lunes, 2 de abril de 2018

Malvinas. Repudiar una guerra, repudiar todas las guerras.


En  respetuosa memoria de quienes fueron  injustamente perjudicadosy abusados, 
los que perdieron la vida, los que  tuvieron sus capacidades físicas 
y psíquicas dañadas por la guerra.
 
En las guerras no hay ningún héroe solo víctimas.
 
Hoy la sociedad conmemora un nuevo aniversario de un hecho nefasto y repudiable ocurrido en 1982. Esa guerra donde lucharon y murieron personas pobres para sostener y defender los intereses ajenos de las elites ricas, quienes finalmente entregaron todo.
 
El Estado Nacional, actualmente en manos de la misma oligarquía conservadora y reaccionaria que sostuvo a la dictdura genocida arrodillado ante los representantes imperiales, decidió dar un perfil muy bajo al tema, casi imperceptible. Esperable. El imperio vencedor de aquella guerra no solo mantuvo en su poder parte del territorio ilegalmente apropiado sino que alcanzó su objetivo de ejercer su dominación política y económica sobre todo el estado nacional, por ahora con sus habitantes dentro, solo por ahora.
 
A su vez, diversos sectores de la sociedad, abrevando en muy distintos sistemas de ideas y creencias, ya sea en grupo o individualmente, toman en sus manos la decisión de no olvidar esa parte de nuestra historia rescatando la validez del reclamo y la heroicidad de quienes vivos o muertos tomaron parte de aquel luctuoso suceso.  
 
Veamos como es esto del reclamo y los héroes.
El rescatar la validez del reclamo de soberanía podría llegar a ser entendible desde cierto punto de vista pero nunca debiera justificarse provocar la guerra por ello y menos aceptarse aquello de la heroicidad de sus actores. Las personas del común que intervienen en una guerra, cualquiera sea el motivo, sean agresores o agredidos, solo son víctimas, personas con derechos cercenados comenzando por el derecho a la vida.
 
La guerra, legalización del asesinato en masa.
Pocas veces se resalta el hecho obvio de que una guerra no es otra cosa que el quiebre de las relaciones respetuosas entre seres humanos y la legalización del mutuo asesinato en masa para beneficio de elites que siempre incrementan su poder y sus beneficios cualquiera sea el resultado. En cambio para las personas que ponene el cuerpo, los que nada tienen y nada tendrán, tener que participar en ella muchas veces es inevitable, generalmente por acción de los poderosos intereses en juego y los efectos de la hegemonía cultural instalada, pero siempre debiera quedar en claro que los individuos arrastrados a la masacre lejos están de ser héroes por ello, son lisa y llanamente víctimas abusadas por los poderes fácticos, solo eso. Carne humana destrozada, huesos, nervios y sangre desparramados en el territorio, dolor, oscuridad y muerte, identidades conscientes destruidas, psiquis devastadas, personas llevadas al borde o mas allá de su sano juicio y todo ellos solo para beneficio de quienes buscan y obtienen sin arriesgar demasiado.

Hubo cientos de jóvenes que perdieron la vida y miles mas dañados permanentemente en cambio quien los condujo al desastre murió veinte años mas tarde, viejo y enfermo en una cama por causa de un infarto.

Este posteo no trata de menospreciar un reclamo histórico de soberanía, algo que definitivamente es de improtancia relativa, solo pretende que dejemos de recordar solo la parte que nos tiene sometidos a los intereses de quienes son los verdaderos dueños de nuestra vidas. Solo pretende convocar a la rebeldía ideológica que se dedique a desmontar el mito de lo Nacional solo como recurso para someter a las mayorías en beneficio de las elites.


Hasta la próxima.
 

Abuelas de la Plaza