sábado, 25 de octubre de 2008

De líquidos modernos

¿Quién es Zygmunt Bauman
Del bolg Actores Sociales tomamos este fragmento que lo define ciertamente:
Aunque él es frecuentemente mencionado como un pensador "postmoderno", su escepticismo del concepto claramente lo separa de los auspiciantes más entusiastas del posmodernismo; así como tampoco comparte la noción de "modernidad" vs. "postmodernidad", argumentando que los dos coexisten como dos lados de la misma moneda, usando los conceptos de modernidad "sólida" y "líquida".
A continuación comparto un fragmento del prólogo del libro de Zygmunt Bauman, Modernidad Líquida, donde el autor refiere sus pensamientos y reflexiones sobre la etapa actual de la civilización en el cual pareciera abogar por definirla como una continuidad de la modernidad ahora incapaz de mantener su forma por sus propios medios (líquida) en lugar de pensarla como una etapa posterior de la misma (postmodernidad).

La situación actual emergió de la disolución radical de aquellas amarras acusadas -justa o injustamente- de limitar la libertad individual, de elegir, y de actuar. La rigidez del orden es el artefacto y el sedimento de la libertad de los agentes humanos. Esa rigidez es el producto general de "perder los frenos": de la desregulación, la liberalización de los mercados financiero, laboral e inmobiliario, la disminución de las cargas impositivas, etc. (como señalara Offe en "Binding, shackles, brakes", publicado por primera vez en 1987); o (citando a Richard Sennett en Flesh and Stone [Carne y Piedra]), de las técnicas de "velocidad, huída y pasividad" -en otras palabras, técnicas que permiten que el sistema y los agentes libres no se comprometan entre sí, que se eludan en vez de reunirse-. Si ha pasado la época de las revoluciones sistémicas, es porque no existen edificios para alojar las oficinas del sistema, que podrían ser invadidas y capturadas por los revolucionarios; y también porque resulta extraordinariamente difícil, e incluso imposible, imaginar qué podrían hacer los vencedores, una vez adentro de esos edificios ( si es que primero los hubieran encontrado), para revertir la situación y poner fin al malestar que los impulsó a rebelarse. Resulta evidente la escasez de esos potenciales revolucionarios, de gente capaz de articular el deseo de cambiar su situación individual como parte del proyecto de cambiar el orden de la sociedad.
La tarea de construir un nuevoo orden mejor para reemplazar al viejo y defectuoso no forma parte de ninguna agenda actual -al menos no de la agenda donde supuestamente se situa la acción política-. La "disolución de los sólidos", el rasgo permanente de la modernidad, ha adquirido por lo tanto un nuevo significado, y sobre todo ha sido redirigida hacia un nuevo blanco: uno de los efectos más importantes de ese cambio de dirección ha sido la disolución de las fuerzas que podían mantener el tema del orden y del sistema dentro de la agenda política. Los sólidos que han sido sometidos a la disolución, y que se están derritiendo en este momento, el momento de la modernidad fluida, son los vínculos entre las elecciones individuales y los proyectos y las acciones colectivos -las estructuras de comunicación y coordinación entre las políticas de vida individual y las acciones políticas colectivas-.

Bauman, Zygmund -
Modernidad Líquida -
Fondo de Cultura Económica - México - 2003


Acceso a "Libros de Zygmunt Bauman"


Hasta la próxima.

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