Lo que hacen los líderes ruralistas y sus acólitos sí es "golpismo"
Podremos acordar o no, con la postura del gobierno.
Podemos acordar a veces sí y a veces no.
Pero hay un momento y una instancia en que el que no suma resta.
(Y conste que no me caen demasiado bien los Fernández)
Podemos ir a la Plaza a favor de uno u otro bando.
Podemos escribir en los medios de prensa nuestra opiniones a favor o en contra.
Podemos, como cualquier pelotudo, como dice el filósofo presidencial José Pablo Feinmann, escribir nuestras opiniones en nuestro blog.
Lo que no es civilizado hacer es cortar el país en pedazos, paralizarlo, impedir la circulación de bienes y personas, tomar a la población como rehenes y atrincherarnos detrás de ellos y de sus necesidades para hacer prevalecer nuestros intereses privados y sectoriales sobre los de los demás y luego de todo eso mentir públicamente.
¿Mentir dije?
Sí, claro que sí.
Sólo un ejemplo.
Yo ví con mis propios ojitos, a través de la pantalla de mi televisor, cómo el señor presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angelis, parado de espaldas, recostado sobre el enorme radiador de un camión de transporte internacional, al momento, el primero de una enorme fila de varios kilómetros de transportes detenidos, yo vi cómo ese señor me decía que no estaba cortando la rutas, que el corte era responsabilidad del gobierno.
Sí él, parado frente al primero.
Eso es mentir.
Además decía el mismo señor, (estoy seguro que era el mismo porque todavía le faltaba el diente) que los todos los medios estaban manejados y al servicio del gobierno.
Este discurso lo ví y lo escuché una y otra vez, al mismo tiempo por todos, sí, TODOS los canales informativos que mi proveedor de cable me permite sintonizar.
Eso es mentir.
Lo que hacen los líderes ruralistas y sus acólitos son acciones de desestabilización de un gobierno democrático, o sea lisa y llanamente "golpismo".
No vamos aquí a revisar la historia de cada uno de los distintos actores, historia a la que se puede acceder en libros, ensayos y tratados de historia y en los artículos periodísticos mas o menos objetivos o no (algunos se pueden encontrar todavía) de los últimos 200 años.
Historia que raramente nos habla de trabajo fecundo por que eso, como ya sabemos, no vende y sí de negociados, contubernios, guerras, explotación, matanzas, herencias.
Es decir que los terratenientes argentinos son una clase como todas, ni mejor ni peor, compuestas por seres humanos y por tanto sometida a sus mismas miserias espirituales que no materiales.
Veamos, no serán el Demonio con dos colas pero tampoco son la Madre Teresa.
Los que llevamos algunos años sobre esta tierra (cualquiera sea nuestra ideología), los que nos preocupamos por tratar de desvelar la verdad histórica y que no perdimos completamente la memoria, sabemos mas o menos quién es quién por estos pagos.
Por ejemplo los dirigentes de las organizaciones agrarias saben muy bien quienes son cada uno de ellos y dónde estaban en cada momento histórico de nuestro país y porqué.
"No nos une el amor, nos une el espanto"
Tal lo que dijo Bussi, presidente de Federaciones Agrarias Argentinas (FAA) cuando un periodista le preguntó como explicaba el hecho de que los pequeños y medianos productores estuvieran unidos a la Sociedad Rural Argentina y a los intereses económicos de las empresas monopólicas que tradicionalmente los perjudicaron. Como por ejemplo durante la última dictadura cuando los pequeños terratenientes quebrados a raudales debían liquidar sus propiedades para enfrentar deudas con el Banco Nación, mientras los miembros de la Sociedad Rural Argentina solo se preocupaban por llegar primeros al remate de las tierras, insensibles a los sufrimientos de sus "colegas" hoy enlazados por la doctrina.
Los une el "espanto" ante lo que consideran la agresión del "demonio", o sea el modelo de redistribución de la renta nacional que propone el gobierno.
Aquí me viene a la memoria aquello de que no hay peor fascista que un burgués asustado. De allí al golpe hay solo un pequeño paso.
Tenemos además a los y las elegantes personas adultas de las clases altas y medias altas ciudadanas acompañados por muchos de sus vástagos adolescentes y adolescentes tardíos, que por estos días recurrieron al "piquete blanco" y al "cacerolazo de teflón, viste gordo?" que saben muy bien contra qué se movilizaron y se lo explican concienzudamente a sus hijos, acólitos y adherentes varios.
Se movilizaron en contra de un modelo económico distributivo que postula la inclusión social en defensa de algunos intereses sectoriales cercenando de facto derechos y libertades de otros individuos y actores sociales. Eso hicieron.
No importa si este gobierno es mas o menos corrupto, no les importa eso, lo que verdaderamente importa es el modelo distributivo que temen y que quieren combatir.
No voy defender a ultranza al actual gobierno, no no es lo que deseo, pero por favor no me hagan elegir ahora.
Nunca antes estuvieron estas entidades y sus asociados tan firmemente dispuestos a pulsear contra un gobierno nacional como ahora. Nunca antes tan cerradas las filas. Nunca antes tan claras las políticas de confrontación.
Y miren que hubieron gobiernos en los casi doscientos años de existencia política como nación.
Hubieron gobiernos militares, civiles, democráticos, autocráticos, autoritarios, populistas, etc
Hubieron en nuestro país gobiernos muy corruptos, (tanto o más que éste) con funcionarios muy ladrones, con medidas muy retencionistas, con políticas de verdadera desatención del agro.
Hubieron gobiernos muy festejados por la Sociedad Rural Argentina, que aplicaron medidas de control de precios, de intervención en los mercados, de control total de los medios de prensa, de políticas internas inconsultas, donde era subversivo no ya cortar una ruta sino el solicitar el diálogo y peticionar disciplinadamente a las autoridades. Mucho vimos eso.
Hubieron gobiernos dictatoriales donde las personas eran sistemáticamente secuestradas, torturadas, robadas su identidad y sus bienes y asesinadas por las fuerzas de seguridad sin más motivo que el de dejar muy claro cuál era el estado de privilegio reinante.
Hubieron también gobiernos democráticos que contribuyeron decisivamente en la destrucción del sistema de educación pública haciendo entre otras cosas que la deserción escolar fuera de magnitudes insospechadas para nuestro país priorizando y fomentando la educación privada y elitista como un verdadero y lucrativo negocio.
Hubieron gobiernos civiles que hicieron pedazos la salud eliminando de raíz todos los recursos presupuestarios para sostener y desarrollar un sistema de salud público eficiente y de nivel como pocos en el mundo y único en América Latina en su momento.
Hubieron gobiernos cuyos funcionarios, sean ellos civiles, militares, eclesiásticos, o pertenecientes a alguna otra casta con esenciales o circunstanciales privilegios, que se robaron hasta el agua de los floreros de la Casa Rosada y otras dependencias menores y que por allí andan sin pena y algunos hasta con gloria, por las calles de nuestras ciudades con sus consciencias vacías pero con sus bolsillos llenos de oro.
Algunos se autoeligieron, otros fueron elejidos y reelejidos con el voto popular.
Pero "la gente" no recuerda, no correlaciona, no "discrimina". Es que en estos tiempos modernos eso de "discriminar" está prohibido.
Ahora los argentinos "Todos somos el campo" así como antes éramos todos "Derechos y Humanos".
Para variar, una sociedad que olvida, niega y construye fábulas.
Pero no crean, no es exclusividad de los argentinos.
Como dijo Fidel Castro:- "El ser humano moderno no es menos egoísta que el griego de la época de Platón. Por el contrario, el de hoy está sometido a un diluvio de publicidad, imágenes e influencias a las que jamás lo había sido."
Por eso además de la propaganda y el egoísmo es que aparecen los llamados "ingenuos, perejiles" o mas duramente "idiotas útiles" en cualquier bando.
Son los que sólo alcanzan a repetir el discurso que se les pone en la boca e ir para el lado en que se los arrea.
De esos lamentablemente hay muchos y no son exclusivos de una ideología en particular ni de una sociedad en particular.
No queda otra que aceptarlos como son, hacen número y ruido pero aportan muy poco más. Salvo para construir falsos discursos y de esa forma facilitar el golpe, para eso sí sirven.
A este grupo social tal vez habría que darles la oportunidad de educarse de alguna forma, ya que en general son nada más y nada menos que el triste producto del necesario proceso de atrofia racional y moral de importantes sectores de nuestra sociedad que si bien siempre existió, se acentuó profundamente en los últimos treinta años con el expreso sentido de asegurar el control social.
Repito, la mayoría de esas personas no son culpables en un sentido estricto pero son socialmente responsables por ser funcionales a cualquier proyecto político sin distinción de bandería en mérito a que se les ha cercenado la capacidad de razonar y por lo tanto de distinguir el bien del mal.
Es más muchos de ellos promueven la ablación intelectual voluntaria y ya sabemos que la pérdida de la memoria y de la capacidad de raciocino son las bases necesarias para la Construcción del Discurso que "siempre cambia para que todo siga igual". (dixit Giuseppe Tomasi di Lampedusa)
Hasta la próxima.
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