Mañana
de lunes.
Ayer
fueron las elecciones presidenciales. Mis malos presentimientos
hicieron que me fuera a dormir bastante antes de que los resultados
se hicieran irreversibles. Cuando Scioli hizo su discurso de campaña
para la segunda vuelta y el candidato de la reacción conservadora
ensayaba su patético bailecito de festejo decidí que era hora de
dar por terminado el domingo.
Ahora
son las seis de la mañana, acabo de despertar. Miro a los ojos a mi
hija mas chiquita que hoy cumple siete meses de vida. Ella, tal vez
no entienda pero seguro percibe mi tristeza y mi preocupación, se
nota en su mirada que refleja mi gesto. Escucho las palabras de mi
compañera que ansiosa esperaba mi despertar para compartir su
estupor y su angustia. Leo los mensajes de mis hijos mayores,
expresan asombro, incredulidad, bronca y desazón. Me recuerdan a la
tira de Mafalda el día del golpe de Onganía contra Illia. Es que
algo similar esta ocurriendo, la derecha oligárquica y
proimperialista asaltando el poder político del estado.
Ya
llegará el tiempo para los análisis sesudos y para las
“autocríticas”, los “reordenamientos” y las “resistencias”
y todas esas cuestiones de las estrategias y tácticas de la
política. Todo ocurrió recién ayer, aún es pronto para
conclusiones mas profundas, pero creo que algunos aún no repararan
en la gravedad de lo que ocurrió.
Escucho
acerca de traiciones, de “fuego amigo”, leo críticas sobre malas
decisiones estratégicas, de candidatos incorrectos, de errores
tácticos … que Scioli sí, que Aníbal no, que Randazzo ni … si,
si, puede ser. Claro que sí, pero eso viene después de hacernos
cargo de la realidad. Ya habrá por allí alguno que mencione que el
voto no siempre es consciente o que se queje de quienes no se dan
cuenta de que estan votando contra sus propios intereses. Y hasta nos
encontraremos en el bando de los buenos progresistas con iluminados
vanguardistas que desprecien la calidad de quienes emiten el voto
cooptados y atraídos por prebendas y beneficios.
Lo
notable que diferencia esta vez de otras es que ayer no hizo falta
que se produzca una batalla decimonónica con cientos de gauchos
degollados por defender un color y un proyecto político, tampoco
hicieron falta masacres de obreros anarquistas en huelga en las
calles de Buenos Aires. Esta vez no se requirieron cobardes y arteros
bombardeos a civiles indefensos en Plaza de Mayo ni fusilamientos
clandestinos en basurales conurbanos. Menos hizo falta instalar el
terrorismo de estado para desaparecer, torturar, violar y asesinar a
mansalva a decenas de miles y mucho menos fue necesario provocar una
guerra criminal. Por suerte claro.
Esta
vez, otra vez, es el famoso “el pueblo” - categoría sumamente
vaga e incierta que hoy también se ha dado a conocer como “la
gente” - es ese “el pueblo” , decía, construido como infalible
en virtud de ser el depositario último de la soberanía en el
ideario del pensamiento eurocéntrico racionalista credor y
sostenedor del imperialismo planetario, el que, sin derramamientos de
sangre y de manera civilizada y mansa, en perfectísimas elecciones
burguesas libres, entrega el poder del estado a la oligarquía y a
los delegados imperiales. Del porque esto es así se hablarán horas
y se escribiran kilómetros.
Es
que ayer, una gran mayoría de ciudadanos argentinos, conscientes o
no, decidieron votar a favor de las opciones que propuso lo que
clásicamente se ha estado denominando “la derecha institucional”
y que yo prefiero definir como la “reacción oligárquico -
conservadora y proimperialista” para que quede mas claro el
concepto. Doce años de gobiernos de “izquierda populista” como
definió The Guardian a los de NK y CFK no alcanzaron o no sirvieron
para instalar el concepto de necesidad de cambio social. El proyecto
no tuvo hijos, o mejor dicho tuvo hijos que no supieron construir
para consolidar lo ganado y avanzar por mas.
Mi
otra hija habla de la necesidad de militar … mas? Me pregunto si el
problema es que realmente no hubo suficiente militancia o si lo que
hubo fue una militancia poco efectiva y trascendente con verdadero
impacto movilizador. Me contesto, no lo sé pero parece que la
construcción política territorial de la fuerzas de la reaccion
oligárquica – militancia - fue netamente superior a la de las
fuerzas propias. Lo interesante es que esa construcción política
de la reacción conservadora no ha sido clandestina, oculta ni
subrepticia, se viene llevando a cabo desde hace varios años a la
luz del día, a cara descubierta y lo que es mas grave con
conocimiento y operadores que provienen de las filas del movimiento
peronista en general y del kirchnerismo en particular. Habrá que
ver.
Por
un momento me viene a la mente el cuento de Jesús caminando sobre
las aguas mientras Pedro se hunde cuando intenta imitarlo. Al verlo
chapoteando con el agua al cuello, Jesús le grita – Era con fé
Pedro, con fe pero por las piedras. Las consignas como “el amor
vence al odio” y “la patria es el otro” son muy loables por
cierto y las suscribo sin dudas pero creo que muchos olvidaron que en
el mundo material si no caminás por las piedras te podés hundir. La
fe es importante, muy importante no lo dudo pero la materialidad es
condicionante y no estoy hablando del consumo sino del universo de
los hechos sociales.
MC
- Operador Visceral.