sábado, 18 de octubre de 2014

Izquierdas en Occidente - Trotski hoy



Interesante nota publicada en el portal Misiones Opina con motivo de la reciente presentaciòn el Sábado 4 de octubre en La librería-bar Eterna Cadencia del libro Con Trotsky, de Prinkipo a Coyoacán (Ediciones IPS) con las memorias de Jean Van Heijenoort secretario del dirigente de la Revolución Rusa.  La nota realiza un ràpido pero no menos revelador sobrevuelo de la historia y el presente del ideario y la acciòn de Leòn Davidòvich Bronstein, uno de los cerebros del golpe de estado bolchevique que asegurò el acceso al poder de los soviets en Rusia. La publicaciòn de MisionesOpina porpone revisar algunas polèmicas afirmaciones acerca del derrotero polìtico que siguen las agrupaciones que se dicen inspiradas por el ideario del declarado principal enemigo de la URSS. A partir de esta (re)lectura necesaria se pone sobre el tapete la discusiòn y el debate sobre la relativa validez de los supuestos aportes teòricos de Trosky al marxismo en general, su decuaciòn a los tiempos que corren y su discutida aplicaciòn a las realidades sociales y polìticas americanas.

El trotskismo hoy, modelo para armar


Troskismo

Jean Van Heijenoort, un franco holandés que fue uno de los secretarios privados más estables del fundador del Ejército Rojo, escribió sus recuerdos que se plasmaron en el libro Con Trotsky, de Prinkipo a Coyoacán (Ediciones IPS), donde da cuenta de los siete años de un muy traumático exilio junto al jefe de la oposición de izquierda a José Stalin que, se sabe, ordenó su asesinato.
Amén de secretario, las condiciones del duro exilio hizo que el autor cumpliera también los roles de traductor y guardaespaldas, y cuando abandonó las huestes trotskistas después de la Segunda Guerra, se dedicó a las matemáticas –de la que ha sido un insigne maestro– y más tarde a la investigación de los documentos de León Davidovich Bronstein (nombre real de Trotsky) junto con el mayor historiador trotskista, Pierre Broué.

Estas valiosas memorias que tradujo del francés la escritora Tununa Mercado, permiten conocer mejor la vida en intimidad de Trotsky, no sólo su magnetismo ante cualquier interlocutor, sino además su debilidad por las mujeres que iba desde su sonado flirt con Frida Kahlo hasta los celos hacia su mujer. También, su disciplina férrea: si a la hora fijada para el almuerzo no había nadie en la mesa, se retiraba sin comer a su escritorio.
Escribió JVH: “Había en Trotsky cierto tono didáctico, a veces un poco pedante y yo diría conservador. Desconfiaba de cualquier innovación en el campo de la teoría marxista”. Tenía una expresión para esas innovaciones: “Recortarle la barba a Marx”. Durante su exilio en Noruega, un visitante le preguntó: “¿Por qué no se valió usted del formidable aparato que tenía entre las manos para resistir?”. Eso determinó que Trotsky escribiera un artículo: “Por qué Stalin venció a la oposición”. Allí declaraba: “No hay ninguna duda de que un golpe de Estado militar contra la fracción de Zinoviev, Kameniev, Stalin y los otros, no presentaba esos días ninguna dificultad y que no habría ni siquiera costado un derramamiento de sangre; pero el resultado de ese golpe de Estado habría sido una marcha acelerada hacia esa burocratización y ese bonapartismo contra las que la Oposición de Izquierda había decidido luchar”. Es un razonamiento clave en las posturas de LD, como se le decía familiarmente.
Exilio prolífico en obras claves y en relacionarse con todo lo que expresara descontento al estalinismo –que buscó transformar en organizaciones independientes de la III Internacional–, una vez que llegó a la conclusión que era imposible de modificar la influencia del comunismo ruso. Creó las bases de la IV Internacional, del Partido Bolchevique leninista, pero no logró avances, ni siquiera en unificar a sus partidarios más leales, como le ocurrió en Francia, por ejemplo.
Su asesinato en México, el 21 de agosto de 1940, afianzó su figura como un gran pensador contemporáneo y dio inicio a un mito cuya profundidad no ha sido evaluada sin fisuras de manera tal que, como veremos más adelante, alrededor del pensamiento del mártir de Coyoacán se inauguraron tendencias o escuelas que dicen ser las mejores intérpretes de ese legado político-cultural. Pero ningún historiador del siglo XX se han detenido en describir la influencia del trotskismo en la vida de las naciones o en los grandes acontecimientos internacionales, de los que se debe recordar el papel importante del POUM de Andrés Nin, en la Guerra Civil Española. Pero no obstante la dedicación de su militancia, sobre todo después de la derrota del fascismo, en grandes convulsiones, como la lucha contra la guerra en Vietnam dentro de los EE.UU. o en el Mayo francés de 1968, donde han sido visibilizados intelectuales trotskistas, muchos más que sus organizaciones políticas. Y los ejemplos pueden extenderse a numerosos episodios importantes.

El trotskismo en el siglo XXI
El libro del que damos cuenta es una buena oportunidad para indagar acerca de qué representan las ideas de Trotsky hoy, en general y en particular en Rusia, especialmente después de la perestroika donde su nombre fue borrado del index. A pedido de Ñ, Víctor Jeifets, que junto a su padre son las mayores autoridades en la III Internacional, comentó lo siguiente: “En casi cualquier manual de historia para las escuelas preparatorias, el nombre de Trotsky figura y hay bastante información sobre él, con referencias al papel desempeñado durante la revolución de 1905-1907, la de 1917, la guerra civil, la lucha dentro del PC tras la muerte de Lenin, y algunos contienen también información sobre el asesinato de Trotsky por órdenes de Stalin.
“Respecto a los partidos que se nutren de Trotsky, hay algunos, pero son pequeñísimos y muy insignificantes. De hecho, sólo los especialistas en ciencias políticas sabrían sus nombres. No participan en las elecciones. En la literatura científica desde los inicios de perestroika, hay muchas referencias a Trotsky, han publicado la traducción de trilogía de Deutscher sobre él, y algunos otros materiales (escritos por rusos).” Cuando la implosión de la URSS, una delegación de trotskistas británicos “entre los que se encontraba un Lord”, viajó a Moscú a establecer contactos con afines suyos en Rusia, narró en una ocasión Mónica Justo, hija de Liborio y nieta del presidente del fraude, que hizo de intérprete de los viajeros, todos muy mayores de edad. El mito no se convirtió en relevo comunista al caer el socialismo real en Europa.
Sin embargo el “trotskismo”, vapuleado por las autoridades rusas de hoy, parece ser en ese país un sinónimo de rebeldía. “Somos parte del movimiento anticapitalista mundial, formado por anarquistas, trotskistas, feministas y autonomistas. Nuestro anticapitalismo no es antioccidental o antieuropeo. Nos consideramos parte de Occidente, y somos producto de la cultura europea. Las contradicciones de la sociedad de consumo nos inquietan, pero no buscamos destruir la sociedad de consumo. La libertad está en el corazón de nuestra ideología, y nuestro concepto de libertad es occidental. Esta es una lucha por la definición correcta de la libertad”. Es lo que dijo a Der Spiegel, la líder de Pussy Riot, Nadezhda Tolokonnikova.

Los referentes en la Argentina
Las organizaciones de prosapia trotskista son en el mundo pequeñas y existen varias interpretaciones sobre cómo leer y vivir a LDB hoy. En la Argentina había, a fines de 2010, unas 20 organizaciones que se nutrían del pensamiento del creador del Ejército Rojo, pero desde que el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas y otros formaron el Frente de Izquierda con suceso electoral en los comicios de legisladores nacionales de 2013, pasaron a tomar la posta hegemónica de la izquierda, sea leninista a secas (todas son tributarias de Vladimir Lenin), maoísta o estalinista, pero no sin tensiones como se refleja en el vocero del PO (Prensa Obrera). Hubo un antecedente de masividad e incluso de votos con Luis Zamora, hoy un referente de las ideas de autodeterminación y la horizontalidad, cuando era el máximo dirigente del Movimiento Al Socialismo y su centralismo democrático.
Pero la historia de los trotskistas argentinos es mucho más rica y variada, sobre todo en el plano intelectual, desde la creación del periódico La Chispa, una temprana escisión del PCA con Luis Hipólito Etchbèhère y su esposa, Micaela Feldman, Mika, como líderes (ella ha sido recreada por Elsa Osorio en la novela que lleva su nombre); Liborio Justo, Silvio Frondizi, Nahuel Moreno (Hugo Miguel Bressano) de influencia en lo que derivaría en el Ejército Revolucionario del Pueblo, y en América Latina, Milcíades Peña, Carlos Liacho, Homero Cristalli (J. Posadas) y muchos más sin olvidar la lectura que hizo del maestro, Jorge Abelardo Ramos y muchos más. Pero es difícil hallar un hilo común que no sea la autoproclamación a Trotsky entre figuras tan disímiles y hostiles entre sí.

Interpretaciones de la historia y la ficción
Los intelectuales basados en Trotsky son también más influyentes que las propias organizaciones que dicen interpretarlo en la mayoría de los países. Ya hablamos del caso de POUM en Catalunya, puede señalarse a las organizaciones trotskistas bolivianas encabezadas por Guillermo Lora, influyente en el breve período nacionalista del general J. J. Torres y a figuras como el líder obrero Juan Lechin.
A mediados de los años 60, en el auge del cuestionamiento al marxismo de la escolástica soviética, tomaron auge publicaciones de impronta trotskista de nivel académico de origen estadounidense y que aún subsiste, Monthly Review, y los nombres de sus editores, Paul Barán y Paul Sweezy se hicieron de cierta familiaridad en sectores intelectuales y universitarios, sobre todo el primero por su aporte a la teoría de la dependencia. En los EE.UU. los amigos de LD tuvieron cierta inserción sindical, pero más fuertes en sectores de la Universidad y la cultura. El Partido de los Trabajadores Socialistas de ese fervor, fue infiltrado por el FBI y el conocido juez Thomas Griesa falló en favor de los trotskistas que denunciaron a Herbert Hoover.
El gran historiador británico Perry Aderson es de los escasos académicos que se refiere al marxismo como una continuidad de las enseñanzas de “Marx, Lenin y Trotsky”. Su colega y compatriota Tony Judt cuenta en Pensar el Siglo XX que cuando cumplió 13 años su padre, un trotskista judío, le regaló y leyó, la Trilogía de Isaac Deutscher que fijó una concepción marxista del mundo que modificó hacia la socialdemocracia, como cambió su pertenencia al sionismo por una prédica muy crítica al Estado de Israel.
Otro enorme historiador británico, Eric Hobsbawn, omitió en su Historia del Siglo XXevaluar la figura de Trotsky, acaso por su pertenencia al PC británico. Ello le valió en Argentina una crítica severa de un admirador suyo, Hernán Camarero, estudioso agudo de la influencia comunista en el movimiento obrero antes de Perón.
En años recientes los lectores argentinos se enteraron de Trotsky, y de su asesino Ramón Mercader, por la novela El hombre que amaba los perros , del cubano Leonardo Padura, y hasta Marcos Aguinis, tan lejos del marxismo y demás, no deja de admirarlo en su libroLiova corre hacia el poder , muy influenciada por Mi vida , de León Davidovich.

Nota: el resaltado en negrita es de El Baldìo

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