martes, 25 de febrero de 2020

Acerca de algunos de los dichos del presidente ...


Yo también tengo un amigo/compañero/familiar desaparecido, mas de uno diría , es mas tengo como 30.000, pero no creo que Alberto sea un negacionista ...

... hay algunos compañeros que están muy enojados y exaltados por los dichos del presidente, lo de "inconducta" y lo de "dar vuelta la página" y eso. Yo creo que está muy bien recordarles a todos que somos muchos los que estamos enérgicamente en contra del olvido y del perdón y por el juzgamiento y condena de todos los genocidas y por la búsqueda de los nietos que faltan, y por la apertura de los archivos y me sumo a ello una vez mas y con énfasis. Pero también creo que  es bueno recordar que Alberto, Cristina y Axel y todos aquellos a los que legitimamos cuando muchos dimos el voto al FdT, no eran la vanguardia revolucionaria armada que junto con Fidel, el Che, Camilo y los combatientes cubanos marcharon del brazo a la rosada después de bajar de la sierra y derrotar militarmente al ejército de Batista. No era eso, no. Para bien o para mal no eran eso.

Me parece que algunos de los compañeros se confundieron y por un momento creyeron algo así y ahora están desilusionados, se sienten defraudados y se enojan. No los condeno por eso pero, a ver,  cabe recordar que los delitos de lesa comenzaron a juzgarse efectivamente por iniciativa de Néstor y entonces Alberto había sido su Jefe de campaña y luego Jefe de gabinete de ministros. Pedirle credenciales o tildarlo de negacionista es o un arranque de boludez o un oposicionismo político estúpido y necio mas propio del infantilismo trosco que una defensa militante de los DDHH.

 Veamos la película y no solo el recorte falaz, manipulador y malintencionado. Las FFAA están allí, es una institución cuasi residual pero que existe, son cerca de 90.000 personas, están armadas y expresan de diversas formas a una parte no menor de nuestra sociedad. Las visiones son muy variadas pero por mí ya las hubiera disuelto hace años, no creo que sirvan para mucho o para nada bueno ni útil. Estoy convencido que son por lo menos una antigüedad y además no están en condiciones ni ideológicas, ni morales, ni materiales para eso de "defender a “La Patria” como se afirma ampulosamente desde ciertos colectivos algunos ingenuos y nostálgicos algunos y retrógrados y reaccionarios otros. 

Pero la realidad es que están allí y si no se las disuelve maltratarlas, denostarlas, ningunearlas, pauperizarlas, basurearlas no es inteligente ni útil, es mas, considero que es muy peligroso para la subsistencia de la patria de modo que si no están dadas las condiciones para su inmediata disolución, y en verdad no están dadas porque no hubo aquí un pueblo unido alzado en armas que las derrotara y expulsara a sus interesados sostenedores civiles. No hay siquiera una mayoría significativa que proponga y apoye un proyecto de disolución de las FFAA. Siendo así solo cabe hacer lo que trataron de hacer Nestor y Cristina y ahora hace el presidente es decir intentar contenerlas y recuperarlas para sumarlas a un proyecto de construcción de una nación - patria justa, libre y soberana en un contexto internacional donde ciertamente somos agredidos sistemáticamente por el capitalismo financiero internacional y sus esbirros.

Por supuesto que se puede discutir y cuestionar si las palabras usadas por el presidente fueron mas o menos acertadas o inadecuadas pero no creo que sea oportuno cascotear al gobierno y tildar al presidente de “negacionista”.  Negacionistas son Lopérfido o Gómez Centurión o Cecilia Pando o tantos otros inescrupulosos e inmorales de esa calaña. 
Pedirle credenciales a Alberto es un golpe bajo, un ataque artero o por lo menos un grave error y eso queda a la vista ahora después de las declaraciones del mismo, de Hebe y de la propia Nora Cortiñas.

El tema queda saldado entre los protagonistas pero no así entre los distintos colectivos que nos sumamos ya sea a la defensa o a la agresión contra el gobierno. Creo que si no mejoramos nuestra visión trminaremos siendo funcionales a la reeleccion de Macri.

Hasta la próxima.


jueves, 13 de febrero de 2020

Temas álgidos de los que no se habla

 
La situación de nuestra economía es desastrosa y en esa situación Alberto debe tratar de cumplir con los compromisos asumidos durante la campaña que tanta esperanza despertó en la mayoría de los argentinos. Hay algunos sectores objetivamente mas urgidos que otros pero todos reclaman su atención antes del transcurso de los primeros 100 días de gobierno.
En la nota que reproducimos Aldo Duzdevich avanza en la tarea de mostrarnos algunos elementos que resultan de suma importancia a la hora de analizar el tratamiento que se dará a uno de esos sectores, uno que representa mas del 60% del presupuesto nacional, el de las jubilaciones. 

" ... cuando nos toca ser gobierno es muy fácil que nos corran por izquierda, porque los jubilados siempre merecen estar mejor y es cierto. Lo que nadie explica es cuánto dinero hace falta y de dónde lo vamos sacar."


Jubilaciones: los temas que no se hablan
(Nota publicada por Aldo Duzdevich en la Revista Movimiento)

13 de febrero de 2020


Aclaro que esta nota no tiene por fin proponer soluciones. Mi intención es dar algunos elementos para invitar a pensar. Quien escribe pasó nueve años como funcionario de Anses en distintas áreas. Eso no me hace un experto previsional, pero sí logré entender de qué se trata nuestro sistema jubilatorio. Siendo director de capacitación di charlas a nuevos empleados y jefes de delegaciones para intentar darles una visión integral del sistema. De 2015 a hoy los temas siguen siendo los mismos, así que voy a repetir algunos conceptos en el lenguaje más llano y claro posible.

El bueno y el malo
Comenzaba mis charlas diciendo: lo primero que tenemos que entender es que el sistema tiene dos patas. La pata “buena”, que éramos los de Anses, y la pata “mala”, los de AFIP. En ese momento se personificaban en Bossio y Echegaray. Los buenos (Anses) otorgamos jubilaciones, asignaciones familiares, asignación universal por hijo, becas Progresar, créditos Procrear, notebooks, etcétera. Pero no debemos olvidar que para que podamos repartir tantos beneficios del otro lado existe un señor “malo” llamado Echegaray –ahora Mercedes Marcó del Pont– que se dedica a recaudar impuestos, tarea que no despierta ninguna clase de simpatías.
Esta idea es básica, para despejar las cabecitas volátiles que suponen que el Estado es una fuente inagotable de recursos al cual se le puede pedir y exigir todo.

La demagogia discursiva
El tema de los jubilados se presta para esgrimir una enorme cantidad de argumentos discursivos desde cualquier sector político. Hasta liberales salvajes como Espert, que en la intimidad piensan que la única solución es dejar morir de hambre a tres millones de viejitos, evitan decirlo y se conmueven hasta las lágrimas hablando del sufrimiento de nuestros abuelos.
Entonces, cuando nos toca ser gobierno es muy fácil que nos corran por izquierda, porque los jubilados siempre merecen estar mejor y es cierto. Lo que nadie explica es cuánto dinero hace falta y de dónde lo vamos sacar.

Anses representa el 62% del presupuesto nacional
Primer dato que se omite en la discusión: en el presupuesto 2020 está previsto un gasto previsional de tres billones de pesos, exactamente el 61,9% del total del gasto de todo el Estado nacional. Con un dólar a $60, son unos 50 mil millones de dólares. Por lo tanto, cualquier aumento, por modesto que sea de los haberes jubilatorios, tiene un impacto enorme sobre el presupuesto nacional y hay que buscar de donde se obtienen esos recursos.
Por ejemplo, si aplicamos el 54% de inflación-Macri a la masa de haberes jubilatorios, deberíamos agregar al gasto público de 2020 unos 27 mil millones de dólares.
Las retenciones a las exportaciones –antes del aumento– estaban en 8.600 millones de dólares: deberíamos triplicar ese impuesto para recaudar 27 mil millones. Es la “solución fácil” que pregonan muchos compañeros.

La culpa es de nosotros, claro
Los mismos que se santiguan y demandan que los jubilados cobren más son quienes dicen que la culpa es de los que repartieron jubilaciones a quienes no tenían aportes. Y tienen razón: nosotros tenemos la culpa de que tres millones y medio de ancianos salieran de la pobreza extrema y tuviesen la dignidad de cobrar un haber jubilatorio y tener una obra social como PAMI.
La enorme mayoría de ellos son trabajadores de toda una vida que sufrieron la falta de trabajo formal y la omisión de sus patrones de hacer los aportes obligatorios.
Hubo muchos que tal vez no lo necesitaban y recibieron el beneficio: eso también es cierto. Empezando por padres y madres de chacareros que protestan en las rutas. Muchas mujeres de clase media y alta gozan de este beneficio que pecó por “exceso de universalidad”, aspecto que fue corregido en la segunda ley de moratoria que sacó Cristina. Pero cuidado: el 90% de los jubilados por la moratoria previsional fueron personas de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad.

El 82% móvil, la ley que vetó Cristina
En octubre de 2010 la oposición –con mayoría en el Congreso– sancionó una ley estableciendo el 82% móvil para todos los jubilados. Cristina la vetó de inmediato, expresando: “He vetado esta ley de quiebras que ayer sancionó el Parlamento. (…) Lo que se sancionó es la ley de quiebra del país. No puedo permitir que el Estado quiebre porque tengo una ley que me obliga”, afirmó.
Voy a intentar explicar de manera simple cómo se financian las jubilaciones y por qué la presidenta habló de “ley de quiebras del Estado”. El nuestro es un sistema de solidaridad intergeneracional. Es decir, los aportes y contribuciones de los trabajadores activos pagan los haberes de los jubilados actuales. En el sector privado, el trabajador aporta el 11% y el empleador el 12%. En el Estado es más o menos lo mismo, y en algunos regímenes especiales el aporte sube al 12% o 13%.
Entonces hay que hacer la cuenta de cuántos trabajadores activos se requieren para sostener un pasivo que cobre el 82%. Supongamos un bancario que hoy gana 100 mil pesos por mes. Su aporte es de 11.000 por mes, y las contribuciones patronales 12.000: suman 23.000 pesos. Al jubilarse con el 82% cobraría un haber de 82.000 pesos. Entonces deberíamos tener al menos cuatro activos con el mismo sueldo para sostenerlo. Pero la realidad es que el trabajador en edad de jubilarse suele tener mayor salario que los que ingresan. Por lo tanto, el número de aportantes deberá ser mayor.
Se considera un numero óptimo tener seis trabajadores activos por cada jubilado. ¿Cuántos tenemos hoy? Aproximadamente 1,7 activos por cada jubilado. Hay 6,9 millones de jubilados y 11,7 millones de aportantes. Obviamente, los recursos propios del sistema no alcanzan.

Cómo se financia entonces el sistema previsional
Existe entre un 30% y un 35% de trabajadores informales que no aportan. Pero si lográsemos erradicar el 100% del trabajo en negro, apenas podríamos llegar a una relación de dos activos por cada jubilado.
En Anses, salvo algunos regímenes especiales –como docentes e investigadores que tienen el 82% móvil–, el resto del sistema cobra entre el 65% y el 70%. Es decir, el señor del ejemplo va a percibir unos 65.000 pesos mensuales. Pero a todas luces los recursos propios tampoco alcanzan para eso.
Los aportes y contribuciones representan aproximadamente el 50% de los recursos. El otro 50% ingresa de porcentajes distintos de distintos impuestos: IVA, combustibles, cigarrillos, monotributo y débitos bancarios. Cuando alguien hace una compra de alimentos, cigarrillos o carga nafta, también está haciendo aportes al sistema previsional.
Este es el meollo del déficit previsional, no solo en nuestro país, sino en el resto del mundo: la baja relación entre activos y pasivos, sumada al aumento de la expectativa de vida de los jubilados, hacen que haya que sumar otro tipo de recursos impositivos del Estado.

En la Cuba socialista también pasa
Esta problemática no es solo de los países capitalistas. En 2008 el gobierno cubano decidió aumentar la edad jubilatoria de 55 a 60 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres. Esto decía el presidente Raúl Castro en su discurso ante la Asamblea Nacional: “Los cambios propuestos en la edad de jubilación se corresponden con la realidad de un país donde la esperanza de vida es cada vez más alta y la natalidad se mantiene. (…) Un indicador muy importante es lo que se denomina esperanza de vida geriátrica –o sea, lo que se vive después de los 60 años de edad– que actualmente es de 20,8 años para los hombres, y para nuestras mujeres esa esperanza de vida geriátrica es de 23,4 años. A esos años de jubilación hay que agregar los más de veinte que como norma abarca la etapa de niño y estudiante. O sea, durante un período superior a los 40 años, algo más de la mitad de la expectativa de vida de un cubano, todos los gastos en que incurre los asumen quienes trabajan, que son cada vez menos”.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, en 2017 el país tenía 1.669.510 jubilados y 4.591.100 trabajadores activos, lo que da una relación de 2,7 activos por cada jubilado. Con una tasa de desocupación del 2,2%. El haber jubilatorio es de 10 CUC, equivalente a 9 euros, y los salarios de los activos de 20 a 30 CUC.

Primero los de abajo: la solución Néstor Kirchner
Históricamente, el 65% de los jubilados cobra el haber mínimo, hoy de 14.000 pesos.
En 2003, al asumir Néstor Kirchner, las jubilaciones mínimas eran de 150 pesos. Los aumentos se daban por decreto de acuerdo a la voluntad y los recursos de cada gobierno. La situación de este sector de jubilados era de extrema pobreza. ¿Qué hizo Néstor Kirchner? Lo mismo que va a hacer Alberto Fernández ahora: utilizar los pocos recursos que ingresaban para sacar del pozo a los que estaban más abajo. Entonces, durante su mandato se elevaron 13 veces las jubilaciones mínimas, y solo siete veces las de más arriba. Se acható la pirámide. No por vocación de postergar a los de más arriba, sino por utilizar los recursos escasos con un criterio de mayor justicia social.
Esto generó lo mismo de va a generar ahora: una catarata de juicios de quienes se sintieron postergados. Ese fue el famoso “fallo Badaro” y otros tantos que vinieron después. El Poder Judicial, guiado por una sobreactuación demagógica que supuestamente lo exculpaba de tener los mayores haberes jubilatorios propios, abrió la puerta a cientos de miles de demandas contra Anses. Aquí se mezclaban los inapelables fundamentos de los derechos adquiridos, con el gran negocio del juicio contra el Estado bobo del que participaban abogados demandantes, abogados defensores, funcionarios de Anses y funcionarios judiciales.

Ideas luminosas: cerrar el Congreso y el resto del Estado
Cada vez que se discute el tema jubilaciones aparece la “genial idea” de que podemos resolver el problema bajando el sueldo de diputados y senadores. Últimamente se puso de moda la frase: “que el ajuste lo pague la política”. La antipolítica tiene muchos años de historia. El discurso afirma que los políticos son todos vagos, corruptos e inútiles. En el siglo pasado, la “solución” venía de la mano de los golpes militares. Ahora, la “solución” viene del lado de los tecnócratas y los ceos de las grandes empresas “que saben cómo manejar el Estado”.
La verdad: si la solución viniese por allí, más que bajar las dietas directamente podríamos cerrar el Congreso y crear, por ejemplo, la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo) compuesta por nueve oficiales superiores, tres por cada fuerza armada, como hizo Videla en 1976.
Ahora bien, veamos en los números qué resultaría de semejante idea, además de convertirnos en la dictadura de Alberto Fernández: el presupuesto de Anses es 3.123.194 millones de pesos, 61,9% del gasto total. El presupuesto del Congreso Nacional es 26.871 millones de pesos, el 0,5% del gasto total. Cerrando el Congreso y destinando todo ese dinero al Anses podríamos subir el 0,86%, o sea, menos del 1% todas las jubilaciones. El que hoy cobra $14.000 pasaría a cobrar $14.120, y el que cobra $80.000 pasaría a cobrar $ 80.688. Sospecho que nadie se va a sentir conforme con estos aumentos.
En materia de propuestas absurdas, podríamos seguir: eliminar las Fuerzas Armadas, 1,9% del presupuesto nacional; las relaciones exteriores, 0,8%; el Poder Ejecutivo (presidente, ministros, etcétera), 0,4%. Y así podríamos seguir eliminando el otro 38% del Presupuesto Nacional y transferir todos esos recursos a jubilaciones. Aun así, nos va a faltar un 20% más para cumplir con el aumento del 54% que indicaba la derogada fórmula de indexación de haberes. Esto sería “la quiebra del Estado” de la que habló Cristina en 2010.

Dos palabras sobre el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Seguridad Social
Cuando derogamos el sistema de AFJP, en noviembre de 2008, todos los fondos acumulados fueron transferidos a Anses. La ley de traspaso previó la creación de un fondo anticíclico con estos recursos, que hoy suman unos 40 mil millones de dólares que históricamente equivalen a un año completo de haberes del sistema. Primer detalle a tener en cuenta: son ahorros de capital que tienen por finalidad auxiliar al sistema ante posibles faltantes de recursos. Pero dijimos arriba que el impacto de un aumento del 54% en la masa de haberes representaría unos 27 mil millones de dólares. Hipotéticamente, podríamos liquidar el FGS para cubrir el aumento de 2020 y parte de 2021, pero a mediados de 2021 volveríamos a la situación actual.
Además, “liquidar” el FGS es una hipótesis demasiado abstracta: el 62% son títulos de deuda del Estado Nacional, el 10% acciones de empresas y el 6% inversiones en proyectos productivos. Solo un 6% está en depósitos a la vista y plazos fijos que podrían usarse con cierta rapidez: estamos hablando de unos 2.400 millones de dólares, muy lejos de los 27 mil que costaría el aumento que estimamos arriba.

La inteligente fórmula de movilidad de Amado Boudou
En 2008, con miras a poner fin a la catarata de demandas judiciales, el Poder Ejecutivo envió al Congreso la fórmula de movilidad ideada por el entonces director ejecutivo de Anses, Amado Boudou. La fórmula de actualización semestral estaba compuesta por dos coeficientes. El primero era el 50% del índice de aumento salarial semestral, y el segundo era el 50% del índice de aumento de los recursos del sistema previsional. Ejemplo: si en el semestre los salarios subían el 12%, el coeficiente era 6%; y si la recaudación subía 18%, el coeficiente era 9%; el aumento del haber previsional era entonces de 6 más 9: 15%. En una economía con recaudación en crecimiento, los aumentos de haberes jubilatorios siempre fueron superiores a los aumentos salariales de los activos. Además, al estar atado al porcentaje de aumento de la recaudación, el sistema no corría riesgo de desfinanciarse.
De todos modos. conviene aclarar que esta fórmula tampoco resolvía el problema de fondo que son los bajos haberes que cobran el 70% de nuestros jubilados.
En definitiva, estas son fórmulas para distribuir los recursos, pero creo que queda claro que el problema pasa por ver de dónde se obtienen esos recursos.

La difícil encrucijada de Alberto Fernández
Luego del desastre que nos dejó Macri en estos cuatro años de políticas liberales, el nuevo gobierno del Frente de Todos se planteó una primera etapa de objetivos muy modestos, pero muy difíciles de cumplir. El primero es ir en auxilio del 40% de pobres, que incluye a la gran mayoría de los jubilados que cobran la mínima. Segundo, tratar de patear para adelante los vencimientos de la deuda externa. Tercero, intentar bajar de a poco la inflación del 54% que nos dejó “el mejor equipo de los últimos 50 años”.
La primera medida es tratar de desindexar la economía, y por eso derogó la fórmula de movilidad jubilatoria atada a la inflación. Como ya dijimos, Alberto va a usar la “solución Néstor K”: según los recursos que tenga, ir dando aumentos a los haberes más bajos, y luego a las escalas superiores. Se modificarán los regímenes de privilegio del Poder Judicial y el servicio exterior, que son irritativos, pero en números tampoco son significativos. Y luego, en la medida en que la economía se estabilice y crezca, se podrán pensar nuevas fuentes de recursos para el sistema.
Como se puede ver en la magnitud y dureza de los números, la “solución definitiva” no aparece. Hace unas semanas vimos arder París por esta misma discusión. El sistema de AFJP, que subsiste en Chile, es uno de los motivos principales del descontento en las calles. Y mostré el ejemplo de Cuba, donde la oligarquía está expropiada y no hay sojeros, pero el problema sigue siendo el de los recursos que alimentan al sistema previsional.
Nuestro presidente no la tiene fácil. Pero como él dice: “vamos a salir”. Lo primero es sacar del agua a quienes se están ahogando y, si evitamos el regreso de las políticas neoliberales, podremos en pocos años reconstruir una Argentina con mayor justicia social.

Aldo Duzdevich es autor de La Lealtad: Los montoneros que se quedaron con Perón y Salvados por Francisco.

domingo, 2 de febrero de 2020

La guerra del virus

 
Los medios masivos de comunicación, especialmente aquellos asociados al sistema de medios de difusión y propaganda del capitalismo financiero neofeudal dominante no cesan de informar en detalle acerca de la horrible y peligrosa pandemia desatada en la República Popular de China por el ya famoso coronavirus, con epicentro en la ciudad de Wuhan.
 
Por ejemplo nos informa hoy la DW de Alemania que el número de fallecidos a causa de la epidemia de Wuhan en China, se elevó este domingo (02.02.2020) hasta los 304, mientras la cifra de infectados por esa enfermedad en territorio chino se situó en 14.380, informó la Comisión Nacional de Sanidad. Asimismo se informa que el número de afectados por la enfermedad que la han superado asciende a 328.

El mundo está horrorizado y temeroso por la amenaza que representa esta epidemia originada en China mientras varios estados han cerrado sus fronteras y suspendido los vuelos desde y hacia China. No es para menos claro.

Lo que resulta notable es que otras informaciones sobre epidemias mortales, actuales y persistentes tanto o mas relevantes que esta no hayan obtenido el mismo nivel de difusión histérica en los medios a nivel mundial.
 

Por ejemplo según afirman voceros oficiales del CDC (Centers for Disease Control and Prevention) en USA, se confirmó que en 2019 las vacunas contra la gripe tienen menos del 50 % de efectividad y que durante esa temporada, octubre 2018 y febrero 2019, definida como"benigna" llevaban registrados mas de 19.000 fallecidos. En la temporada en curso el CDC estima que se producirán mas de 12.000 muertes por causa de la gripe. Por otro lado fuentes oficiales del CDC informan que habitualmente la gripe es la causante de entre 12000 y 56000 fallecimientos por año en USA aunque durante la temporada anterior más de 80.000 personas murieron a causa de la gripe y sus complicaciones, la cifra más alta de muertes por la enfermedad en al menos cuatro décadas.

No es casual que no tuviéramos acceso público a la información de que un país como USA, con apenas algo mas de 300 millones de habitantes sufriera persistentes epidemias con varios millones de millones de infectados, cientos de miles de hospitalizados y decenas de miles de muertos en cambio todos estamos perfectamente anoticiados de las tres decenas de fallecidos y los miles de contagiados que hay en China un estado que cuenta con cerca de 1.500 millones de habitantes.
En ningún momento hubo cierres de aeropuertos o fronteras, ni ciudades en cuarentena, ni campañas mundiales advirtiendo sobre este tema y solicitando a los viajeros no hacerlo hacia USA a menos que fuera imprescindible.

Claro que USA es el imperio hegemónico en su cima en cambio China es apenas un débil desafiante con pretensiones.


Nota: La búsqueda y recopilacion de la informacion aquí publicada se originó en una mención del periodista Pedro Briger.

Hasta la próxima




sábado, 1 de febrero de 2020

Alberto no es el Tío chiques


Por las redes ha circulado diversos textos que pretenden ya sea atacar o  justificar las acciones  (o inacciones) de AlbertoF respecto de los presos políticos detenidos de manera ilegal y arbitraria que heredamos del régimen democrático macrista.

Mas allá de lo acertado o no de aquellos textos, cuestión que no me interesa discutir en lo particular, he leído a algunos compañeros que suman sus criticas al hecho de que el Poder Ejecutivo no haya intervenido aún para resolver esa situación como lo hizo en su momento Cámpora en el ´73 con los presos de entonces. Asimismo algunos aseguran que pedir calma, reflexión y apoyo al gobierno en esta cuestión es resignación y posibilismo.
 
Al respecto me parece que se deben considerar algunos detalles no menores que diferencian aquel gobierno de Cámpora del ´73 con éste ... por un lado hay que considerar que aquellos eran presos a disposición del PEN de la dictadura detenidos bajo estado de sitio lo cual hacía que una vez instalado el nuevo gobierno democrático fueran mas sencillas las formalidades legales de la justicia siempre burguesa y clasista pero eso era lo de menos ya que hubo otros factores mas importantes por ejemplo Perón estaba vivo y dirigía el movimiento, ahora Peron está muerto y sin sus manos, las "formaciones especiales" originadas en "la resistencia" es decir las organizaciones populares armadas tenían entonces una larga trayectoria de lucha y el aval del General. Estaban en la calle y allí mandaban ante una policía que estaban entre la desorientación, la neutralidad y el apoyo. 
 
La principal fuerza política del momento, las FFAA, estaban políticamente derrotadas y en retirada. La segunda fuerza politica, la UCR, directamente había abandonado la contienda como buenos cobardes gorilas antiperonistas que siempre fueron para tratar de quitarle legitimidad a Cámpora. La movilización social de entonces era generalizada y sobre todo muy ideologizada - doy fe - y llegaba a un clímax con un estado de movilización del campo popular que en cantidad y calidad que no se conoció nunca mas en nuestro país, ni con Alfonsín, ni con Néstor, ni con Cristina, los que vivimos aquellos años lo sabemos bien. Además por cierto Devoto estaba tomada y los presos iban a salir sea por las buenas o por las malas ... y el tío firmó claro ... Righi contó bien como fue aquello. Convengamos que Alberto no es el Tío. Me refiero a que aquel contexto social, político y económico tanto local como internacional era muy diferente. Era la primera elección presidencial sin la proscripción del peronismo desde 1951, el tejido social solidario no estaba destruído aún, todavía faltaba mucho para que nos desaparecieran a los 30.000. La industria nacional estaba golpeada pero aún en pie. EEUU aún estaba restañando sus heridas por la derrota en Vietnam. La URSS estaba vigente, aún no había entrado en decadencia y una China subdesarrollada transitaba su Revolución Cultural mientras cientos de millones de sus ciudadanos pasaban hambrunas horrorosas. 
 
Me parece que hoy estamos en una situación muy diferente. Venimos de una experiencia inédita como lo fue el gobierno de la oligarquía y el capitalismo financiero alcanzando el poder político por primera vez a través de elecciones libres. También es inédito el apoyo (casi 11 millones de votos 41%) que logra ese gobierno aún perdiendo las elecciones. No es un detalle para despreciar. El imperio se consolidó y ya no es concebible que pierda una guerra contra un minúsculo estado del culo del mundo. La URSS es solo un viejo recuerdo y una añoranza para algunos millones de ciudadanos rusos. Putin será un cumpa que le regala cartas de San Martín a Cristina pero no mucho mas que eso y en la China del camarada Xi Jinping y el coronavirus la mayoría ya no se muere de hambre cierto pero apenas si están alcanzando el logro de morir de cáncer de pulmón por el altísimo consumo de tabaco y los ambientes polucionados o por enfermedades cardiovasculares o complicaciones por diabetes como cualquier humano mas o menos moderno.

Por mi lado yo no acuerdo con eso de que defender lo actuado por Alberto hasta ahora ( en todos los planos) sea resignación o posibilismo o directamente traición como algunos ofendidos señalan ... creo que resulta una pérdida de tiempo y es muy poco inteligente además de improductivo sostener debates que pretendan establecer juicios de valor en base a comparaciones supuestamente válidas pero carentes de sentido, superficiales y extemporáneas entre ambos gobiernos. 

Mas bien defender a Alberto es imprescindible, es defendernos nosotros, es avalar un modo de caminar acorde con los tiempos que corren siguiendo una doctrina coherente peronista y humanista por la construcción de un estado justo, libre y soberano. Sí claro, algunos sabemos que el estado democrático burgués que existía en el imaginario del pueblo y de los líderes de la posguerra hoy es una fantasía que se va haciendo pedazos no solo aquí sino en el mundo entero ... navegar en ese tenebroso contexto no es joda, y menos para un país atravesado por 200 años de colonización imperial española seguidos de otros 200 años de una formación económica que nunca dejó de ser capitalismo - dependiente, es decir un estado neocolonial. Ahora estamos justo en medio de una guerra entre el neo feudalismo capitalista y financiero global y los estados democráticos burgueses soberanos y éstos últimos van perdiendo, si no mirá a los británicos saltando por la borda del barco de la UE.

El caso es que en lo particular no pienso bajar las banderas ni ceder en la lucha y movilización por la libertad de los compañeros que continúan presos a manos de un servicio de justicia servil, cipayo, corrupto y oportunista pero ojo, no podemos darnos el lujo de que en ese camino nos desviemos y terminemos por ayudar a limar el caudal político de quienes nos gobiernan ... si a ellos les va mal estamos en el horno ... colaborar con su deterioro sería un suicidio, sería rifar el futuro de nuestro país.

Entonces todo bien con militar la libertad de Boudou, Milagro, De Vido y los demás,  pero ... o estás con Alberto y confiás en él o estás en su contra, lamentablemente la cuestión sigue siendo esa, lo demás es subsidiario ... así que dejen la trosqueada para los troskos y cerremos filas ...

Hasta la próxima.

Abuelas de la Plaza