Pelea por lo que quieres
y no desesperes si algo no anda bien,
Hoy puede ser un gran día,
y mañana también!
y no desesperes si algo no anda bien,
Hoy puede ser un gran día,
y mañana también!
Hasta la próxima.
"Los argentinos estamos acostumbrados a no movernos hasta que nos tocan el bolsillo."Claro que si de borrar la memoria se trata que mejor que olvidar a los miles de argentinos que salieron a luchar por hacer de ésta una tierra mas justa.
Ni siquiera sé como te llamas. Pero me resultas simpático. Y para demostrarte mi simpatía, voy a contarte la historia de mi vida"
. . . mi historia te enseñará que tener tanto dinero y joyas y palacios y esclavos y tesoros como yo tengo es en verdad divertido, pero que los sacrificios que exige la riqueza son tan grandes que a veces es preferible ser pobre.
¡Si supieras cuántas terribles aventuras y peligros pasé antes de llegar a ser multimillonario!
fragmento de "Simbad el Marino"
en "Cuentos de las mil y una noches"
Centro Editor de América Latina
“Bergoglio, jesuita, reclamó una respuesta "ética, cultural y solidaria" para saldar la deuda social con millones de argentinos, en su mayoría niños y jóvenes, y aseguró que es imperativo luchar para cambiar las causas estructurales y las actitudes personales o corporativas que generan esta situación.”La firmante Soledad Gallego-Díaz, a la sazón nada menos que directora adjunta del diario cierra la nota caracterizando a Bergoglio como alguien que "mantiene fama de hombre austero y frugal, hasta ahora muy alejado de cualquier protagonismo político."
“La “deuda social” es también una deuda existencial de crisis del sentido de la vida. La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia que tenga el individuo con las actividades que realice en su día a día y con los grupos sociales en los cuales la realiza y comparta la vida con ellos; de ahí que el origen del vacío existencial remite, tal como el mismo Durkheim comentó , a una desvinculación del individuo del medio social; es decir a una carencia de sentido de pertenencia, lo cual desfigura la identidad.”Es por lo menos interesante la mención de este Durkheim recortado (de “El Suicidio”) sobre todo sabiendo que es él el pensador moderno que propone rescatar el carácter sacro de las relaciones sociales tradicionales (en el sentido de pre-modernas) carácter perdido con el advenimiento de la modernidad y proponiendo para eso una suerte de organización social corporativa (con cuerpos sociales aglutinados por actividad) que aun reconociendo la necesaria alienación que el sistema industrial capitalista produce sobre las personas y la existencia de las clases sociales y los enfrentamientos objetivos entre ellas, no tiene en cuenta al conflicto más que como una “disfunción orgánica”, algo así como una enfermedad social que simplemente debe ser corregida, “curada” y no como el emergente de una tensión estructural intrínsecamente relacionada con las relaciones de producción.
“ Por esto, no podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino."Sea ésta tal vez la única crítica posible de ser malinterpretada como dirigida contra el gobierno peronista de turno, claro que eso sólo si aceptamos confundir en el discurso del nada ingenuo cura los conceptos de Estado y gobierno. En todo caso tal vez lo más importante aquí sea descubrir que el “prelado” de ninguna manera confundió los conceptos sino que hace la mención esperando que sea el público el que los confunda, pero prometimos no hablar de adivinanzas.
“En este sentido, “es un deber de justicia y de verdad impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres oprimidos por ellas. Además, es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimientos, a entrar en el círculo de las interrelaciones, a desarrollar sus aptitudes para poder valorar mejor sus capacidades y recursos.”No vamos a discutir la calificación de inmoralidad que implican las necesidades insatisfechas y la muerte por su causa así como tampoco podemos no coincidir con que “es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimiento”.
“La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos. En este contexto, reiteramos la convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de inequidad.Debo decir que este tramo del discurso me impactó particularmente y en especial la parte donde establece que son las formas políticas inspiradas en el pensamiento neoliberal las causas de la concentración de las riquezas lo que lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.
La consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas, monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.
Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria.”
“La justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios. Exige que las riquezas, que se van aumentando constantemente merced al desarrollo económico social, se distribuyan entre cada una de las personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa común utilidad de todos, tan alabada por León XIII o, con otras palabras, que se conserve inmune al bien común de toda la sociedad . . .”Y pensar que la socialización de los beneficios era un derecho que estaba consagrado en la constitución del ´49, aquella que la revolución bombardeadora derogó con gran festejo y beneplácito de los jerarcas de la Iglesia Católica de aquellos años.