya no hay viento de cola, sino de frente, y en el interno reaparecieron limitaciones para las políticas de sostenimiento de la demanda. Empezando por lo externo, ya no existe un dólar débil y altos precios de las commodities sino al revés, lo que a priori define el escenario de perdedores globales. Los más evidentes son los países exportadores netos de materias primas o de productos de base primaria, como la Argentina. Sobre esta realidad se monta la caída casi a la mitad de los precios del petróleo, lo que refuerza las tendencias. Luego, lo que ocurre en el plano comercial tiene su correlato financiero. En la región un dólar fuerte no se traduce sólo en menores ingresos por exportaciones, sino también en salida de capitales. Menos dólares en circulación refuerzan los problemas estructurales de restricción externa al interior de cada país, lo que retroalimenta las presiones inflacionarias y devaluatorias. Lejos de “mejorar la competitividad”, como sostienen los economistas tradicionales, lo que ocurre en realidad es que caen los salarios y el ingreso y las economías se frenan.

Luego vienen los correlatos. Además del mercado interno, las ventas de la industria local tienen a Brasil entre sus destinos principales. Las políticas ortodoxas que profundizó el gobierno del PT tras la reelección de Dilma Rousseff reforzaron la caída de su industria y de su economía, lo que inmediatamente impactó en la producción industrial de Argentina dada la alta vinculación entre los aparatos industriales de ambos países en la rama automotriz y en la demanda final de vehículos. A su vez, si se frena la economía brasileña también cae la demanda sobre muchos complejos exportadores alimenticios de Argentina, la mayoría de ellos regionales.

El ombliguismo de algunos economistas tiende a explicar el actual freno del crecimiento por problemas estrictamente locales cambiarios o fiscales, un disparate cuando se miran los números de la región en su conjunto, cuyas economías se expandieron a una tasa promedio del 4,6 por ciento anual entre 2004 y 2013, pero apenas el 1,6 por ciento en 2014.

Pero la nueva realidad sugiere matices. Así como en la etapa de auge se rechazó la idea de viento de cola como explicación fundamental del crecimiento, la honestidad intelectual reclama tratar de la misma manera al viento de frente. Si la buena praxis impulsó el crecimiento por encima del promedio regional, lo mismo podría ocurrir durante la actual baja del ciclo. Las condiciones internas podrían ser anticíclicas y contrarrestar parcialmente el freno del PIB que imponen las externas.


Llegado este punto el análisis deja de ser lineal. 

La administración incurrió en buena praxis cuando impulsó la demanda durante los primeros años, pero en mala cuando no abordó con mayor consistencia los problemas del desarrollo, es decir; las causas estructurales de la escasez de divisas que, en el presente, impide profundizar las políticas de demanda más allá de un cierto nivel. El Gobierno sabe que puede impulsar la demanda con moneda local todo lo que desee, pero que esta expansión encuentra su límite no en el déficit fiscal, sino en la disponibilidad de divisas para importar los bienes intermedios que el aparato productivo demanda para continuar su expansión.  

El camino seguido hasta ahora fue recurrir a las reservas y al endeudamiento, a futuro será necesario hacer lo que no se hizo plenamente en el pasado, avanzar con la agenda del desarrollo, es decir; atacar las causas estructurales de la restricción externa.  

En el centro de esta agenda, que deberá resolver el próximo gobierno, no están ni la inflación, ni el déficit fiscal, ni la urgencia por salir de la administración cambiaria, factores que no son más que efectos coyunturales del problema principal.


Más allá del futuro de la política interna, queda como factor de incertidumbre hasta cuándo se mantendrá el viento de frente. Para empezar por algún lado cabe preguntarse qué tan fuerte puede mantenerse el dólar, algo que depende linealmente de la evolución de la economía estadounidense, de su nivel de empleo, y su consecuente manejo del nivel de la tasa de interés. Los datos conocidos este viernes mostraron una recuperación del empleo durante el último abril, lo que permite suponer un aumento de tasas si la tendencia se mantiene. Se supone que con tasas más altas se prolongará el ciclo de bajos precios de las commodities, aunque no debe olvidarse que también existe la demanda de las restantes economías del planeta. Cualquiera sea el caso, para Argentina el viento de frente acompañará, como mínimo, lo que resta de la actual administración.

Abuelas de la Plaza