El clima social y político de nuestro país se está poniendo cada vez mas inestable, oscuro y amenazador a partir de la asunción del nuevo gobierno.
Los actos de provocación violenta relacionados con la política se hacen cada vez mas frecuentes.
Ya hay demasiados compañeros que por expresar sus simpatías por las opciones que surgen del campo popular son perseguidos, agredidos y detenidos sin causa por personal uniformado de las fuerzas de seguridad sin identificación alguna bajo el paragüas de la Emergencia de Seguridad decretada por un DNU totalitario y represivo emitido por el nuevo Ejecutivo Nacional conducido por exponentes de la restauración neoliberal mostrando un claro avance de modos fascistas en el manejo de la cosa pública.
Aparecieron además un sinúmero de particulares violentos, decididamente simpatizantes de la nueva gestión en algunos casos y anónimos no identificados en otros, que en banda o en solitario agreden sistemáticamente a activistas, militantes y simpatizantes de las causas populares en diversas cuidades del país. Los violentos intolerantes atacan sin demasiado control a los compañeros que durante estas agresiones son patoteados, golpeados y hasta heridos de bala a la par que ven destruidas las instalaciones y materiales destinados a fines políticos y sociales.
Nada semejante había ocurrido durante los 12 años de gobiernos del FPV con Néstor y Cristina en la Rosada. Durante todo aquel período, las libertades y los derechos constitucionales fueron generalmente hechos respetar y garantizados. Cabe tener en cuenta que las fuerzas de seguridad para bien o para mal no cambiaron de buenas a primeras el 10 de diciembre. Tampoco cambiaron (aún) las leyes vigentes que las regulan. No se registraron inmigraciones significativas de personas con antecedentes de violencia política y racial. Somos todos los que estábamos y estamos todos los que somos. No hubo cambios en ese sentido. La famosa "grieta" ya estaba instalada desde hace décadas y sigue estando. Lo que sí cambió es el ocupante de la Rosada y todo el equipo de personas que asumieron responsabilidades de gobierno en nuestro país el 10 de diciembre pasado. Los cambios son visibles desde que Cambiemos ganó las elecciones por una minúscula diferencia.
Es bastante claro que desde la cúspide del nuevo poder político se impone hacia las bases la directiva manifiesta de " ... hacer lo que se considere necesario" - tal como reza en el DNU correspondiente - para acallar, eliminar y/o suprimir al otro diferente y por lo tanto peligroso, es decir al que no se alegra por los cambios impuestos por el gobierno. Eso es fascismo en desarrollo. Poder represivo del estado habilitado y maximizado para la persecución ideológica y la represión de la protesta social a lo que se suma un habilitación encubierta o no tanto para la acción de bandas fascistas de grupos violentos armados.
Estos hacedores de la "nueva política" dicen estar llevando a cabo la revolución de la alegría pero no son otra cosa que fascistas reaccionarios puestos a gobernar por la acción irresponsable de ciudadanos analfabetos políticos, de individuos sin consciencia y de resentidos. Son todos ellos conocidos delincuentes seriales y enemigos manifiestos del pueblo, ahora están nuevamente encaramados en la gestión pública y abocados a la tarea de pudrir todo lo antes posible. No tuvieron éxito durante la gestión de CFK de modo que ahora juegan todas sus cartas para lograrlo. Necesitan que corra sangre, que se produzcan muertos y que haya caos. "Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades" dicen que dijo alguna vez el Barón de Rothschild.
Los sucesos violentos que nos ocupan hoy son la clara señal del deseo y la voluntad por parte de quienes nos gobiernan de promover el enfrentamiento entre grupos en nuestra sociedad en el marco de lo que el jefe de la iglesia católica, Jorge Mario Bergoglio, señaló como "...una especie de tercera guerra mundial combatida por partes" "... azuzada por intereses espurios como la codicia y permitida por una suerte de indiferencia cainita que ya consintió las atrocidades del pasado."
Si a esta suerte de habilitación oficial al ejercicio del odio social, de clase y racial que estuvo relativamente reprimido y controlado durante el último decenio le agregamos el hecho de que desde hace ya muchos años sectores vulnerables de nuestra sociedad están siendo sometidos a un " ... genocidio por goteo..." como lo llama Zaffaroni a causa de la violencia homicida, la letalidad policial y la prisionización de los individuos, especialmente los individuos jóvenes pobres y de tez cobriza, entonces la conclusión es que estamos transitando un camino muy peligroso que podría conducirnos, en un futuro cercano, a la desintegracion social y a la desaparición del estado tal como lo hemos conocido.
MC - Hasta la próxima.