Estado de la cuestión
Según la información
oficial en la última semana en promedio, se han detectado 9700 nuevos contagios
diarios y 194 fallecidos por día. De estas cifras se infiere entonces que el
índice de mortalidad de este virus al día de hoy en nuestro país fue del 2.0 % de los contagiados en la última semana.
Del total de 471.806
contagios confirmados desde marzo, 340.381 casos ya están recuperados, 9.739 han fallecido y quedan activos
121686 de los cuales 2456 son casos graves en internación UTI.
Es
decir que el índice global de mortalidad contando desde marzo 2020 también es
de 2.0 % para nuestra sociedad. Este indicador se mantiene constante después de
cinco meses de modo que dicho valor puede ser considerado como específico de la
enfermedad misma para nuestra sociedad/territorio en condiciones de atención
adecuada de los pacientes (las actuales). Por el momento debido a que no se
dispone ni de una vacuna que corte la circulación del virus ni medicación y/o
tratamientos no es posible controlar y revertir los efectos dañinos que produce
el Covid19 en los pacientes especialmente en adultos mayores y pacientes con
enfermedades crónicas o agudas prevalentes.
Debemos considerar entonces que ese 2.0% estable hasta
ahora se debe a que por el momento la situación sanitaria de la población está atendida
y controlada y no se han producido muertes por falta de atención sanitaria y
recursos tanto materiales como humanos como sí pasó en muchos países.
En el último reporte del Ministerio de Salud la
información acerca de la ocupación total de camas UTI es de 61.7% en Nación:
61,7% y del 67.7% en AMBA. Estos datos están estabilizados desde hace semanas y
no superan el 70% del total de las aproximadamente 3500 UTI habilitadas y
disponibles.
Se puede afirmar entonces que las políticas implementadas
por el gobierno nacional para enfrentar esta emergencia global han sido
bastante acertadas. En primer lugar la temprana implementación de la llamada
“cuarentena estricta” apuntando a lograr una fuerte reducción de la circulación
de las personas lo que hizo que la dispersión de los contagios fuera lo más
lenta posible y de ese modo evitar una explosiva sobredemanda del sistema de
salud. A la par se dispuso una fuerte y rápida asignación de recursos
financieros, materiales y humanos dirigidos al sistema de salud especialmente
dedicado a los servicios UTI.
Ahora
el virus está en nosotros
A casi seis meses del primer caso detectado si bien la
situación sanitaria en general aún parece estar bajo control, es claro que ya
comienzan a sentirse los efectos de las tensiones que operan sobre los
servicios de salud ante la amplia dispersión territorial de la pandemia y la consecuente
proliferación de casos en el territorio nacional. Los recursos materiales disponibles
aún suficientes son ciertamente limitados y mientras que los recursos humanos disponibles
especializados para atender la emergencia se desgastan rápidamente por las
exigencias que operan sobre ellos con más de 80 muertos y varios cientos de
contagiados y aislados asintomáticos que diezman los equipos de atención médica
a lo que se suma la presión sicológica a la que están sometidos de manera
directa. No resulta sencillo reponer el personal humano que se da de baja
transitoriamente o por su fallecimiento y una UTI sin personal es como si no
existiera.
Como se puede confirmar en los así llamados “medios de
comunicación” y las “redes sociales”, se
está instalando en la sociedad una fuerte discusión acerca de si se debe hacer
más estricta la restricción a la circulación volviendo a las condiciones
iniciales (fase 1) o no es necesario y se puede y debe persistir en las
políticas de flexibilización tanto de facto como las autorizadas por diversos las
autoridades. En esa polémica también se discute acerca de si las medidas deben
quedar exclusivamente en manos del presidente (botón rojo) o de los mandatarios
de cada distrito provincial o municipal o directamente a cargo de la acción
individual de cada ciudadano.
Podemos observar que, a nivel nacional la duplicación de
casos se amplió de 13/15 días en Junio a 20/21 días a finales de Julio y ahora
está en 28/29 días mientras el número de fallecidos diarios se duplica cada 25
días.
Como
se sigue
Basados en estos indicadores se puede argumentar y
proponer muy diversas posturas, sobre todo si detrás de ellas están operando los
y las diversas emergencias ideológicas que en general sobrenadan y condicionan las
opiniones en las sociedades humanas. Tanto están quienes afirman que estamos en
una meseta y ya es hora de amontonarse en los bares para degustar una cerveza o
un café como quienes aseguran que estamos atravesando lo peor de la pandemia y por
lo tanto debemos permanecer encerrados y evitar todo contacto que no sea
estrictamente “esencial”.
El problema es bien complejo. Podemos simplificar
clasificando a los grupos más característicos. Están los que priorizan la
economía, los que priorizan la salud y luego los nini o no saben/no contestan, que
son aquellos a los que todo esto no les interesa demasiado y se cuelgan al
primer bus que pasa.
Y ya está, otra vez la famosa grieta y ni siquiera
mencionamos a los principales referentes políticos pero todos los lectores ya
les pusieron nombre.
Primera
conclusión
Si consideramos el actual estado de la cuestión y
asumimos que por lo menos hasta mediados del 2021 no habrá una vacuna efectiva,
distribuida y aplicada a un alto porcentaje de la población (nuestra y mundial)
de modo que se detenga la circulación del virus los pronósticos no son muy
favorables. Aún faltan mas unos 10 meses como mínimo para la esperanzadora
vacuna que nos salve de la tragedia.
La buena noticia es que de mantenerse estables los números que se registran a
la fecha se habrá producido una duplicación mensual de contagios detectados es
decir aproximadamente 10.000 x 2 elevado a la 10 es decir unos 10.000.000 de
nuevos casos de los cuales el 2% morirá indefectiblemente (eso sin desborde
sanitario) lo cual suma unos 200.000 muertos más a los casi 10.000 actuales
Pero será peor. Al primero de Octubre se estarán
confirmando 20.000 nuevos contagios diarios y el 1° de Noviembre serán 40.000 y
así siguiendo. Esto hará que los sistemas sanitarios de contención colapsen
irremediablemente y entonces el número de fallecidos crecerá muy por encima del
2.0% actual como producto de la falta de atención específica por esa causa como
ya ocurre en Perú que con casi 900
muertos por millón de habitantes ocupa el primer lugar de esa triste tabla de
posiciones en la que nuestro país muestra más de 200 muertos por millón. (y eso
con las cosas bajo control)
Lo que tienen de interesante las estadísticas es que
permiten tomar una distancia psicológica de los hechos reales y nos dan la idea
que todo es una suerte de juego y nos permite poner en marcha un muy conocido
mecanismo de defensa que es la negación.
MC - Domingo 06/09/2020