viernes, 3 de noviembre de 2017

Depresión y resistencia

Desde los Comuneros colombianos, Túpac Amaru y los quilombos brasileños, nuestra historia es la de una lucha entre liberación y colonia, como brecha histórica. 
Tuvimos momentos de avance: los movimientos populares de diferentes épocas y países, que abrieron y ampliaron el espacio a la ciudadanía real. También hubo retrocesos, porque es historia de lucha y no relato de marcha triunfal, que es como relatan sus historias las sociedades decadentes.     
Nuestra lucha como historia está repleta de retrocesos durísimos: el genocidio de nuestros originarios, la guerra al Paraguay, el asesinato de Dorrego y de nuestros caudillos, la rebelión de 1880, la Revolución de 1890, la masacre de Falcón, los asesinatos de la Patagonia, la Semana Trágica, las represiones de 1930 y 1955, el bombardeo a la Plaza de Mayo, los fusilamientos de 1956, los crímenes atroces de la dictadura de 1976-1983, y quedan más en el tintero. Pasar revista a la región sería agotador. Pero nada de eso impidió el avance de nuestra ciudadanía real.  
Ahora sufrimos otro momento de retroceso. El Estado de Derecho se derrumba: hay presos políticos (Milagro Sala y sus compañeros); se encubren homicidios (Maldonado); se quieren revisar condenas por crímenes de lesa humanidad; se desconocen decisiones de justicia internacional; se persigue a jueces díscolos; casi se secuestró a un senador para demorar su incorporación al Consejo; se reclaman jueces propios; se acusa de mafiosos a los laboralistas; se estigmatiza al sindicalismo; se propone derogar el derecho laboral; se intentó nombrar ministros de la Corte Suprema por decreto; un sector de jueces se presta a un revanchismo análogo al de 1955; se inventan y clonan procesos; se imponen prisiones preventivas infundadas; se montan shows judiciales; desapareció la imparcialidad en amplios sectores judiciales; se quiso computar doble la prisión preventiva de genocidas que no la habían cumplido nunca; se extorsiona a los gobernadores para manipular al Congreso; se amenaza el sistema previsional; se desfinancian el desarrollo científico y tecnológico y las universidades; se persigue judicialmente a sus rectores; crece la deuda externa a velocidad nunca vista; se vuelve al colonialismo del FMI y, como frutilla del postre se forzó la renuncia de la Procuradora General de la Nación y se amenaza la autonomía del Ministerio Público, con lo que se manipulará selectivamente el ejercicio (y no ejercicio) de las acciones penales. 
Es obvio que nos alejamos velozmente del modelo ideal del Estado de Derecho (todos iguales ante la ley) y nos acercamos al del Estado de policía (todos sometidos al que manda).  
Esta regresión responde al marco mundial de pulsiones del totalitarismo corporativo, dominante en los Estados-sede, en que el lugar de los políticos lo ocupan los autócratas de las transnacionales. En los periféricos debilita la soberanía y fortalece la represión, porque la soberanía es de los pueblos y la represión es contra los pueblos, lo que empalma con su proyecto de 30% de inclusión y 70% de exclusión, racionalizado con la ideología única de idolatría del mercado, que exige libertad para personas jurídicas y represión para las humanas, usurpando el nombre de liberalismo (nunca mejor acompañado por el neo), con el que domina las academias y se vulgariza a través de los monopolios mediáticos. Todo esto, sin contar con las noticias falsas, los mensajes emocionales, la manipulación digital de conducta y los big data, con sus millones de dobles del consumidor, del peligroso y también del votante. 
La pulsión totalitaria corporativa mundial trata de generar sensación de impotencia, mostrándose eterna y omnipotente. Se trata de otra fake new (así se llaman las mentiras del Tea Party), porque no hay poder que no pase y que no tenga fisuras ni contradicciones. La impotencia genera depresión y, como es obvio, el deprimido no puede oponer resistencia (aunque puede volverse loco, matar y suicidarse).
Para provocar depresión es necesario ocultar la historia, otrora con el relato mitrista, ahora menos intelectualmente (acorde a la decadencia de nuestras minorías), tapándola con globos amarillos y shows televisivos.   
Desde la aporía agustiniana el tiempo es un problema, dado que el presente es una línea móvil entre dos cosas que no son: el pasado porque ya fue y el futuro porque aún no es. Pero lo cierto es que sin conocer lo que ya no es, tampoco podemos proyectar lo que aún no es. La fijación en la línea del presente sin percibir su movilidad es lo que causa la sensación de impotencia y la consiguiente depresión, porque al ignorar las otras dimensiones se obtiene una falsa visión estática de un mal momento histórico.   
Todo poder autoritario o totalitario acude a la táctica de incapacitar para la resistencia ocultando la historia para provocar depresión, porque fuera del contexto de lucha no se comprende que ese también es nuestro futuro, dado que el colonialismo continuará –aunque cambie de careta– y no parece cercano el momento en que no haya hegemonías mundiales que nos quieran colonizar.  
Además, sin ese contexto, tampoco es posible ponderar el balance positivo de la lucha de nuestra historia periférica, que es nada menos que nuestro ser, que aquí estamos, argentinos y latinoamericanos, y no sólo estamos, sino que también llegamos a ser y somos, que es lo más importante: avanzamos, resistimos y no han podido impedir que seamos y sigamos siendo.
Nuestros próceres no estaban angustiados –como se ha pretendido–, al menos no por separarse de un absolutismo monárquico. Tampoco San Martín se deprimió por Cancha Rayada ni Bolívar aflojó pese a sus reiterados fracasos. No debemos estarlo nosotros, aunque hoy la lucha contra la colonia no consista en cruzar los Andes a caballo.         
Nuestra historia continúa conforme a su esencia de historia de lucha anticolonialista y desde el pasado nuestros próceres nos exigen seguir sus ideales liberadores, reafirmando hoy que, argentinos y latinoamericanos, aquí estamos y aquí somos, nunca nos fuimos, no nos iremos ni dejaremos de ser: estamos, somos y seguiremos estando y siendo y, por supuesto, en la buena empujando y en la mala resistiendo, sin deprimirnos.   
    
* Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires.

domingo, 29 de octubre de 2017

Prolegómenos de una tragedia.

A raíz de la campaña perversa desatada en las redes por voluntarios y asalariados adeptos al régimen que nos gobierna, para promover el boicot al consumo de los productos que comercializa la empresa de los Maldonado, recordé un hecho en particular.

Dentro de algunos días se conmemoran 79 años de un hecho relativamente poco recordado en la memoria colectiva pero muy significativo ocurrido durante el régimen nazi - fascista encabezado por Adolfo Hitler y su banda de facinerosos que por desgracia lograron representar la voluntad de una importante mayoría de ciudadanos alemanes y de otros países centroeuropeos.
Se trata de la Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht y que fue una serie de linchamientos y ataques combinados ocurridos en Alemania y Austria durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 y llevado a cabo contra ciudadanos judíos y sus propiedades por las tropas de asalto de las SA (fuerzas paramilitares conformadas por voluntarios sostenedores fanáticos del régimen ) junto con la población civil, mientras las autoridades alemanas observaban sin intervenir para impedir tales acciones violentas.
Se trató de un hecho cuidadosamente planificado, preparado y llevado a cabo por los fascistas para lograr la construcción de un enemigo interno y alinear el pensamiento racista y violento de las mayorías en un accionar concreto fortaleciendo así el sentido de pertenencia de las mayorías a una causa que a la postre sería solo una ilusión devenida en horrenda realidad.
Aquella noche se produjeron unos cien asesinatos a manos de las bandas de fanáticos. Solo fue el prólogo de lo que sería luego una de las masacres mas terribles de la historia de la humanidad.
Los tiempos cambian, las ideologías mutan, se camuflan y se renombran pero el corazón y las mentes miserables y perversas de una enorme cantidad de seres humanos siguen siendo oscuros, densos, violentos, llenos de odio y finalmente sedientos de sangre como los de aquellos que salieron a las calles de alemania en 1938 para matar a su prójimo. En aquella oportunidad la maldad señaló a los judíos pero en cada época y lugar siempre existirá un "otro" distinto y culpable de nuestras desgracias a quién señalar y sobre el cual descargar nuestra ira.
Estar alertas, resistir y preservarse es fundamental en épocas oscuras como ésta.

Hasta la próxima.

domingo, 1 de octubre de 2017

Democracia y Sistemas Electorales


Por estos tiempos muchos argentinos estamos horrorizados por el hecho de que la derecha oligárquica neofascista ha logrado unir poder político con poder económico por vía de un proceso democrático que la convirtió en administradora de sus propios negocios desde los poderes del estado.

Por todas partes se escuchan voces que denuncian que la democracia está en peligro, la misma presidenta -mandato cumplido - Cristina Fernández de Kirchner expresó en campaña que vivimos un proceso de precarización de la democracia. No es lo que yo opino.

Es que, para muchos, existe una única "democracia" universal, ideal, eterna y la misma parecería estar destinada a resolver mágicamente todos los pesares y sufrimientos del pueblo tal como nos arengara tantas veces el llamado livianamente "padre" de la democracia argentina. La democracia  en todo caso tuvo otros padres y sobre todo otras "madres".

La realidad es que la "democracia" es simplemente una categoría probablemente inventada por elites y burguesías minoritarias para sostenerse en el poder y llena de múltiples y diversos sentidos que cobrarán o no forma dependiendo de quién está en posesión de la palabra en cada lugar y en cada momento histórico. El tema da para debates intensos y seguramente muy constructivos ero no es esa la intención de este posteo sino mas bien poner en evidencia esa multiplicidad de sentidos y contenidos del concepto.

El caso es que existen múltiples sistemas democráticos construidos y sostenidos por las sociedades humanas a lo largo de su existencia.

Hoy me pareció interesante acercar una nota publicada en el portal cubano Juventud Rebelde y destinada a los ciudadanos cubanos, que explica de manera sucinta como funciona el sistema de construcción de los órganos de gobierno en la isla desde hace ya 25 años


25 preguntas y respuestas sobre el Sistema Electoral cubano 

Todo lo que necesitabas conocer sobre los procesos electorales en tu país, aquellos aspectos que no tenías claros y esas dudas que aún no habías satisfecho, encuéntralos en Juventud Rebelde
por Susana Gómes Bugallo (digital@juventudrebelde.cu ) - 17 de Junio del 2017 
Como seguro ya sabes, el jueves último quedó constituida la Comisión Electoral Nacional. Este es uno de los primeros pasos del período de sufragio que recién comienza en el país. Y no será uno cualquiera, sino que Cuba estará inmersa en sus elecciones generales, que ocurren cada cinco años y alcanzan los máximos estrados de la Asamblea Nacional del Poder Popular y el Consejo de Estado.
No es responsable entonces lanzarse a vivir estos días, si aún albergas dudas que te impedirán entender el camino del todo. Por eso en Juventud Rebelde hemos querido reunirte en 25 preguntas y respuestas aquellas interrogantes que quizá te formulabas. Ya nos contarás después si te ofrecimos ayuda.
El material fue elaborado con una síntesis de la Ley Electoral No. 72, aprobada en 1992, y con información de la aplicación X Cuba, de la que ya te hemos comentado otras veces y esperamos que la tengas disponible por alguna vía.
1— ¿Qué normas legales sustentan el Sistema Electoral cubano?
Están establecidas en la Constitución de la República y en la Ley Electoral No. 72 del año 1992. 
2— ¿Por qué el Sistema Electoral cubano es diferente a otros del mundo?
. Está concebido sin la participación de partidos políticos electorales. El Partido Comunista de Cuba no propone ni nomina o apoya a ningún candidato.
. El pueblo es quien tiene la facultad de proponer y nominar a los candidatos.. La propaganda de las elecciones es facultad exclusiva de la Comisión Electoral Nacional.
. Para ser electos, los candidatos de todas las instancias necesitan obtener más de la mitad del número de los votos válidos emitidos.
. Los colegios electorales y las urnas son cuidados simbólicamente por estudiantes de las enseñanzas primaria y secundaria.
. El conteo de los votos que realizan los integrantes de las mesas electorales, es público, y se invita a participar en el mismo a los vecinos y extranjeros que viven o visitan Cuba, si así lo desean.
. Los electos no reciben remuneración económica alguna.
. El voto es libre, igual y secreto; es un derecho constitucional y un deber cívico que se ejerce voluntariamente.
3— ¿Cuántos tipos de procesos electorales existen?
Los procesos electorales que establece la Ley son:
a) elecciones generales, en las que se elige a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y a los delegados a las asambleas provinciales y municipales del Poder Popular.
b) elecciones parciales, en las que se elige a los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular.
4— ¿Quién dirige y organiza las elecciones?
Las convoca el Consejo de Estado no menos de 90 días antes. La organización, dirección y validación son facultades de las comisiones electorales.
5— ¿Para qué se crean las comisiones electorales?
Para organizar, dirigir y validar los procesos electorales que se celebren a fin de cubrir los cargos efectivos en los órganos del Poder Popular, así como su constitución, y para la realización de referendos.
6— ¿Qué derechos electorales tiene la ciudadanía cubana?
Todo ciudadano, con capacidad legal para ello, puede elegir y resultar elegido según los procedimientos fijados por la ley; votar en los referendos convocados; estar inscripto en el registro de electores del municipio donde radique su domicilio; verificar que su nombre aparezca en la relación de electores correspondiente a su domicilio; presenciar los escrutinios en los colegios electorales; participar en la asamblea de nominación de candidatos a delegados a la asamblea municipal del Poder Popular que sea convocada en el área correspondiente de su circunscripción electoral; establecer las reclamaciones que procedan legalmente, ante los órganos jurisdiccionales competentes, para hacer valer sus derechos electorales.
7— ¿Quiénes pueden ejercer el derecho al voto?
Todos los cubanos hombres y mujeres, incluidos los miembros de los institutos armados, que hayan cumplido los 16 años de edad, se encuentren en pleno goce de sus derechos políticos y no estén comprendidos en las excepciones previstas en la Constitución y la ley. Deben, además, ser residentes permanentes en el país por un período no menor de dos años antes de las elecciones y estar inscriptos en el registro de electores del municipio y en la relación correspondiente a la circunscripción electoral del lugar donde tiene fijado su domicilio; o en la lista de una circunscripción electoral especial.
8— ¿Quiénes no pueden votar en las elecciones?
Los incapacitados mentales, previa declaración judicial de su incapacidad; los sancionados a privación de libertad, aun cuando se encuentren disfrutando de libertad condicional, licencia extrapenal o gozando de pase; los que se encuentren cumpliendo una sanción subsidiaria de la privación de libertad; los que hayan sido sancionados a privación de sus derechos políticos, durante el tiempo establecido por los tribunales, como sanción accesoria, a partir del cumplimiento de su sanción principal.
9—¿Dónde se publican los registros de electores y cuándo?
Se publican en los colegios electorales con siete días de antelación al de las elecciones.
10—¿Quiénes son elegibles y para cuáles responsabilidades?
Todo cubano que esté en pleno goce de sus derechos políticos, posea un nivel de instrucción adecuado y reúna, en cada caso, las condiciones que se especifican en los párrafos siguientes, será elegible para:
a) Delegado a una asamblea municipal del Poder Popular (AMPP): haber cumplido 16 años de edad, tener su domicilio en una circunscripción electoral del municipio y haber sido nominado candidato.
b) Presidente y Vicepresidente de una AMPP: haber resultado elegido delegado a la propia asamblea.
c) Delegado a una asamblea provincial del Poder Popular (APPP): haber cumplido 16 años de edad, ser residente de la provincia y haber sido nominado como candidato por una AMPP de la provincia.
d) Presidente y Vicepresidente de una APPP: haber resultado elegido delegado a la propia asamblea.
e) Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP): tener cumplidos 18 años de edad y haber resultado nominado como candidato por una AMPP.
f) Presidente, Vicepresidente y Secretario de la ANPP: haber sido elegido diputado a dicha asamblea.
g) Miembro del Consejo de Estado: haber sido elegido diputado a la ANPP.
11— ¿Cómo se determina el número de delegados a las asambleas municipales del Poder Popular?
Se elige a uno en cada circunscripción electoral del municipio. El número de estas se determina para cada elección por la comisión electoral provincial, a propuesta de la municipal respectiva, tomando como base el número de habitantes del municipio, de manera que el número de delegados a elegir nunca sea inferior a 30.
12— ¿Cuántas propuestas se pueden hacer para candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular en un área de circunscripción electoral?
Todos los electores participantes en las asambleas de nominación pueden proponer a candidatos. No tienen límites las propuestas. Se podrán hacer todas las que deseen los electores que participan en la asamblea de nominación; pero en un área se elige solo un candidato.
13— ¿Por qué se va a segunda vuelta de elecciones de delegados a las asambleas municipales del Poder Popular?
Si quedan empatados dos o más candidatos, o ninguno obtuvo más de la mitad del número de votos válidamente emitidos en la circunscripción, se dispone una nueva elección dentro de los diez días siguientes a la primera. Si se trata de un empate, solo participan como candidatos los que quedaron empatados; y si ninguno obtuvo más de la mitad de los votos, participan los dos que más votos obtuvieron, y se considera elegido, en ambos casos, el que mayor número de votos obtenga. De existir nuevo empate, se realizan otras elecciones hasta que alguno logre mayoría.
14— ¿Cómo se nominan a los candidatos para delegados a las asambleas provinciales y diputados a la Asamblea Nacional?
Una vez constituidas las asambleas municipales para un nuevo mandato, en la fecha que disponga el Consejo de Estado, estas se reúnen en sesión extraordinaria con no menos de 45 días de anticipación a las elecciones de delegados a las asambleas provinciales y de diputados a la Asamblea Nacional para efectuar la nominación de los candidatos para cubrir dichos cargos.
En esa reunión, el presidente de la comisión de candidaturas municipales presenta las proposiciones de candidatos a delegados a la asamblea provincial y explica los fundamentos. El presidente de la asamblea municipal solicita a los delegados sus consideraciones y si desean excluir a algún propuesto, decisión que solo puede acordarse por el voto favorable de la mayoría de los delegados presentes. Si la asamblea acuerda excluir a alguien, el presidente de la comisión de candidaturas presenta una nueva proposición.
Concluidos estos trámites, el presidente de la asamblea municipal somete las proposiciones, individualmente, a la aprobación de los delegados. La votación se realiza a mano alzada y resultan nominados como candidatos los que obtengan más de la mitad de los votos de los delegados presentes. Si alguno de los propuestos no obtiene esa votación, la comisión presenta una nueva proposición, que se somete a este mismo procedimiento.
A continuación, el presidente de la comisión de candidaturas presenta las proposiciones de candidatos a diputados, y se sigue igual procedimiento. En los municipios divididos en distritos electorales, las asambleas municipales del Poder Popular nominan a los candidatos de cada distrito por separado.
15— ¿Cómo se forman las proposiciones de precandidatos a delegados a las asambleas provinciales del Poder Popular?
A partir de los delegados que resultaron electos para integrar las asambleas municipales del Poder Popular, que sean propuestos por las comisiones de candidatura municipales. O los ciudadanos en pleno goce de sus derechos electorales, aunque no sean delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, y que sean propuestos por las comisiones de candidatura municipales y provinciales.
16— ¿Quién nomina a los candidatos para delegados a las asambleas provinciales del Poder Popular?
Las asambleas municipales del Poder Popular son las facultadas.
17— ¿Cómo se determina el número de delegados que se deben elegir a las asambleas provinciales del Poder Popular?
La Ley Electoral determina que deben ser 75 como mínimo. En las provincias con más de 750 000 y hasta 1 500 000 habitantes se elige a un delegado por cada 10 000 personas de cada municipio, o fracción mayor de 5 000. En las provincias con más de 1 500 000 habitantes se elige un delegado por cada 15 000 de cada municipio, o fracción mayor de 7 500. En las demás provincias con menos de 750 000 habitantes la proporción para elegir a los delegados se establece dividiendo el número de habitantes de la provincia entre 75. El número de delegados que cada municipio de esa provincia puede elegir para la asamblea provincial del Poder Popular se determinará dividiendo su número de habitantes entre el cociente obtenido. En los municipios con menos de 15 000 habitantes se eligen siempre a dos delegados a la asamblea provincial del Poder Popular.
18— ¿Cómo se determina el número de diputados a elegir para integrar la Asamblea Nacional del Poder Popular?
Los diputados son elegidos a razón de uno por cada 20 000 habitantes de un municipio o fracción mayor de 10 000. En el caso que el número de habitantes de un municipio sea de 30 000 o inferior a esa cifra, se eligen siempre dos diputados.
19—¿Por cuántos candidatos se puede votar en la elección de diputados?
Se puede votar por tantos candidatos como aparezcan relacionados en las boletas, escribiendo una X junto a los nombres de aquellos a los que se le confiere el voto. Si desea votar por todos, puede escribir una X en el círculo que aparece en el encabezamiento de la boleta.
20— ¿Para qué cargos pueden ser electos los diputados?
Presidente, Vicepresidente o Secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular; miembro del Consejo de Estado; miembro de alguna de las comisiones de la Asamblea Nacional o presidente, vicepresidente o secretario de estas; presidir o integrar alguno de los grupos parlamentarios de amistad de la Asamblea Nacional; otros cargos electivos, como presidente o vicepresidente de asambleas provinciales o municipales del Poder Popular, presidente o vicepresidente de los consejos populares, delegado a asambleas provinciales o municipales del Poder Popular.
21— ¿Cuándo expira el mandato del Consejo de Estado?
El mandato confiado al Consejo de Estado por la Asamblea Nacional del Poder Popular expira al tomar posesión el nuevo Consejo de Estado elegido en virtud de las renovaciones periódicas de aquella.
22—¿Quién sustituye al Presidente del Consejo de Estado?
En caso de ausencia, enfermedad o muerte del Presidente del Consejo de Estado lo sustituye en sus funciones el Primer Vicepresidente.
23— ¿Con qué objetivo se crean las comisiones de candidaturas?
Para elaborar y presentar los proyectos de candidaturas de delegados a las asambleas provinciales del Poder Popular y de diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Para cubrir los cargos que eligen estas y las asambleas municipales del Poder Popular, se crean las comisiones de candidaturas nacional, provinciales y municipales.
24— ¿Quiénes integran las comisiones de candidaturas?
Representantes de la Central de Trabajadores de Cuba (que las presiden), de los Comités de Defensa de la Revolución, de la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, de la Federación Estudiantil Universitaria y de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, designados por las direcciones nacionales, provinciales y municipales respectivas, a solicitud de las comisiones electorales nacional, provinciales y municipales. En el caso de que una de las organizaciones de masas carezca de representación en algún municipio se designará un representante por la dirección provincial correspondiente.
25— ¿Qué se considera delito electoral?
Además de las infracciones de las disposiciones contenidas en la Ley Electoral, las conductas siguientes:
a) el que infrinja las disposiciones emanadas de la Comisión Electoral Nacional que rigen los procesos electorales y que garantizan la observancia de los principios establecidos en el artículo 171 de la Ley Electoral;
b) el que vote sin tener derecho a hacerlo;
c) el que vote más de una vez en una misma elección;
ch) el que falsifique, dañe, destruya, suprima, sustraiga, o disponga ilegalmente de todo o parte de cualquier lista de electores, síntesis biográficas y fotografías de los candidatos, boletas, documentos sobre el escrutinio, certificados de elección, o cualquier otra documentación electoral;
d) el que ilegalmente retire cualquier boleta oficial del colegio electoral;
e) el que, sin estar autorizado para ello, quite del lugar en que se encuentre, destruya o altere en cualquier forma, en todo o en parte, cualquier impreso, relación, registro o lista de electores, relación de escrutinio o cualquier otro documento que se hubiere fijado en determinado lugar de acuerdo con la Ley Electoral;
f) el que induzca, auxilie u obligue a otra persona a cometer cualquiera de los actos previstos en los incisos anteriores;
g) el presidente de un colegio electoral que no entregue a la comisión electoral de circunscripción, de distrito o municipal en su caso, los documentos con los resultados de la votación previstos en la Ley Electoral;
h) el que investido por la Ley Electoral de funciones oficiales:
—inscriba o apruebe la inscripción de cualquier persona como elector, sabiendo que no tiene derecho a hacerlo;
—no inscriba o no apruebe la inscripción el registro de cualquier persona como elector, sabiendo que tiene derecho a ello;
—permita votar a cualquier persona sabiendo que el voto de esta no debe emitirse;
—se niegue a admitir el voto de cualquier persona que tenga derecho a ello;
—altere los resultados de la votación.

Hasta la próxima.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Lectoescritura para gendarmes


Posteo de Elsa Drukaroff en Facebook sobre una experiencia docente con gendarmería.

Comparto este testimonio tremendo de Leonardo Novak
Hace unos años me propusieron dar clases en un centro de instrucción de Gendarmería Nacional. Clases de lectoescritura en el marco de una especialización en inteligencia. Obviamente, lo pensé dos veces antes de aceptar, pero acepté —porque necesitaba dinero y porque me ganaba un altruismo pequeñoburgués e inútil: salvar por lo menos a uno—. El trabajo consistía en enseñar a leer y escribir en un momento en que había una bajada de línea para formar a los aspirantes a gendarme en derechos humanos y otras cuestiones que los encargados de la especialización no veían con la mejor voluntad, pero cuyas órdenes obedecían. El que me entrevistó, un hombre bastante afable por cierto, me dejó presentarle una propuesta de objetivos y contenidos —estábamos inventando la materia en ese preciso instante—. Terminó de escucharme, se puso a revolver los pulgares sobre la panza, miró los paneles del techo y suspiró sin decir nada un rato largo —a mí me pareció largo, al menos—. Después se inclinó sobre el escritorio y me pidió acercarme. Habló casi en voz baja. Me contó lo único que él quería solucionar con la materia y para lo que realmente me llamaban. Muchas veces, cuando los aspirantes tenían como tarea “observar” un domicilio, los problemas de redacción en el informe generaban más de un dolor de cabeza: las descripciones de las fachadas, además de ilegibles, retrataban hogares muy distintos a los reales o muy parecidos a los de toda la cuadra, de manera que los gendarmes, cuando debían actuar, erraban el objetivo y no era infrecuente llevarse a un vecino alelado que miraba televisión y en nada se relacionaba con los hechos investigados. La anécdota me pareció ilustrativa y temible, le ponía carne a algo que yo me afanaba en no percibir —habría que preguntarse más agudamente cómo nuestras ensoñaciones ideológicas nos permiten andar por el mundo creyendo que hacemos cosas buenas—. En fin, por H o por B, decidí olvidar el ejemplo para desarrollar un programa. Nada resultó bien, como era de prever, y la planificación apenas si la pude poner en práctica. De los casi 120 aspirantes muy pocos no profesaban un rechazo absoluto a leer y a escribir —ni mucho mayor ni mucho menor que el de cualquier otro ciudadano— y a todo tipo de reflexión. Pero además, el hombre a cargo solía visitarme siempre después de clase y un poco burlonamente, aunque con insistencia, me recordaba el cuentito de las fachadas. Adapté los trabajos a esa consigna extraña y focalicé en ejercicios meramente descriptivos (los informes les impedían aventurar hipótesis, hacer interpretaciones, etc.). Los días se volvieron interminables, los manuscritos trasuntaban siempre los mismos escenarios, poblados con pibes de gorra y capucha en el interior de casas herméticamente cerradas de las cuales no se podía deducir nada más que el color de las paredes y el material de las persianas. Si en las imágenes aparecía una vieja, era una posible víctima de asalto. Si veíamos un kiosco, en realidad estábamos frente a un aguantadero. Veían hipotéticamente, vivían en estado de sospecha. Esos fantasmas, creo, es lo que llamamos institución Gendarmería y lo que habían aprendido en los dos años de formación previa, consistente, según sus relatos, en estar parados bajo la lluvia o el sol inclemente durante una innumerable cantidad de horas. Desaprobé trabajos todo lo que pude porque no lograba extraer las especulaciones de los escritos. Por las junturas de los paneles, en los momentos de escritura y silencio, llegaba la clase de al lado: un hombre enseñaba varios mecanismos de armas. También, cada tanto, otro profesor, un abogado que, según dijo, daba Derecho, aparecía por el ojo de buey de la puerta y me saludaba tamborileando los dedos en el vidrio. Nunca entendí su sonrisa, si le causaba gracia nuestra tarea o si, más abstracto, se compadecía de la suerte de la humanidad. Finalmente me dijeron que yo tenía el poder de desaprobar a cuantos quisiera, pero lo óptimo sería que no fuesen muchos, es más, casi ninguno, porque estaban obligados a egresar tantos gendarmes cada tanto tiempo.
También fui conociendo a los aspirantes, muchos de los cuales temblaban y sudaban ante las letras como pocas veces vi en mi vida. Algunos me llamaban aparte, intimidados por los ojos de los demás, y confesaban, con mucho pudor, varias cosas distintas: ser casi analfabetos, no querer volver a su provincia porque todo era peor, haber delinquido y temer la reincidencia, desear casarse y necesitar trabajo.
Durante la etapa de exámenes finales cada uno leía como le era posible, pronunciaban en silencio las palabras y cerraban los ojos como si buscasen en su intimidad el significado de un lenguaje muerto pero sagrado —todos odiaban leer, pero creían que era importante—; se golpeaban las sienes o presionaban los párpados con el canto de las manos a la caza de un sinónimo o reprendiéndose a sí mismos por considerar que todo lo habían hecho mal. Y cuando se inclinaban sobre la hoja, por la camisa entreabierta, a casi todos les bamboleaban cadenitas plateadas con vírgenes o se aferraban a algún amuleto que podría preservarlos, milagrosamente, de la vergüenza que temían pasar ante el docente. Me pareció comprender mucho de lo que venía esquivando para no sufrir demás. Todos, al menos esos de ahí, venían del mismo páramo sórdido, un paisaje replicado en rincones de provincias donde la presencia del Estado es casi peor que su ausencia, una intemperie en la que afluyen el feudalismo de los gobernadores, la moralina religiosa y la publicidad satelital, produciendo pequeñas bombas de resignación o desprecio, aptas para vivir día a día en los límites de la ley, uno de cuyos resultados es el gendarme, a grandes rasgos.
No me llamaron nunca más para dar esas clases. Nunca les pedí trabajo de nuevo.
Vamos a lo importante: ¿dónde está Santiago Maldonado?

Abuelas de la Plaza