lunes, 11 de mayo de 2015

Hacer lo que no se hizo plenamente en el pasado

Viento de Frente
por Claudio Scaletta 
Suple CASH - Página 12 
10 - mayo - 2015

Un lugar común para desdeñar el fuerte proceso de crecimiento de la economía durante la década pasada fue el del “viento de cola”, es decir; del rol de los buenos precios para las principales commodities de exportación originados tanto en la demanda asiática como en la debilidad del dólar y las bajas tasas de interés internacionales. La idea de razones exclusivamente externas se ensayó luego de que quedaran cortos términos como “rebote” o “veranito”. En aquellos años las economistas neoliberales también auguraban las 10 plagas egipcias al final de esos procesos de corto plazo si no se aplicaban “ajustes preventivos”. Los malos augurios volvieron a fracasar.

Efectivamente, el viento de cola existió y fue una realidad persistente que influyó en todas las economías de la región. En aquellos años, sin embargo, desde el gobierno se destacaba la existencia de factores internos que permitieron aprovechar mejor que otras economías las condiciones externas favorables, lo que se plasmó en tasas de crecimiento del PIB local superiores por varios puntos al promedio regional. Estos factores fueron el distintivo del actual modelo y consistieron básicamente en las políticas de sostenimiento de la demanda. Lo que se observó, entonces, fue un proceso pro cíclico en el que los factores internos se retroalimentaron con un contexto externo positivo. El resultado macroeconómico no fue sólo crecimiento, sino también recomposición de reservas y achicamiento del endeudamiento público.

Hoy el panorama cambió radicalmente respecto de la década pasada. En el frente externo ya no hay viento de cola, sino de frente, y en el interno reaparecieron limitaciones para las políticas de sostenimiento de la demanda. Empezando por lo externo, ya no existe un dólar débil y altos precios de las commodities sino al revés, lo que a priori define el escenario de perdedores globales. Los más evidentes son los países exportadores netos de materias primas o de productos de base primaria, como la Argentina. Sobre esta realidad se monta la caída casi a la mitad de los precios del petróleo, lo que refuerza las tendencias. Luego, lo que ocurre en el plano comercial tiene su correlato financiero. En la región un dólar fuerte no se traduce sólo en menores ingresos por exportaciones, sino también en salida de capitales. Menos dólares en circulación refuerzan los problemas estructurales de restricción externa al interior de cada país, lo que retroalimenta las presiones inflacionarias y devaluatorias. Lejos de “mejorar la competitividad”, como sostienen los economistas tradicionales, lo que ocurre en realidad es que caen los salarios y el ingreso y las economías se frenan.

Luego vienen los correlatos. Además del mercado interno, las ventas de la industria local tienen a Brasil entre sus destinos principales. Las políticas ortodoxas que profundizó el gobierno del PT tras la reelección de Dilma Rousseff reforzaron la caída de su industria y de su economía, lo que inmediatamente impactó en la producción industrial de Argentina dada la alta vinculación entre los aparatos industriales de ambos países en la rama automotriz y en la demanda final de vehículos. A su vez, si se frena la economía brasileña también cae la demanda sobre muchos complejos exportadores alimenticios de Argentina, la mayoría de ellos regionales.

El ombliguismo de algunos economistas tiende a explicar el actual freno del crecimiento por problemas estrictamente locales cambiarios o fiscales, un disparate cuando se miran los números de la región en su conjunto, cuyas economías se expandieron a una tasa promedio del 4,6 por ciento anual entre 2004 y 2013, pero apenas el 1,6 por ciento en 2014.

Pero la nueva realidad sugiere matices. Así como en la etapa de auge se rechazó la idea de viento de cola como explicación fundamental del crecimiento, la honestidad intelectual reclama tratar de la misma manera al viento de frente. Si la buena praxis impulsó el crecimiento por encima del promedio regional, lo mismo podría ocurrir durante la actual baja del ciclo. Las condiciones internas podrían ser anticíclicas y contrarrestar parcialmente el freno del PIB que imponen las externas.


Llegado este punto el análisis deja de ser lineal. 

La administración incurrió en buena praxis cuando impulsó la demanda durante los primeros años, pero en mala cuando no abordó con mayor consistencia los problemas del desarrollo, es decir; las causas estructurales de la escasez de divisas que, en el presente, impide profundizar las políticas de demanda más allá de un cierto nivel. El Gobierno sabe que puede impulsar la demanda con moneda local todo lo que desee, pero que esta expansión encuentra su límite no en el déficit fiscal, sino en la disponibilidad de divisas para importar los bienes intermedios que el aparato productivo demanda para continuar su expansión.  

El camino seguido hasta ahora fue recurrir a las reservas y al endeudamiento, a futuro será necesario hacer lo que no se hizo plenamente en el pasado, avanzar con la agenda del desarrollo, es decir; atacar las causas estructurales de la restricción externa.  

En el centro de esta agenda, que deberá resolver el próximo gobierno, no están ni la inflación, ni el déficit fiscal, ni la urgencia por salir de la administración cambiaria, factores que no son más que efectos coyunturales del problema principal.


Más allá del futuro de la política interna, queda como factor de incertidumbre hasta cuándo se mantendrá el viento de frente. Para empezar por algún lado cabe preguntarse qué tan fuerte puede mantenerse el dólar, algo que depende linealmente de la evolución de la economía estadounidense, de su nivel de empleo, y su consecuente manejo del nivel de la tasa de interés. Los datos conocidos este viernes mostraron una recuperación del empleo durante el último abril, lo que permite suponer un aumento de tasas si la tendencia se mantiene. Se supone que con tasas más altas se prolongará el ciclo de bajos precios de las commodities, aunque no debe olvidarse que también existe la demanda de las restantes economías del planeta. Cualquiera sea el caso, para Argentina el viento de frente acompañará, como mínimo, lo que resta de la actual administración.

jueves, 30 de abril de 2015

Algunos olvidos (del PO)

Leemos en el sitio web del MST - Movimiento socialista de los Trabajadores una crítica sobre los modos que usa el Partido Obrero para vender su producto.
"Como si nada hubiera pasado en Salta, PO [ Partido Obrero ] motoriza una campaña pública, tratando de confundir a la población de CABA con el dato “somos tercera fuerza en Salta”. ¿Qué cosas pasa por alto PO en su campaña?
Lo primero que oculta, es que antes de festejar “ser tercera fuerza” en 2015 publicaba en su prensa del 14 de noviembre de 2013: “El Partido Obrero ganó las elecciones en Salta”. Es difícil entender por qué alguien festeja ganar una provincia y dos años después, dice festejar que retrocedió al 3º lugar. En otro artículo de su prensa, de noviembre de 2013, bajo el título “Elección histórica” el electo diputado nacional Pablo López, cuenta que: “El hecho más importante es la llegada del Partido Obrero, por primera vez, al Senado, con Gabriela Cerrano con el 27,14%”: Y luego agrega para que no haya dudas: “En la categoría de diputados, la lista encabezada por Claudio Del Plá aseguró cuatro diputados, con el 26,7%, superando al PJ”.
Lo otro que tampoco dice PO, es que anunció que ganaba la capital salteña. Altamira estuvo en Salta días previo a las elecciones y dijo frente a todos los medios: “En Salta se discute la posibilidad de un gobierno del PO”. Su dirigente provincial de Salta, Del Pla, el día de la votación dijo: “La gente espera que hoy sea una visagra histórica”.  Y en la prensa de PO del 9 de abril, tres días antes de las elecciones, PO dice que: “todos atacan al PO. Es un claro síntoma del temor que existe a la posibilidad de que podamos obtener un nuevo triunfo… Esta última semana redoblamos el esfuerzo frente al gran desafío de ganar la ciudad”.
Como puede verse, PO fue primera fuerza en Salta en 2013 y ahora predijo por todos los medios posibles que se preparaba a ganar la Capital. No lo logró y sufrió un duro retroceso. Que lo quiera ocultar detrás de la campaña “somos tercera fuerza” es algo ajeno a la realidad."
 (fragmento - por Sergio García )
http://izquierdasocialista.org.ar/index.php/elecciones-2013-fit/1916-po-y-el-fit-gran-eleccion-en-salta-2
http://www.po.org.ar/comunicados/politicas/muy-buena-eleccion-del-partido-obrero-en-salta

martes, 28 de abril de 2015

Nacional Vicente López en el recuerdo - Adiós a la querida Profe Blaustein…

Un acto de libertad

Por Carlos Semorile


(Una amiga del secundario me cuenta que los actuales moradores de nuestro Nacional de Vicente López se proponen relevar historias cotidianas del cole durante la época de la Dictadura. Parece, entonces, que el pasado siempre acecha, y que es tarea del presente conjurarlo, darle un orden, hacer un relato. Es lo que sigue a continuación: la narración de un dolor antiguo y un homenaje a quien no supimos, no pudimos, o no quisieron -otros no quisieron- prestarle una mínima esperanza en el porvenir.)
Creo que estábamos en tercer año, o sea 1978. A Blaustein, la profesora de literatura ya la conocíamos del curso anterior: buena mina, genuina vocación docente, enamorada de algunos autores que, misterios de la currícula castrense, nos dejaban leer. Hablo del “Relato de un náufrago”, de García Márquez, que es el folletín de un marino mercante que sobrevive diez días en el mar, sin comida ni bebida, luego de un naufragio de la armada colombiana. El tipo se salva y pasa a ser ídolo nacional: lo condecoran, lo besan las reinas de la belleza y, si mal no recuerdo, hasta le dan casa y dinero. Pero en las entregas de su historia, que Gabo va escribiendo y publicando, salta que el buque naufragó por el sobrepeso de las mercancías que llevaba de contrabando. Tremendo escándalo. Le sacan la casa, la pensión, las reinas ya ni lo miran, y vuelve a su mísera vida de antes, pero peor porque ahora está estigmatizado. Pregunto: ¿cómo nos dejaron leer esto los milicos? ¿Acaso creían que ellos eran tan distintos de los corruptos marinos colombianos? ¿O fue una sutileza de la Blaustein, que logró contrabandear a García Márquez para que al menos tuviésemos una idea de lo que nos estábamos perdiendo?
El año anterior, ahora que lo pienso, también nos puso cara a cara con la historia de la mano del “Martín Fierro”. Un embole, dirán algunos. Pero no. La Blaustein no paseó con maestría por el poema, y entonces ya no era una épica de tiempos idos y gauchos muertos, sino lo que ha sido y será toda la vida: un alegato de la puta madre que lo parió. Un maravilloso y trágico retrato de las injusticias y los heroísmos argentinos. Revisen nomás los autores que han escrito al respecto: Borges, Martínez Estrada, Jauretche, Hernández Arregui, Carlos Astrada, etcétera. La lista es larga y mi sapiencia es corta. Pero, además, la profe nos tiraba data extra sobre el senador José Hernández, sobre su rol como periodista, sobre sus compromisos. De ahí a descubrir que se opuso a la Guerra de la Triple Alianza había un solo paso. Ella, que por obvias razones no nos podía llevar hasta ese conocimiento, al menos nos señalaba el bondi que nos dejaba en la puerta.
Pero un día no se aguantó más. Llegó distinta, no diría que más enérgica que otras veces porque era una persona dinámica, pero tal vez sí más embalada. Pensándolo un poco, supongo que estaba cabreada, algo la había enojado mucho. La clase comenzó con esa tensión en el ambiente. Éramos tan infantiles que creíamos que el mundo se acababa cuando alguien nos decía “saquen una hoja”. Y sin embargo, ella agarró para otro lado y al rato fue volviendo a su verdadera naturaleza. Se dulcificó. Comenzó a hablarnos como nadie que yo recuerde nos habló en todos esos años. Abrió su corazón y nos dijo que no le gustaba la comunidad en la que todos vivíamos, que la oprimía. Que soñaba con una sociedad de iguales, sin hambre ni miseria, sin explotadores ni oprimidos, sin importarle que llevase el nombre de socialista, comunista, o cualquier otro. Mientras hablaba, sus propias palabras la iban emocionando. Es fácil ahora entender por qué: en el medio de la más feroz represión, se estaba permitiendo un acto de libertad.
Me parece como si la estuviera viendo, buscándonos la rebeldía en los ojos, tratando de encender los espíritus que se mantenían apagados como fuegos del cuaternario. Ella vibraba y nosotros, sus alumnos, callábamos. Con ese silencio cobarde le estábamos diciendo que su sueño nos es era ajeno, desconocido y peligroso. La vimos declinar. El clima se enfrío de nuevo, desapareció la dulzura, y en un último intento nos preguntó directamente si no nos gustaría vivir en una sociedad diferente. Le contestamos con el miedo. Pero no se dio por vencida: “¿En serio ninguno de ustedes sueña en vivir en un mundo más justo?” No se alzó ninguna mano. La profesora Blaustein contuvo sus lágrimas, nos dijo que la decepcionábamos, agarró su cartera, y se marchó mucho antes del timbre. Nos dejó solos con nuestro terror, y esta mala conciencia de no haberle agradecido nunca por haber pensado en nosotros y en lo que nos estábamos perdiendo.

Santa Fe, Argentina

viernes, 27 de febrero de 2015

LA AMIA , LA SIDE Y LA CRIMINALIDAD ESTATAL

Reproduzco aquí el posteo de Rosa Báez (La polilla Cubana), compañera bloguera cubana, en su perfil de Facebook que incluye las palabras expresadas por de Herman Schiller en una mesa redonda llevada a cabo en la Ciudad de Buenos Aires el 26/02/2015 sobre el tema "La AMIA, la SIDE y la criminalidad estatal."

En su muro Rosa escribe:
Herman Schiller: “ LA AMIA , LA SIDE Y LA CRIMINALIDAD ESTATAL ”
¿Qué hay, finalmente, tras el controvertido caso AMIA? ¿Qué, tras la muerte de Nisman? No tengo sobre ello una idea cierta porque sobre pasa, con mucho, mi conocimiento de los hechos ocurridos en la sociedad argentina... Sí creo -de ello estoy cierta- que es el momento de limpiar oscuridades, de sanear lo que deba ser saneado y de que con justicia, se cierre este oscuro capítulo... sin guerras intestinas, con -únicamente- justicia. Es por ello que comparto estas palabras de Herman, porque es un llamado, a mi modesto entender, a hacerlo.

INTERVENCIÓN DE HERMAN SCHILLER EN LA MESA REDONDA LLEVADA A CABO EN LA LEGISLATURA DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES BAJO EL TÍTULO “ LA AMIA , LA SIDE Y LA CRIMINALIDAD ESTATAL ” (26-II-15)

Pasaron casi 21 años de la masacre de la AMIA , que se llevó a 85 de nuestros compañeros, que en su mayoría eran trabajadores, jubilados, estudiantes, profesionales, comerciantes, amas de casa, transeúntes.
Toneladas de palabras se han vertido desde entonces, pero sigue la confusión en torno a lo que podría ser uno de los interrogantes centrales de esta causa: ¿Cuál fue la “ideología” de esta masacre? “Ideología”, por supuesto, entre comillas.
Con lenguaje escatológico y coloquial podríamos formular la pregunta de otra manera: ¿Qué mierda tenían en la cabeza los que lo hicieron y qué los motivó?
O dicho de otro modo para plantear esta incógnita que aún sigue vigente:
La masacre de la AMIA , ¿tuvo que ver con el malhadado conflicto de Medio Oriente o fue continuidad del terrorismo de Estado que asoló a la Argentina y, entre los 30.000 detenidos-desaparecidos, se llevó también a 2000 judíos?
O dicho más sencillamente todavía: ¿Fueron los de allá? ¿Fueron los de acá? ¿O fue una combinación de los dos?
Aquello que suelo denominar como “judaísmo oficial”, es decir la DAIA , las autoridades de la AMIA y los distintos gobiernos de turno del Estado de Israel, se apresuraron a culpar a los esotéricos fundamentalistas de las lejanías.
Había entonces un periodista llamado Mario Wainstein, que había colaborado en el semanario “Nueva Presencia” y que años antes había escandalizado a la derecha judía realizándole un reportaje al embajador de la Organización de Liberación Palestina, OLP, en Brasil. Además, como ciudadano israelí, cuando le tocó el servicio militar, fue preso por negarse a servir en los territorios ocupados. Y bien, este periodista, Mario Wainstein, se encontraba en Tel Aviv aquel 18 de julio de 1994 y, pocas horas después, lo entrevistó desde aquí Nelson Castro que le preguntó al aire por qué tan rápidamente el gobierno israelí apuntaba al mundo árabe, sin ninguna prueba, sin ninguna investigación. Y Wainstein le contestó: “Esta es la respuesta fácil de los políticos de acá”.
Pasaron más de veinte años y casi no hay evidencias de que el llamado fundamentalismo islámico haya estado involucrado en esta masacre y, en cambio, hay centenares de pruebas que apuntan al aparato represivo y al terrorismo de Estado argentinos, tanto por participación como por encubrimiento, desde la policía hasta los servicios de inteligencia.
Desde hace muchos años venimos denunciando que la ex SIDE, ex Servicio de Inteligencia y, desde hace pocas horas, el nuevo engendro que es más de lo mismo; la ex SIDE, decía, que fue creada por Perón a fines de los años cuarenta con el nombre de “Control de Estado” para neutralizar a la izquierda que seguía actuando en el movimiento obrero, especialmente en las filas de los trabajadores ferroviarios; la ex SIDE, decía, no es solo el instrumento del buchonerío, el espionaje y la delación, sino un resorte clave de la criminalidad estatal. Y sus manos están manchadas con la sangre de miles de compañeros asesinados bajo su responsabilidad,
Podríamos hablar horas enteras enumerando los crímenes de la SIDE.
SIDE que no ha sido ajena a los hechos represivos, aberrantes y de terrorismo de Estado ocurridos en los últimos sesenta años, como, por ejemplo, la masacre de la AMIA.
El 30 de agosto de 1994, apenas 42 días después de la matanza de la calle Pasteur, publiqué en “Página 12” una nota titulada “ La SIDE y la AMIA ”. Allí, luego de recordar sus nefastos antecedentes (por ejemplo, que en sus covachas fueron fundadas muchas de las bandas paraestatales como la Guardia Restauradora Nacionalista, GRN, y la Concentración Nacionalista Universitaeria, CNU, que asolaron el campo popular en las últimas décadas), denuncié también que, desde la masacre de la AMIA , la SIDE estaba haciendo lo imposible por convertir a las víctimas en victimarios.
Entre sus denominados “operativos de inteligencia” figuró la aparición de un “informe” (por supuesto que “secreto”) escrito por un asesor de Aldo Rico llamado Norberto Ceresole. Ese “informe”, concebido con un lenguaje marcadamente fascista, apareció en una revista que financiaba la SIDE y se llamaba “Punto crítico”. Estaba dirigida por Miguel Angel Pérez, conocido carapintada de Seineldín, que estuvo con él en Panamá y en ese momento trabajaba para el “servicio” de referencia.
Algunas semanas después, a fines de noviembre del `94, los periodistas Sergio Moreno y Laura Términe, en un breve interregno progresista que tuvo el diario “ La Prensa ”, publicaron una nota excepcional titulada “El zorro en el gallinero”. Allí ambos jóvenes periodistas se preguntaban cómo era posible que una repartición nazi por excelencia estuviera investigando un atentado antisemita,
Esos dos valientes colegas, obviamente, fueron amenazados de muerte y el propio jefe de la SIDE de entonces, el ultramenemista Hugo Anzorreguy, nerviosamente se vio obligado a salir a defender a la inmaculada institución.
En tanto, otro buchón del organismo, el coronel de infantería Jorge Solís (de inequívoca ideología nazi, que en 1990 había sido acusado de intentos extorsivos a empresarios y el día de la masacre trabajaba en la SIDE ) querelló a los compañeros por aquella incisiva nota.
Nota que incluía también otros nombres, como Enrique Giorello, ex jefe del Departamento de Medios de Comunicación durante la dictadura militar, que se convirtió durante la “democracia” en director de Reunión Interior de la SIDE. Y Enrique Gobeé, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Martínez de Hoz, que en los días de la masacre de la AMIA se había transformado en director de la Sala de Situación de la SIDE.
Con sintético sarcasmo, el recordado poeta Juan Gelman llegaría a definirlo así: “Si la SIDE investigara realmente a fondo la masacre de la AMIA se encontraría consigo misma”.
Un abogado, que era secretario del juez Galeano antes de abandonarlo para denunciar los enjuagues de la investigación, llegó a decir en una de las concentraciones de Memoria Activa que la SIDE , en vez de aparecer como investigadora o testigo, debería ser puesta sobre el banquillo de los acusados en calidad de imputada.
La SIDE , además de cobijar delincuentes y asesinos de la peor especie como lo acaba de denunciar el ex diputado nacional Miguel Bonasso, maneja cifras siderales prácticamente sin control alguno.
En la época de Menem se supo que su presupuesto era de por lo menos un millón de dolares diarios. Hoy los secretos y recontrasecretos hacen difícil conocer con exactitud cuál es su presupuesto verdadero, pero, sin duda, sigue siendo sideral.
El ex ministro de Néstor Kirchner, Béliz, hace diez años, largó un solo nombre. El de Antonio Stiusso, pero este es apenas una gota en el océano. De todos modos, Stiusso no era un pez chico sino un referente insoslayable de esta madeja criminal.
Stiusso estuvo ahí desde la época de Lanusse, en 1972, cuando la SIDE era un eje central para desarticular el avance de la izquierda dentro de las masas peronistas, y fue un hombre de decisiones en los días de la dictadura militar. Y perduró hasta nuestros días, inclusive con el apoyo incondicional del kirchnerismo. Hasta que entraron en colisión.
El formó parte del famoso Grupo Alem, junto con Guglielminetti, de clara orientación fascista y represiva, que apareció en la revista “Gente” ostentando cruces svásticas y otros elementos de la parafernalia del Tercer Reich. Y, además, fue compinche de Aníbal Gordon, uno de los tantos asesinos que operaban para la SIDE y otros “servicios”.
Todos los gobiernos, inclusive el kirchnerista, negaron que la SIDE reparta sobres a periodistas o que haga inteligencia interna.
En todos los casos mintieron, porque la especialidad de la SIDE es el control del periodismo mediante sobornos y surtir de datos al denominado periodismo de investigación, además de la inteligencia interna, el espionaje y la infiltración, que es la quintaesencia que ha justificado hasta ahora su existir.
En el último año del siglo veinte, cuando en las puertas de la Escuela de Inteligencia, dependiente de la SIDE , en la calle Libertad entre Arenales y Juncal, fue asesinada una señora que alimentaba unos gatos, organizamos allí un acto público de repudio a este organismo terrorista e inútil. Hablaron, entre otros, David Viñas, Ricardo Monner Sans y Eduardo Barcesat, siendo quizás la única vez que a alguien se le ocurrió salirle al cruce a esta institución repulsiva casi olvidada por el campo popular.
Su destino histórico, como los demás servicios de inteligencia, la policía y todas las otras fuerzas represivas, es ser disueltos para que no queden ni rastros.
Dicho sintéticamente: ni la SIDE de antes, ni los nuevos engendros, con o sin Milani.
Pero el debate social será en definitiva el que deba decidir qué hacer con estos organismos que han teñido de sangre y luto al pueblo argentino y sobreviven en democracia.
Condenamos la judeofobia, que desde el poder y desde distintos sectores de la sociedad se ha expandido como reguero dee pólvora, y también condenamos la islamofobia y la utilización de chivos expiatorios árabes que, en el peor estilo racista, aparecen desde las fuerzas hegemónicas y desde los medios.
A propósito de esto, quiero decir que permanentemente soy un crítico del diario “ La Nación ”. Pero añado que también en un diario oligárquico como este hay contradicciones y a veces se le escapan verdades no previstas por ellos.
Como sucedió, por ejemplo, el 10 de diciembre del 2006. En esos días habían estallado con enorme fuerza las denuncias contra Irán basadas en datos endebles suministrados por la CIA y la Mossad , que no fueron hechos públicos oficialmente.
Bueno, ese día, en “ La Nación ”, Jorge Urien Berri publicó una nota que no tenía desperdicios. Se tituló “Una cuestión de fe, no de pruebas”. En esa nota Berri no solo subrayaba que no había pruebas serias contra Teherán, sino que se preguntaba también por qué, por ejemplo, no se hablaba más de los policías que debían custodiar la AMIA y en el momento de la voladura estaban ausentes.
Y Berri finalizaba con estas palabras categóricas: “Un crimen de lesa humanidad no justifica el todo vale, ni justifica reemplazar la verdad real con la verdad revelada”.
Por supuesto que a Berri se le vino el mundo encima en medio de presiones y escándalos, tal como me lo contó el mismo en un reportaje que le hice algunos años después.
El judaísmo oficial ha sido cómplice por acción y omisión de todas estas distorsiones. En una nota publicada hace ya algún tiempo dije que eran cornudos conscientes de los verdaderos asesinos. Y, más recientemente, el 27 de enero último, nada menos que en el diario “Haaretz” de Tel Aviv (un diario que la ultraderecha sionista suele calificar de izquierdista, aunque en realidad se trata de una publicación progre y pluralista) apareció un comentario que le puso los pelos de punta a los dirigentes de la DAIA y de la AMIA.
Esa nota, firmada por Meir Margalit, que es un luchador por la paz y contra las violaciones de los derechos humanos de los palestinos, acusó a los dirigentes de la comunidad judía argentina de estar sirviendo los intereses de la peor derecha.
Y, con respecto al acuerdo con Irán, señaló: “El memorandum firmado con Teherán es, sin duda, controversial y problemático, pero no a la altura de los negocios de armas de Israel con la junta militar de Argentina durante la dictadura iniciada en 1976” .
Esto, reitero, lo dijo un columnista de un diario israelí, quien, por si fuera poco, agregó:
“Nisman estaba infectado por la obsesión contra Irán que infectó a la comunidad entera. Se lo proveyó de materiales que Israel le dio y fue usado por el ala derecha para promover un hecho político que probablemente él nunca quiso”.
Nisman, agrego yo, era un vocero del judaísmo oficial y no sé si se suicidó o lo suicidaron. Pero, cualquiera que hayan sido los hechos reales, lo cierto es que fue víctima de las durísimas confrontaciones entre las mafias represivas. Confrontaciones que se cobraron otras vidas, como la del apodado Lauchón Viale hace algún tiempo.
Y volviendo a Stiusso, este personaje fue entrevistado hace poco por la revista “Noticias”. Y en un párrafo realmente sabrosísimo, se le preguntó quién había volado la AMIA. Y Stiusso no respondió con la sanata de siempre de que “estamos investigando hasta las últimas consecuencias”, sino que dijo nada más y nada menos que la voladura de la AMIA “era un secreto de Estado”.
Para mí ha sido una de las más claras confesiones de alguien ligado al poder y, tengo entendido, que APEMIA comentó el hecho a través de un comunicado.
Aunque en realidad se registraron otras confesiones formuladas desde arriba. El propio ministro del Interior del presidente De la Rúa , Federico Storani, el mismo personaje que tiene las manos manchadas de sangre por su responsabilidad en el asesinato en 1999 de dos compañeros a la entrada del puente Corrientes-Resistencia, llegó a declarar a manera de confesión:
“No es fácil avanzar en la investigación del caso AMIA, porque hay un bloqueo de las fuerzas de seguridad”.
“Esto significa en concreto --agregó Storani-- que en las fuerzas de seguridad existe una negativa a investigar a sus propios hombres vinculados con el ataque”.
Estas palabras de Storani, esta verdadera confesión, fueron dichas al presidente de la aMIA y reveladas por “Página 12” el 12 de julio del año 2000.
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Pero no he venido esta noche a hablar únicamente de la viga en el ojo ajeno.
También el denominado campo popular integra esta sociedad y no está exento de cargar sobre sus espaldas algunas de sus taras.
Por eso no fueron pocos los partidos de izquierda que, al principio, tiraron la pelota afuera, dijeron muchas sandeces, no ocultaron sus prejuicios y se mostraron indiferentes ante la masacre, como si los muertos hubieran sido todos vendedores de bombachas de la calle Azcuénaga y no compañeros.
Y APEMIA llegó a denunciar a algún sector pequeño de la izquierda que inclusive podría decirse que apoyó el atentado con el argumento de que era parte de la lucha del pueblo palestino contra el sionismo invasor.
En una sociedad profundamente colonizada por instituciones reaccionarias, la judeofobia o el prejuicio encubierto subyacen muy arraigados incluso en ciertos estratos de la izquierda revolucionaria a la que pertenezco.
Siempre suelo citar una frase muy feliz de August Bebel, el pensador marxista que actuó en Alemania hacia fines del siglo XIX y principios del XX al lado de esa gran revolucionaria que fue Rosa Luxemburgo. La frase de Bebel era: “El antisemitismo es el socialismo de los imbéciles”. O sea, el antisemitismo es la falsificación de la lucha de clases.
También en la Argentina hay demasiados imbéciles que confunden los términos reales de la antinomia entre explotadores y explotados.
No fueron pocos los que hace algún tiempo nos hicieron recordar que el señor Jacobo Brukman es judío. Pero muy pocos se fijaron que decenas de judíos, entre ellas Laura Ginsberg y el que habla, fueron corridas por los gases y la represión durante la gigantesca movilización de solidaridad con los trabajadores de Brukman.
(Entre paréntesis, toda nuestra adhesión a la lucha actual de los trabajadores de Brukman para impedir el desalojo y la nueva ofensiva patronal).
Muchos deberían repasar sus conocimientos sobre la lucha de clases. En tonces se darían cuenta que también en el campo judío hay lucha de clases. Y que también en el campo judío hay explotadores y explotados. Y hay asesinos de palestinos y defensores de palestinos.
En muchos sectores del campo popular el judío es aceptado siempre y cuando logre demostrar que es muy poco judío. Ciertos judíos de izquierda suelen aceptar esta tácita exigencia. Yo soy distinto y trato de nadar contra la corriente. Yo estoy muy orgulloso de mis raíces que tanto aportaron a las luchas revolucionarias en el mundo, desde la Revolución de Octubre, desde el Ejército Rojo creado por León Trotski, desde las Brigadas Internacionales que en España contaron con una masiva participación judía para pelear contra el fascismo, hasta la lucha armada en América latina. Y sin olvidarme de Simón Radowitzky, que hizo justicia, justicia popular, ejecutando a un feroz represor como el coronel Ramón L. Falcón, cuyo nombre, para vergüenza de los porteños, todavía lleva una calle del barrio de Flores.
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Y concluyo con una breve reflexión sobre APEMIA.
Mis palabras, las que vengo pronunciando desde el `94 o las que esbocé hoy, puede que sean valiosas y certeras o no, pero, en definitiva, son palabras que hasta ahora se las ha llevado el viento.
APEMIA tiene el mérito de que su firmeza y terquedad no han caído en saco roto. Por eso subrayaría que su logro fundamental es haber sacado la causa AMIA del oscuro túnel del Medio Oriente para instalarla en la agenda del campo popular argentino.
Ahora, en nuestro país, hay infinidad de problemas que nos preocupan y son parte cotidiana de nuestra lucha, como el avance de la miseria y la desigualdad, la desocupación, la indigencia, el gatillo fácil de la policía, la contaminación ambiental, el saqueo de nuestras riquezas naturales que efectúan las multinacionales como Chevron y Monsanto, la injusticia con los pueblos originarios despojados de sus tierras y de su identidad cultural, la corrupción, la entrega del país. Y, en este contexto, APEMIA ha logrado incluir también la causa de la AMIA , que ahora se comprende un poco mejor que no es un tema de la burguesía judía, sino un tema que atañe al conjunto de los trabajadores.
Cierto es que no soy de APEMIA, tengo diferencias y algunas heridas sin cicatrizar que vienen de la época de Memoria Activa. Pero eso, en este momento, es absolutamente secundario.
Continúo denunciando la responsabilidad del aparato estatal en la masacre de la AMIA y por ello saludo la lucha de APEMIA (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA ). Y, con mucha cautela, porque con razón o sin razón sigo siendo un descreído, me sumo a los reclamos de una comisión independiente de investigación y que se abran los archivos.
Muchos oportunistas que antes eran indiferentes al tema, hoy piden lo mismo. Esa es la señal que avanzamos.

Abuelas de la Plaza