miércoles, 20 de abril de 2016

El problema de la Identidad Asignada

¿De que estamos hablando cuando hablamos?

Hoy difundimos la nota firmada por Eva Giberti publicada en la contratapa de Página12 que versa sobre un tema urgente en estos tiempos como es el de la "Identidad Asignada" a la hora de difundir cualquier tipo de información  a traves de los medios de comunicación.

La doctora Giberti se refiere expresamente al tema de la abuelidad como categoría impuesta por el autor de una crónica pero la disquisición resulta extensiva y válida para otras categorías semánticas similares que sirven a quienes firman para predisponer actitudes específicas de parte del receptor acerca del sujeto protagonista de la historia narrada.

Los “abuelos”

Por Eva Giberti

Cuando es necesario aludir o mencionar a gente de la tercera edad, los viejos y las viejas, una singular tendencia determina que tanto en los medios de comunicación como en expresiones barriales sean denominados “abuelos”. Si se trata de un accidente, un automóvil atropelló a una abuela y si se describe un asalto “los abuelos fueron maniatados...” Pero sucede que estos “abuelos” jamás lo fueron: no existen tales nietos y en oportunidades, tampoco hijos. No obstante, cualquier comentario del diario vivir nos introduce al dulce nombre de abuelo como identidad asignada.

La abuelidad adquirió su vigencia merced a Perrault que diseñó una abuela solitaria, viviendo en una casita dentro de un bosque umbrío (por eso tenía las ventanas abiertas), y a merced de un lobo, animal que reiteradamente Animal Planet se empeña en mostrarnos con perfiles perrunos y convivenciales. En el cuento para niños ella es deglutida por la bestia (que recordemos no la mastica porque cuando, al final, el cazador abre la panza del cuadrúpedo la rescata entera y sin digerir –en la versión de los hermanos Grimm–). Es una abuela que atravesó los avatares de quien es tragado para luego exponerse a un rescate por el coraje de un cazador que, escopeta al hombro y cuchillo de carnicero para abrir panzas mediante, salvará la vida de la niña y de la abuela.

¿La abuela sabría que su nietecita la visitaría? Esa es una pregunta que suelen hacerse las abuelas a menudo, pensando en hijos y nietos. Las abuelas de verdad, porque las otras y los otros llamados abuelos sin serlo saben que no habrá ni hijos ni nietos, aunque la sonrisa almibarada de algunas sociedades los bautiza con la prepotencia semántica de quien se siente dueño del idioma.

“Pero Eva... Esa crítica es una exageración... Se los llama de ese modo porque es cariñoso, para hacerlos sentir acompañados, considerados... ¿qué importa si son abuelos de verdad?”

Por cierto, la verdad no es lo que más interesa ni averiguar cómo les resulta escuchar que se los llama “abuelos” a quienes no lo son. Identidad impuesta que al mismo tiempo crea una esencia, la abuelidad, en tiempos en los que las esencias se diluyen y las identidades se modifican de acuerdo a la voluntad de quien las transporta según los ritmos propios de la Modernidad tardía.

Identidad que en este caso excluye a los otros, a los viejos y viejas que no son abuelos, para colocarles en el oído la sonoridad de aquello que no les pertenece. Como toda identidad fulgurante (ésta es una de ellas por el modo y la oportunidad en la que se la utiliza) sirve para excluir a los otros, a los que no tuvieron ni tienen los nietos que la identidad impone.

Se adjudica y asigna esta abuelidad para dejar sentado que esos sujetos alguna vez han engendrado, han sido productivos; si se los menciona como ancianos, alguien puede darse cuenta de que no son sujetos que el mercado considere valiosos en cuanto a su capacidad productiva.

Otra historia y otro cantar con los viejos sabios de la tribu que aconsejaban a las nuevas generaciones sentados alrededor del fuego doméstico y que se consideraban modelos o ejemplos respetables; menos aun con el viejo Vizcacha, personaje poético y decidor de verdades: ahora es distinto. Tan distinto que resulta necesario –para todos los de la tercera edad– crearles una identidad “cariñosa” de modo que no aparezcan como sujetos solitarios, que apenas pueden caminar para salir de compras, que titubean con sus recuerdos o lo que es peor los usan para compararlos con la vida actual. ¿Ir de compras? Este es otro capítulo porque, como a la abuela de Caperucita, hay que surtirlos porque podrían perderse en el bosque (hoy en las avenidas) buscando el camino del supermercado.

Con cierta frecuencia la comunidad semantiza haciendo trampas, cuando algo inquieta su “buena conciencia”; por eso siempre la prostitución es “infantil” en lugar de hablar de niñas victimizadas por los adultos, el abuso sexual contra los niños también es caracterizado como infantil para disimular el delito parental y también los padres adoptantes, no son noble y sinceramente adoptantes, sino “padres del corazón”. La cuestión de fondo reside en enmascarar aquello que los hechos transparentan y empinan cuando quedan a la vista. Entonces se otorgan identidades que se organizan en cartografías que provean seguridad a quien se puede sentir sacudido por las palabras que aportan certezas quizás insoportables.

Las identidades, cada vez más cambiantes, avanzan en su movilidad a pesar de los intentos de buscar identidades fijas: “abuelo” es identidad fija desde tiempos bíblicos y ha sido elegida como garantía de permanencia.

Todavía sucede de este modo en épocas en las que la juventud, endiosada, constituye el paradigma de todas las esperanzas pero arrasa con la esperanza de aquellos que no esperan ver crecer a sus nietos. Pero a ellos también los bautizan mediante el rito de la palabra que pretende dulcificar aquello que el cuento había resuelto: el lobo se comió a la abuela pero se disfrazó de abuela para confundir a la niña. La tesis es impecable: hay que disfrazarse de abuela para esconder los hechos. Entonces llamemos “Abuelos” a todas esas personas que son ancianos, viejos, personas “mayores”, gente de la tercera edad.

Existen personas solteras, viudas, pero ¿cuál es el estatuto de quien es gente de la tercera edad y no tiene nietos? Parecería que el problema mayor reside en exceder los sesenta años ya que según la directora gerente del FMI, Cristina Lagarde, se corre el “riesgo de que la gente viva más de lo esperado” o sea “el “riesgo de la longevidad” sobre las finanzas públicas (abril 2012). Como sabemos, cuando se vive más de lo esperado el Estado debe comprometer los fondos públicos(!?) para jubilarlos... lo cual significa un alto costo nacional(!?).

Entonces, para ser cariñosos, por lo menos, concedámosles el título de Abuelos a todos, con o sin nietos, sin diferencias odiosas, sin advertir que la abuela vivía sola en una casita dentro de un bosque umbrío, con las ventanas abiertas y la puerta sin cerrojo, esperando que le llevasen algo para comer, enferma en la cama y a merced de un animal hambriento. Nunca sabremos si el lobo se la comió con el camisón y la cofia –según los dibujos que ilustran el cuento– o si la desvistió primero, para preservar la ropa del posterior disfraz. Pero que el disfraz del lobo, así como su diálogo con Caperucita intentando hacerse pasar por una abuela, constituyen una clave del cuento, no caben dudas. De eso se trata: hacerse pasar por abuela/abuelo mediante el disfraz que la palabra “abuelo” aporta. Pero dejémoslo claro: así puede suceder cuando se llega a viejo, o sea, cuando se vive más de lo esperable.

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domingo, 6 de marzo de 2016

Pronóstico Reservado


http://www.infonews.com/nota/283768/dos-locales-kirchneristas-fueron-atacados 






El clima social y político de nuestro país se está poniendo cada vez mas inestable, oscuro y amenazador a partir de la asunción del nuevo gobierno.


Los actos de provocación violenta relacionados con la política se hacen cada vez mas frecuentes. 

Ya hay demasiados compañeros que por expresar sus simpatías por las opciones que surgen del campo popular son perseguidos, agredidos y detenidos sin causa  por personal uniformado de las fuerzas de seguridad sin identificación alguna bajo el paragüas de la Emergencia de Seguridad decretada por un DNU totalitario y represivo emitido por el nuevo Ejecutivo Nacional conducido por exponentes de la restauración neoliberal mostrando un claro avance de modos fascistas en el manejo de la cosa pública.

Aparecieron además un sinúmero de particulares violentos, decididamente simpatizantes de la nueva gestión en algunos casos y anónimos no identificados en otros, que en banda o en solitario agreden sistemáticamente a activistas, militantes y simpatizantes de las causas populares en diversas cuidades del país. Los violentos intolerantes atacan sin demasiado control a los compañeros que durante estas agresiones son patoteados, golpeados y hasta heridos de bala a la par que ven destruidas las instalaciones y materiales destinados a fines políticos y sociales. 

Nada semejante había ocurrido durante los 12 años de gobiernos del FPV con Néstor y Cristina en la Rosada. Durante todo aquel período, las libertades y los derechos constitucionales fueron generalmente hechos respetar y garantizados. Cabe tener en cuenta que las fuerzas de seguridad para bien o para mal no cambiaron de buenas a primeras el 10 de diciembre. Tampoco cambiaron (aún) las leyes vigentes que las regulan. No se registraron inmigraciones significativas de personas con antecedentes de violencia política y racial. Somos todos los que estábamos y estamos todos los que somos. No hubo cambios en ese sentido. La famosa "grieta" ya estaba instalada desde hace décadas y sigue estando. Lo que sí cambió es el ocupante de la Rosada y todo el equipo de personas que asumieron responsabilidades de gobierno en nuestro país el 10 de diciembre pasado. Los cambios son visibles desde que Cambiemos ganó las elecciones por una minúscula diferencia.

Es bastante claro que desde la cúspide del nuevo poder político se impone hacia las bases la directiva manifiesta de " ... hacer lo que se considere necesario" - tal como reza en el DNU correspondiente - para acallar, eliminar y/o suprimir al otro diferente y por lo tanto peligroso, es decir al que no se alegra por los cambios impuestos por el gobierno. Eso es fascismo en desarrollo. Poder represivo del estado habilitado y maximizado para la persecución ideológica y la represión de la protesta social a lo que se suma un habilitación encubierta o no tanto para la acción de bandas fascistas de grupos violentos armados. 

Estos hacedores de la "nueva política" dicen estar llevando a cabo la revolución de la alegría pero no son otra cosa que fascistas reaccionarios puestos a gobernar por la acción irresponsable de ciudadanos analfabetos políticos, de individuos sin consciencia y de resentidos. Son todos ellos conocidos delincuentes seriales y enemigos manifiestos del pueblo, ahora están nuevamente encaramados en la gestión pública y abocados a la tarea de pudrir todo lo antes posible. No tuvieron éxito durante la gestión de CFK de modo que ahora juegan todas sus cartas para lograrlo. Necesitan que corra sangre, que se produzcan muertos y que haya caos. "Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades" dicen que dijo alguna vez el Barón de Roths­child.

Los sucesos violentos que nos ocupan hoy son la clara señal del deseo y la voluntad por parte de quienes nos gobiernan de promover el enfrentamiento entre grupos en nuestra sociedad en el marco de lo que el jefe de la iglesia católica, Jorge Mario Bergoglio, señaló como "...una especie de tercera guerra mundial combatida por partes"  "... azuzada por intereses espurios como la codicia y permitida por una suerte de indiferencia cainita que ya consintió las atrocidades del pasado."


Si a esta suerte de habilitación oficial al ejercicio del odio social, de clase y racial que estuvo relativamente reprimido y controlado durante el último decenio le agregamos el hecho de que desde hace ya muchos años sectores vulnerables de nuestra sociedad están siendo sometidos a un " ... genocidio por goteo..." como lo llama Zaffaroni a causa de la violencia homicida, la letalidad policial y la prisionización de los individuos, especialmente los individuos jóvenes pobres y de tez cobriza, entonces la conclusión es que estamos transitando un camino muy peligroso que podría conducirnos, en un futuro cercano, a la desintegracion social y a la desaparición del estado tal como lo hemos conocido.

MC - Hasta la próxima.





sábado, 5 de marzo de 2016

Francisco

Francisco sufre por los pobres del país


El papa les manifestó a referentes sociales su "preocupación por la grave situación económica y social que se vive", a partir de "los despidos en el sector público y privado". También se mostró en contra de las políticas aplicadas por Macri, que "agudizan los problemas de los trabajadores".
A pesar de los intentos del oficialismo por minimizar los “gestos” de marcada frialdad y formalidad para con el presidente Mauricio Macri, por parte del papa Francisco, la cuestión volvió a tomar relevancia este viernes, al darse a conocer que la máxima autoridad de la iglesia católica recibió en el Vaticano a dirigentes sociales, con los que charló durante dos horas y les transmitió “preocupación respecto a las situación de los despidos, al planteo de la baja del salario y el ajuste” que atraviesa el país.
Cuatro días antes de reunirse durante exactos 22 minutos con el presidente argentino, el Sumo Pontífice se entrevistó con Guillermo Robledo, presidente del Movimiento Helder Cámara por la Paz entre las Religiones y los Pueblos, y Eduardo Murúa, presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) y trabajador de la metalúrgica IMPA.
Este viernes, ambos dirigentes hicieron públicos algunos detalles del encuentro que tuvo lugar el 23 de febrero último, en la Residencia de Santa Marta y que tenía como fin entregar una propuesta para la creación de un Observatorio sobre el Sistema Financiero Mundial junto a la Iglesia Católica.
Teniendo en cuenta el panorama local de despidos en el sector público y privado, las referencias al tema del papa Francisco se tornan de una significación especial y podrían generar, nuevamente, malestar en las filas de Cambiemos.

De qué se habló

“Hablamos más de dos horas con el papa Francisco en Santa Marta, y se mostró muy preocupado por el salvaje ajuste en Argentina, así nos dijo literalmente. Expresó que le hacía acordar al revanchismo social que él vivió en el año 55, luego de la Libertadora”, contó Murúa.
“Ustedes son muy jóvenes y no lo han vivido, pero esto que está pasando en la Argentina lo veo como una especie de revanchismo hacia los sectores populares y los trabajadores, como fue en 1955”, dijo Francisco, según los dirigentes, trazando un paralelismo con lo ocurrido después del sangriento golpe de Estado contra el presidente Juan Domingo Perón.
Por su parte, Robledo agregó que “Francisco nos dijo que estaba muy preocupado por las políticas aplicadas hoy en la Argentina, porque agudizan los problemas de los pobres y de los trabajadores”.

Posición tomada

“Lo que diga un papa no cambia ni diez votos”, sostuvo a días del balotaje el publicista ecuatoriano Jaime Durán Barba, principal asesor de la campaña de Cambiemos.
Ya al frente del Ejecutivo, Macri intentó dejar atrás la rispidez con el carismático Francisco y solicitó una audiencia que le fue concedida. Pero la frialdad y la brevedad de la reunión fue titular en todo el mundo.
El mismo jefe de Gabinete nacional, Marcos Peña, debió responder a las interpretaciones que surgieron tras el encuentro y resaltó que el Pontífice “no es un dirigente político argentino. No es kirchnerista ni de Cambiemos”.
Pero la posición del líder del Vaticano parece estar tomada desde hace rato. Según contó Murúa, el Papa les llegó a adelantar cómo sería el trato que demostraría para con el Presidente, en su audiencia oficial cuatro días más tarde: “Nos enteramos antes y resultó ser lo que fue, lo que se enteraron todos con los gestos que hizo respecto a la visita”, señaló.

martes, 1 de marzo de 2016

Nombres para recordar

Artìculo del "perro" Verbitsky publicado en Página 12 referente a las actuaciones de los vendedores de la patria señores Maurizio Macri, Luis Caputo, Santiago Bausili, Alfonso Prat-Gay, Marcos Peña y Mario Quintana.



La lectura del comunicado emitido ayer por el special master Daniel Pollack trae ecos de otros tiempos. El mediador designado por el juez de Wall Street que condenó a la Argentina a pagar lo que reclamaban los fondos buitre encomió a quienes dedicaron incontables horas y/o especial talento para alcanzar el acuerdo. En primer lugar, al juez que lo designó, Thomas Griesa; luego el presidente Maurizio Macri, que “en cuanto fue electo en noviembre decidió modificar el rumbo negativo que la República Argentina había impreso a este litigio” y por último el principal de los acreedores, Paul Singer, un “negociador duro pero justo”. En el medio, extendió su reconocimiento al Secretario de Finanzas Luis Caputo, por su “paciencia, buena voluntad e inteligencia” y al subsecretario Santiago Bausili y no olvidó mencionar a los funcionarios con capacidad de decisión Alfonso Prat-Gay, a quien llama Ministro de Economía y al jefe y subjefe del gabinete de ministros, Marcos Peña y Mario Quintana porque la “corrección del rumbo” que impusieron fue “heroica”.

El 7 de agosto de 1945, el entonces coronel Juan D. Perón explicó en su célebre discurso del Colegio Militar cómo operaban lo que llamó las fuerzas vivas o los vivos de las fuerzas. “Hubiera sido mucho más fácil seguir el camino ya trillado y entregarnos a esas fuerzas que nos hubieran llenado de alabanzas. Entonces, todos los diarios nos aplaudirían, pero los hombres de trabajo estarían en condiciones iguales o peores que antes. En ese sentido he sido receptáculo de innumerables sugestiones. Les aseguro a ustedes que si hoy me decidiera a entregar el país, mañana sería el hombre más popular de Buenos Aires. Me lo han dicho impúdicamente:

–Vea Coronel, ¿por qué no deja de pelear con esos hombres y se arregla?

Yo les he preguntado invariablemente a qué precio.

–Muy simple, arreglando las cuestiones económicas.

–¿Y en qué consisten las cuestiones económicas?

–Pero, hombre, llegando a combinar los negocios internacionales, cuestión de transportes, cuestiones de industrias.

–En otras palabras, señores, entregar el país. Esa es la realidad. Si yo entregara el país, me dijo un señor Braden –en otras palabras muy elegantes, naturalmente, pero que en el fondo decían lo mismo– en una semana sería el hombre más popular en ciertos países extranjeros. Yo le contesté:

–A ese precio prefiero ser el más oscuro y desconocido de los argentinos, porque no quiero –y disculpen la expresión– llegar a ser popular en ninguna parte por haber sido un hijo de puta en mi país”.

Como esto ocurrió hace 71 años, es posible que no fuera conocido para la mayoría de los diputados y senadores a los que Pollack recordó ayer que el acuerdo “está sujeto a la aprobación del Congreso argentino y, específicamente, al levantamiento de la ley cerrojo y de la ley de pago soberano, promulgadas por el anterior gobierno y que impedirían estos acuerdos”.

Es bueno que al momento de la decisión, posean toda la información necesaria para elegir qué prefieren.

 

Abuelas de la Plaza