sábado, 4 de enero de 2020

Mendoza no se puso de pie

Durante el ultimo mes del año que terminó se nos estuvo informando amplia y pomposamente desde medios como LN y otros similares voceros de la oligarquía y poderes fácticos y/o de los autodenominados de izquierda que "Mendoza se puso de pie en contra la reforma de la ley minera ..." en razón de que se produjeron importantes manifestaciones en diferentes puntos de la provincia donde el reclamo popular de ambientalistas defensores del agua, productores locales, emprendedores comerciales y  público en general. El reclamo se hizo sentir al punto tal que el cronista resalta que miles de ciudadanos iniciaron "... la marcha más grande de la historia mendocina" y finalizaron en las puertas de la Casa de Gobierno donde se produjeron algunos "incidentes". 

Ante la magnitud de las movilizaciones los medios se empeñaron en relativizar la responsabilidad del gobierno radical-cambiemista recientemente elegido por la mayoría de los mendocinos de la provincia en ambos sucesos, la ley rechazada y la represión ante la movilización popular de los peticionantes y se esforzaron en tratar de vincular al nuevo gobierno nacional por el sacrílego y políticamente incorrecto doble accionar. Basura mediática de siempre ocupada en operar políticamente uniendo a las fracciones reaccionarias de la sociedad
 
La afectación ambiental de las aguas ... mendocinas (¿?) es el gran tema. Es claro que los emprendimientos extractivos y los procesos de concentración de los productos minerales representan un aspecto delicado para nuestras sociedades en la etapa actual del desarrollo tecnológico-comercial del sistema capitalista dependiente en el que estamos inmersos ya que afecta nuestro medioambiente de manera muchas veces irreversible. Pero este fenómeno no es nuevo, para el caso debemos recordar que ya en 1937 y hasta 1980 operaba, en El Sosneado, a la vera del Atuel, la empresa SOMINAR que extraía y refinaba azufre. Esta empresa cesó sus operaciones mineras pero no por acción de "lo políticamnte correcto" sino debido a la inviabilidad económica del emprendimiento. El azufre obtenido como subproduto de desecho de la refinanción del petróleo es de costo ínfimo.
La problemática entonces está enmarcada por tres aspectos, por un lado está el uso mal regulado o simplemente desregulado de procesos extractivos y refinadores contaminantes que pueden producir daños ambientales, por otro el tema del aporte de mas o menos divisas con que estas actividades netamente exportadoras contribuyen para el sostén del modelo económico imperante en los estados donde funciona el modo capitalista dependiente de las estrategias de los poderes fácticos mundiales como el nuestro y por último pero no el menos importante está el tema del afán de lucro desmedido de las empresas sean nacionales o multinacionales involucradas.
 
Al respecto está bueno conocer lo que en verdad ocurre en Mendoza, o mejor dicho en la cuenca del Atuel. El río nace en la alta cordillera mendocina a los 3100 metros de altura y tiene un doble régimen, nival (deshielo de nieves en primavera y verano) y glacial (ablación de glaciares) La superficie total de la cuenca (superior, media e inferior) en el pasado era de 40.000 kilómetros cuadrados aproximadamente mientras que en la actualidad (solo superior y media, la inferior ya no existe) es de 13.000 kilómetros cuadrados aproximadamente. Tiene una longitud de más de 550 kilómetros en territorio de las provincias que lo deberían compartir, Mendoza (departamenos San Rafael, Malargue y General Alvear) que realmente obtiene beneficios del Atuel utilizando sus aguas para riego, abstecimiento de ciudades, poblados y asentamientos urbanos de lujo y emprendimientos turísticos recreativos y La Pampa (departamentos Chicalcó,Chalileo, Puelén y Limay Mahuida donde el río directamente no existe con lo que ello implica en cuanto al enorme daño medioambiental, económico y social que esta situación impone a los territorios del oeste pampeano. Por cierto este desastre medioambiental ocasionado por la sobreexplotación y el mal uso del río que lleva mas de 200 años de práctica no ha ocasionado multitudinarias marchas por parte de los políticamente correctos ciudadanos ambientalistas mendocinos beneficiados.

En razón del uso
intensivo, unilateral e inconsulto del río por parte de la provincia de Mendoza se produjo en el oeste de La Pampa, un sostenido decrecimiento de la actividad económica, un pronunciado declive poblacional debido a los desplazamientos forzosos con la consecuente decadencia cultural y la indubitable violación de los derechos humanos de los lugareños por no tener el mínimo indispensable de agua para subsistir como personas.
 
El despojo hídrico del agua del Atuel a la Provincia de La Pampa por parte de los gobiernos de la Provincia de Mendoza en representación de los intereses de mendocinos asentados en el área de San Rafael se inicia en (1808-1809) cuando el río Diamante (hasta entonces afluente del río Atuel) fue desviado hacia el este por el Comandante Tellis Meneses, del fuerte de San Rafael con el objetivo de irrigar un extenso tramo desértico en el este mendocino. Para esa época mas allá, al sur, solo había "desierto"  es decir la nada misma para los colonos blancos inmigrantes de origen europeo. Los pueblos originarios que allí tenían sus asentamiento por miles y el ecosistema existente a orillas del curso hídrico simplemente no tenían entidad para el "okupa" inmigrante blanco.

Cronología del secuestro del Atuel
 

En 1918 al sur de la localidad de General Alvear, en la provincia de Mendoza, se realizaron obras clandestinas de captación y desvío que provocaron la extinción aguas abajo del brazo principal del río Atuel. Entre 1933-1937 se producen otros cortes ilegales (tapones de Ugalde) en territorio mendocino que impiden el escurrimiento de otros de los brazos del río, en este caso el Butaló que alimentaba con sus aguas a los terrenos de la colonia y en 1948-949 se completan las obras del dique-embalse Los Nihuiles en la cuenca media, construido entre el gobierno nacional y la provincia mendocina. Con esta obra deja de escurrir el río de manera definitiva salvo muy esporádicas crecidas.
 

En 1949 el organismo Agua y Energía de la Nación dispuso, con "carácter provisorio” a través de la resolución 50/49, una entrega anual al territorio pampeano equivalente a 2,5% del derrame anual del río. Esta resolución fue sistemáticamente ignorada por el Departamento de Irrigación de la provincia mendocina.

En 1973 por el decreto 1560/73, dictado por el Poder Ejecutivo Nacional se reconoce a la provincia el derecho a la percepción de regalías hidroeléctricas del río Atuel. No hubieron marchas, ni grandes ni chicas, en su defensa.

En 1987 la Corte Suprema de Justicia de la Nación falló a favor de la interprovincialidad del río Atuel y de la estimulación a las partes (provincias mendocina y pampeana) a celebrar convenios para utilizar de manera razonable el mismo. Este fallo no modificó la postura de la provincia mendocina que desconoce intencionalmente el dictamen. Tampoco esta ves el mendocino se movilizó a favor de una correcta y racional política para la cuenca.
 

En 2008 se celebró un convenio entre las provincias en conflicto con el aval de Nación, con el objetivo de recuperar caudales que se insumen en la cuenca inferior del río a partir de un canal de 130 kilómetros a territorio pampeano, que se emplearía para bebida animal e irrigación. Las obras en territorio mendocino serían financiadas por Mendoza, La Pampa y Nación mientras que el canal conductor por La Pampa y Nación. Dicha obra nunca fue concluida. Tampoco hubieron marchas en este caso.

Con rigor histórico podemos afirmar que Mendoza no se puso de pie jamás contra el desastre ambiental y humano que se estaba produciendo desde hace mas de dos siglos como consecuecia del accionar egoísta, irracional y criminal del pueblo y gobiernos mendocinos y la vista mas o menos gorda de los sucesivos gobiernos nacionales



Tal vez sea interesante reflexionar sobre el hecho de que decenas de miles de mendocinos políticamente correctos salgan a las calles y pretendan defender "su" agua, esa que usan y de la que abusan para sí de manera egoísta, indiscriminada e ineficiente sea para consumo, negocios o recreación, esa misma que le han retaceado durante décadas a los pampeanos que la requieren para su subsistencia y desarrollo.



Hasta la próxima. MC

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