Los oscurantistas se preocupan
Leemos un
artículo de la Agencia Fides fechado en Río de Janeiro el 22/7/2010 referido a las recomendaciones que los obispos de la región oriental del Brasil hacen a sus fieles en vista de las próximas elecciones que tendrán lugar en ese país.
(...)
Por este motivo debéis elegir a los candidatos que ofrecen incentivos concretos para el desarrollo de familia según el designio de Dios, es decir, aquellos que se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción por parte de parejas homosexuales y a la legalización de la prostitución, de las drogas y de la trata de mujeres.
Es así que para los miembros de esta secta religiosa mesiánica y fundamentalista, todos los homosexuales sin excepción, que desen casarse y adoptar hijos caerían dentro de la misma categoría de aquellas personas que pretenden lucrar con la prostitución, con la droga o con la trata de personas ( que no solo mujeres se compran y se venden en este mundo)
Algunos no entienden
En una
entrevista que le hizo Ricardo Carpena a Mario Bunge en La Nación, el 21/3/2010, éste reconoce:
-Eramos tan apasionadamente antiperonistas que no fuimos capaces de hacer un análisis objetivo del peronismo. Más aún, usábamos categorías políticas europeas. Creíamos que el peronismo era una forma de fascismo. Y no lo es: es original, es un tipo de populismo. Creíamos también que Perón era bruto. Es falso. Era inteligente, no sólo habilidoso, y tenía cultura histórica, al fin y al cabo era profesor de historia militar en el Colegio Militar. Lo menospreciamos y por eso no lo entendemos. Gino Germani, que fue el fundador de la sociología moderna en la Argentina, se fue del país en 1966 y al año siguiente me visitó en Montreal. Le pregunté: "¿Por qué te fuiste de la Argentina? ¿Por la persecución? No -me dijo-, me fui porque fui incapaz de entender al peronismo. Todavía hoy no lo entiendo". Y es así: quien no entiende al peronismo no entiende el país.
Quedan todavía por allí muchos
bienpensantes pretendidamente de izquierda que siguen comprando y vendiendo aquellas viejas y desactualizadas etiquetas importadas de la europa etnocéntrica para clasificar los fenómenos políticos y sus actores en las tierras americanas del siglo XXI.
Hasta la próxima.