Obviamente desde esta humilde y lejana posición de bloguero sudaca es difícil conocer "la verdad".
Ya es de por sí difícil sino imposible conocer cuál es la verdad en mi propio municipio, o en la misma manzana, en el mismo consorcio o inclusive el la habitación de los chicos; no quiero decirles cuán incierto resulta el conocimiento de la verdad de los que ocurre en Teherán, especialmente si consideramos que una cosa tal como "la verdad" es algo de dudosa existencia real.
Bueno tal como nos cuentan los historiadores modernos nos conformamos con investigar, documentarnos y comparar eternamente para tratar de ir construyendo algún tipo de conocimiento científico que nos permita hacernos a la idea.
Así haciendo es que uno aprende a escuchar los cuasi imperceptibles murmullos informáticos en medio del griterío informativo de la prensa oligopólica global. Es esta una tarea digna de un exquisito degustador de música clásica que logra identificar el leve sonido del suspiro de la dama de la primera fila en el clímax de la sinfonía heróica. Algo así es acceder a una visión distinta de los acontecimientos.
En el artículo de Hamid Sharabi, ingeniero Iraní contactado desde Cuba por Juventud Rebelde hace un resumen los acontecimientos que se están produciendo por aquellos lejanos reinos con motivo del reciente acto eleccionario y los consecuentes disturbios que se sucedieron.
El ingeniero Sharabi nos acerca ciertos datos que de verificarse no son menores a la hora de comprender aquellos fenómenos.
«La composición de clases en la reciente elección fue así: mientras los grandes capitalistas y terratenientes, junto con la clase media alta, apoyaron a candidatos “reformistas”, la gran mayoría del campesinado y la clase trabajadora, y los de clase media baja, respaldaron a Ah-madinejad. Los capitalistas gastaron millones de dólares en apoyar a los “reformistas”. Esa ayuda financiera fue a su vez conjugada con la máquina propagandística imperialista, específicamente con la BBC y la VOA (Voz de los Estados Unidos de América).Interesante información que no está ampliamente difundida por los pooles informáticos. Más adelante agrega,
«Justo después de que se anunciaran los resultados de las elecciones y ellos [Sharabi se refiere aquí a los interesados en desestabilizar al gobierno de la revolución iraní] supieran que eran los perdedores, lanzaron la segunda fase de su plan: fomentar la división entre 40 millones de iraníes que votaron por candidatos diferentes. Se habían preparado para esto, y habían anunciado que si el candidato Hossein Musavi no era el ganador, ¡entonces habría “evidencia” de fraude! Por desgracia, los llamados de Musavi y otros candidatos de oposición a ir a las calles, sirven a los esquemas del imperialismo para dividir al pueblo y desestabilizar el país.Esto último nos debe sonar tristemente familiar teniendo en cuenta las estrategias que los candidatos opositores al gobierno de Cristina Kirchner han desarrollado por éstos días de campaña en nuestro país.
El caso aquí no es la pretensión de establecer una tribuna para defender al gobierno iraní ya que a esta altura tal y como lo dice el ingeniero Sharabi
Parece que las fuerzas contrarrevolucionarias e imperialistas han captado el mensaje: la Revolución iraní puede defenderse a sí misma».La cuesión es la de poder entreveer las ingerencias y los juegos de influencias, presiones y apoyos que los distintos factores de poder, (internos y externos) pueden y deben estar realizan en nuestro propio escenario político-social.
Irán es desde por lo menos la primera mitad del siglo XX un compendio de acciones de ingerencia externa de la CIA, actividad no solo públicamente documentada sino ampliamente aceptada por la propia agencia.
No nos equivoquemos, el Gran Negro del Norte se parece mucho a Roosevelt, el pócer de la política norteamericana del siglo XX, aquel que dijo alguna vez del dictador nicaraguense Anastasio Somoza que era un hijo de puta pero era "nuestro" hijo de puta.
Cabe recordar brevemente que el líder opositor iraní autodefinido como “un reformista que regresa a los principios”, Mir Husein Musavi es un veterano político, 67 años que fue el quinto y último primer ministro de Irán entre 1981 y 1989. Su mandato se recuerda como un período de represión interna, con numerosos asesinatos, torturas y penas de prisión para los disidentes del régimen y las minorías kurdas y turcomanas. No obstante esto, la preferencia por Musavi en Europa y EE.UU. es muy clara: el candidato de la llamada revolución verde es «su hijo de puta»
¿Por qué?
Aún así, mas que nunca mi voto sigue siendo positivo.
Hasta la próxima