La Muerte"Se murió como se muere casi todo el mundo. De viejo, del corazón, internado y cuidado a pesar de estar preso.Se murió como se muere casi todo el mundo. Salvo aquellos a los que se persigue, se tortura, se mata, se desaparece.Su muerte es una más. Muerte de 87 años, muerte lúcida y tranquila. Se entra en un sueño del que no se vuelve."
(*) Fragmento inicial del editorial publicado en la página web de Agencia Pelota de Trapo
En los últimos días, inmediatamente después de la amplia difusión de la noticia acerca del fallecimiento en prisión del "delincuente genocida", me encontré conque para algunas personas, publicaciones (la del encabezado es solo un ejemplo entre otros) y entidades que se presentan y asumen públicamente como luchadores y activistas por los DDHH, el reconocido "delincuente genocida" recientemente fallecido ... "Se murió como se muere casi todo el mundo" lo cual es lo mismo que decir que nunca fue realmente juzgado, ni tampoco verdaderamente condenado y mucho menos encarcelado. Es decir que nada ocurrió, todo sigue igual. Hay que tener pelotas para afirmar tal cosa.
Parece que para estas gentes, todo fue y sigue siendo nada más que una fantasía, una "opereta discursiva..." generada por "...los K y la corpo" y que la administración del actual gobierno nacional elegido en elecciones democráticas (claro que aún burguesas por cierto) no se diferencia mayormente de lo ocurrido durante la dictadura genocida y no solo eso sino que usaron a Videla y a los juicios "de lesa" para armar la dicha operación discursiva con el único objetivo de encubrir aquella terrible verdad subyacente que ha sido y continúa siendo repetidamente enunciada tanto por los partidoobreristas de la seudo izquierda fundamentalista como por los organizadores fascistas de las manifestaciones antiK o los periodistas mercenarios al estilo del gordito ese que fuma por TV los domingos por la noche y que es que los gobiernos de NK y CFK fueron y son represivos y dictatoriales y que al fin y al cabo defienden los mismos intereses que los militares traidores a la patria y genocidas de la dictadura del ´76.
Ojo que quienes esto afirman o sugieren esta vez no son Lanata ni sus descerebrados y/o sus oportunistas seguidores, ni Majul el dotado, ni metralleta Leuco, el panqueque cordobés, tampoco es Bonelli o el agente secreto Kovadloff, no es Pagni, tampoco Joaco Morales S. En fin no son los periodistas independientes puestos voluntaria o asalariadamente al servicio de los intereses corporativos antiK. Son, como dije, personas y entidades que se presentan y asumen como luchadores y activistas por los DDHH y se debe dejar en claro que no hay ni falsedad ni hipocresía en ello.
Su actividad en defensa de los DDHH es real, ya que ponen sus esfuerzos, su sapiencia y formacion profesional y su experiencia laboral al servicio de la investigación siempre difícil, la denuncia penal y la difusión de los muy diversos casos de violaciones de los derechos humanos llevados a cabo por las agencias punitivas de los estados (nacional y/o provinciales)
El problema es que, probablemente producto de una particular interpretación de sus lecturas académicas y de sus experiencias laborales y políticas, creen que su activismo es el único auténtico y verdadero y por ello están habilitados de hecho para menoscabar, ningunear, opacar, desestimar y mofarse de la dedicación, el esfuerzo, la perseverancia y el sufrimiento de las víctimas de la dictadura, sus deudos, los demás activistas por DDHH, sus organizaciones (Madres, Hijos, Abuelas, Nietos, Cels, Serpaj, etc), los profesionales del derecho (fiscales, secretarios, jueces) que trabajan por la causa desde afuera y al interior de un aparato judicial naturalmente hostil, los funcionarios nacionales y provinciales(incluidos NK, CFK, Luis Eduardo Duhalde, y tantos otros) , los militantes políticos, los empresarios, los estudiantes, etc, que durante mas de treinta años pusieron el cuerpo y han luchado y sufrido para lograr lo que se logró en materia de juzgamiento, condena y prisón de delincuentes genocidas y sus cómplices, que usurpando las funciones administrativas del estado desataron desde allí acciones terroristas sobre la población para instalar un determinado modelo político y económico.
Estos señores y señoras que desde una supuesto e infantil izquierda y subidos a sus respectivas torres de marfil, pontifican acerca de lo que es y lo que no en materia de DDHH e inmersos en una suerte de psicosis estéril, despilfarran sus innegables y posiblemente muy valiosos aportes para ayudar a la prosecución de mayores cambios en lo que a profundización de la consciencia social se refiere. Al negar los cambios reales ya ocurridos a la fecha en ese campo gracias al esfuerzo de quienes ellos atacan o menoscaban simplemente por manifestar su apoyo al gobierno K, privan de un importante aporte, no ya al actual gobierno que sería lo de menos, sino a la lucha por el cambio social profundo.
Al respecto no dejo de recordar la pancarta desplegada por los inefables militantes estudiantiles del Partido Obrero, que presidió el ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras durante mucho tiempo y que rezaba simplemente "Cristina = Macri".
El caso es que las habituales y pornográficas actividades reaccionarias que despliegan los personeros de la derecha autocrática y oligárquica y que representan a los intereses de las élites dominantes hoy alborotadas, son previsibles y por estos días por lo menos, neutralizables.
En cambio esta suerte de guerra de querillas muchas veces imperceptible pero persistente, que bajo el camuflaje de "crítica al sistema", desarrollan sectores que se presentan dentro de lo que otrora era llamado "el campo popular" desempeña un rol pernicioso que termina por ser desmoralizante, debilitante y disolvente en vez de aportante. Se invalidan así valiosas críticas que cursadas y difundidas sin tanta miopía fundamentalista podrían de seguro ayudar a la lucha contra el discurso hegemónico creando las bases para un verdadero discuso contrahegemónico que represente un avance y un nuevo avance en la conscietización de sectores que aún quedan enredados en las redes del discurso hegemónico.
Hasta la proxima muerte.