Los verdaderos dueños de La Democracia perdieron la paciencia y reclamaron lo que les pertenece. Lo que siempre les perteneció desde que la crearon allá en la Europa imperial, racista y colonizadora. Ocurrió hoy en Brasil, fueron muchos años de negociaciones de todo tipo que inició el PT conducido por Lula y que hoy, con la destitución de Dilma, su sucesora democrática, llegaron a su fin. Años donde por dentro del llamado sistema democrático y por medio del voto mas o menos universal los representantes de los sectores populares y marginados alcanzaron una importante cuota del poder público. Por medio de arduas negociaciones y luchas políticas lograron establecer un equilbrio político con sus enemigos de clase y así implementar programas de gobierno que permitieron sacar de la pobreza a 80 millones de brasileros que estaban fuera de los mercados así como engordar una clase media que ahora responde cambiando de bando y aliándose a sus patronos y amos. Una vez logrado ese objetivo tanto del PT como de las oligarquías socias del imperio, éstas reclamaron la devolución de la suma del poder politico cedido. En el interregno había 80 millones mas de trabajadores ingresados al mercado de consumo pero principalmente al laboral y que así ampliarían la oferta de fuerza laboral productiva a la par de abaratar consecuentemente su precio claro que pra ello había que desregular el mercado. No serían India o China pero hacia allá tienen penado ir quienes diseñan el futuro de Brasil allá en el DoS del Imerio. Brasil y México serían la China y la India pero sumisas y sin bombas atómicas.
No importa como pero debía hacerse ahora luego de que fracsaran las manipulaciones n contra de la andidatura de Dilma y ésta finalmente derrotara a Aecio Neves - el Macri brasilero - en las elecciones pasadas. Los tiempos corren, la crisis sistémica global entra en fase crónica y el diseño geopolítico imperial requería un regreso mas rápido que ordenado de los principales países de América Latina a sus roles tradicionales impuestos desde el centro imperial. Simples administraciones territoriales funcionales a las políticas del DoS imperial.
El fenómeno del retroeso del los progresismos en America Latina y está asociado a la utilización de nuevas armas en esta lucha por la apropicón de los recursos como son las empresas dueñas de los medios masivos de comunicación y las mafias insertas en el cuerpo judicial de nuestros estados.
De todas la iniciativas antimperialistas desplegadas para la toma del poder por medio de alzamientos armados solo dos resultaron invictas. La de Fidel Castro que termina institucionalizndo un gobierno Revolucionario en Cuba que perdura hoy día y la de las FARC en Colombia, la mas antugia del continente que acaba de firmar la paz con el gobierno democrático de derecha de Santos. Todo otro intento armado fracasó y fue derrotado en su momento por la superioridad militar, económica y política del enemigo imperial y sus asociados las elites locales.
Hoy somos testigos de que la "vía democrática" elegida en reemplazo de la "via armada" infructuosa está siendo derrotada también nuevamente por la superioridad en poder de fuego y en fuerza económica del enemigo imperial y sus asociados las elites locales.
Jaqueado Correa en Ecuador y asediado Maduro en Venezuela, subsiste Evo en Bolivia en medio de problemas creados por las agencias de inteligencia imperiales.
Esta resultando bastante visible que solo con la toma del poder por la "vía democrática" no alcanza ya que las reacciones conservadoras tienen una capacidad y un volúmen muy superior al de las fuerzas progresistas pero además tienen muy claros sus intereses de clase a diferencia de la confusión que reina al respecto en el otro bando.
Difundir la violación - por Eva Giberti
Es posible
celebrar la veloz y eficaz reacción que la comunidad, en especial los
medios de comunicación, produjo con motivo de las declaraciones de un
cantante rockero que “bajó línea” en relación con la violación de
mujeres. De su inmundicia –el texto fue nutrido con condimentos
psicopatológicos– cabe mencionar como detalle el haber utilizado la
cátedra de una Escuela de Periodismo para expresarse. Pero en este
oportunidad el texto aberrante –que sin duda comparten innumerables
varones– tuvo su correlato fecundo: la comunidad se mostró sensible y
encendió la alarma. Lo cual conduce a reflexionar acerca de la dimensión
antagónica de lo que habitualmente sucede: la insensibilidad y
acostumbramiento de las poblaciones ante los horrores que los medios
fotografían, exponen y describen cada día, así como ante las expresiones
de autoridades que vulneran los derechos de las mujeres utilizando su
lugar de poder. La brutalidad de las expresiones que utilizó este
cantante coloca en superficie el horror que se siente ante las historias
de violación, a pesar de su cotidiana aparición.
El acostumbramiento a lo que constituye el horror puede tambalear sin
embargo cuando se fotografía el cadáver de un niño sirio, Aylan Kurdi,
recogido en una playa turca; entonces la sensibilidad doméstica se
altera; pero hizo falta esa escena que mostró cómo las olas depositaban
el cuerpito en la arena. Mientras tanto miles de refugiados son
perseguidos y otros tantos mueren ahogados a veces despertando lejana
indignación y también rechazos porque: “no corresponde que inunden los
países de otra gente”.
Inútil enunciar escenas horrorosas que denuncian el hambre en el
mundo, porque resultaría interminable. Aquello que es preciso poner en
evidencia es el acostumbramiento al espanto de aquellos desastres que
convocan a millares de víctimas, entre ellas las catástrofes por doquier
y las víctimas de episodios sangrientos. Todo mostrado cotidianamente
de forma tal que la sensibilidad queda atorada; entonces empezamos a
descubrir que la insensibilidad, precisa recurrir al mecanismo de la
negación para no reconocer el horror que impide asumir lo que se está
viendo o escuchando. De este modo, gracias a la insensibilidad se pierde
la posibilidad de reflexión mental y el significado simbólico de
aquello que se presencia o se conoce. Insensibilidad que no es ajena al
consumo de sustancias “tranquilizantes”, “equilibrantes” y estimulantes
que se ha disparado en el mundo occidental, una de cuyas funciones
reside en impedir que determinadas emociones rocen la sensibilidad
personal, asociada fuertemente con los pensamientos, conclusiones y
reacciones de índole moral que podemos poner en juego.
Stanley Kohen habla de la fatiga de la compasión y se pregunta si
“¿estamos hablando de una reacción frente a una crisis particular o de
una disminución más general de la sensibilidad moral?” Introduce la idea
de compasión como una vivencia que debe ser aprendida y enseñada y que
al mismo tiempo podría ser una reacción “natural” ante determinadas
situaciones desencadenada por el sufrimiento de los otros.
Los sufrimientos que ordenan los paisajes cotidianos mediatizados y
que se repiten de manera intrascendente coadyuvan en la insensibilidad y
el vacío de compasión pero en realidad no alcanzarían para la respuesta
visceral de cada quien; precisan la convivencia con situaciones
dolorosas que se resuelven pensando “siempre ha sido así”. El imaginario
social está poblado de estas frases que justifican la negación del
sufrimiento de otros, y, en oportunidades, como lo protagonizó ese
cantante de rock, apelando a la posible histeria de alguna mujer que
“precisaría” la violación. Cualquier argumento histórico o
pretendidamente psicológico para recurrir al mecanismo de negación que
nos conduce al embrutecimiento de los sentidos y a la pérdida de la
capacidad simbólica que ayuda a pensar: ¿qué les sucede a esas personas
que son victimizadas y su historia nos sirve como espectáculo?
Cuando celebro la reacción comunitaria en este caso de atropello
divista (en boca de un cantante considerado divo) lo hago como
contraejemplo de la insensibilidad mental que se patentiza cada día ante
los cuadros dolorosos que podrían comprometernos y no obstante son
recibidos mediante el mecanismo de la negación. Más aún celebro que no
se haya formado –todavía– un club de varones dedicado a localizar
mujeres histéricas para violarlas. Porque podrían ser innumerables
aquellos que se mantuviesen ajenos a esta celebración y mantuviesen la
insensibilidad cotidianamente adquirida y el embrutecimiento que los
desplantes morales inducen.
publicado en P12 - Viernes, 19 de agosto de 2016