“Bergoglio, jesuita, reclamó una respuesta "ética, cultural y solidaria" para saldar la deuda social con millones de argentinos, en su mayoría niños y jóvenes, y aseguró que es imperativo luchar para cambiar las causas estructurales y las actitudes personales o corporativas que generan esta situación.”La firmante Soledad Gallego-Díaz, a la sazón nada menos que directora adjunta del diario cierra la nota caracterizando a Bergoglio como alguien que "mantiene fama de hombre austero y frugal, hasta ahora muy alejado de cualquier protagonismo político."
Es cierto que nos resulta triste y repudiable la realidad de los medios autodenominados de prensa que distorsionan y deforman groseramente la información y que con el discursito de la “objetividad” pretenden y muchas veces logran formatear el pensamiento colectivo de ciertos sectores sociales sobre los que tiene acceso y dominio utilizando para ello las enseñanzas lingüísticas del zurdito Chomsky como en el comentario que cierra la nota de Clarín que con su proverbial estilo magnético de manipulación mediática y totalmente alineado con sus primos de El País lanzó: “No es la primera vez que la Iglesia toma el tema de la pobreza y apunta, más o menos elípticamente, contra el Gobierno.”
Con la salvedad de que por una vez trataremos de no aventurarnos demasiado en una tentadora práctica adivinatoria de lo que el cardenal “quiso” decir veamos aunque mas no sea algo de lo que nuestra honesta subjetividad reconoce como lo que “realmente dijo” el jerarca máximo de la iglesia argentina y para eso recurrimos a lo publicado por AICA (ver aquí el documento completo) a la que suponemos fuente más probable de verdad con respecto a la palabra del presidente de la CEA.
Comenzamos con :
“La “deuda social” es también una deuda existencial de crisis del sentido de la vida. La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia que tenga el individuo con las actividades que realice en su día a día y con los grupos sociales en los cuales la realiza y comparta la vida con ellos; de ahí que el origen del vacío existencial remite, tal como el mismo Durkheim comentó , a una desvinculación del individuo del medio social; es decir a una carencia de sentido de pertenencia, lo cual desfigura la identidad.”Es por lo menos interesante la mención de este Durkheim recortado (de “El Suicidio”) sobre todo sabiendo que es él el pensador moderno que propone rescatar el carácter sacro de las relaciones sociales tradicionales (en el sentido de pre-modernas) carácter perdido con el advenimiento de la modernidad y proponiendo para eso una suerte de organización social corporativa (con cuerpos sociales aglutinados por actividad) que aun reconociendo la necesaria alienación que el sistema industrial capitalista produce sobre las personas y la existencia de las clases sociales y los enfrentamientos objetivos entre ellas, no tiene en cuenta al conflicto más que como una “disfunción orgánica”, algo así como una enfermedad social que simplemente debe ser corregida, “curada” y no como el emergente de una tensión estructural intrínsecamente relacionada con las relaciones de producción.
Será entonces que la Iglesia Argentina con su interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) a la que el prelado hace referencia incansable, toma para sí los pensamientos de Durkheim y se suma al rechazo del “conflicto como tal” visto como algo inevitable, permanente e inherente a la sociedad humana y adhiere objetivamente a las propuestas reformistas que curiosamente desde la Revolución Francesa o poco antes plantean algunos sectores “progres” de la sociedad occidental y que vienen impulsando ciertamente con mucho éxito pero no para ellos.
Es que fue por esos tiempos que los conservadores puritanos y protestantes anglosajones aprovecharon y por medio del imperialismo colonial y de la mano del liberalismo económico se adueñaron del mundo y pretenden, hasta hoy imponer sus condiciones al resto de la humanidad.
Tal vez la Iglesia Católica erró en la estrategia de su política anti - usurera y anti - matrialista ya que el pensamiento protestante se adueñó del mundo material.
Tal vez, como pensaron algunos, pactó con ellos para sobrevivir y tratar de conservar una cuota de poder.
Sigue mas adelante el cardenal diciendo:
“ Por esto, no podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino."Sea ésta tal vez la única crítica posible de ser malinterpretada como dirigida contra el gobierno peronista de turno, claro que eso sólo si aceptamos confundir en el discurso del nada ingenuo cura los conceptos de Estado y gobierno. En todo caso tal vez lo más importante aquí sea descubrir que el “prelado” de ninguna manera confundió los conceptos sino que hace la mención esperando que sea el público el que los confunda, pero prometimos no hablar de adivinanzas.
Lo que es explicito es que si la crítica le cabe al gobierno de turno mas le cabe a la propia iglesia aquello de “ . . . otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista. . .”
Agrega luego:
“En este sentido, “es un deber de justicia y de verdad impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres oprimidos por ellas. Además, es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimientos, a entrar en el círculo de las interrelaciones, a desarrollar sus aptitudes para poder valorar mejor sus capacidades y recursos.”No vamos a discutir la calificación de inmoralidad que implican las necesidades insatisfechas y la muerte por su causa así como tampoco podemos no coincidir con que “es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimiento”.
Paulo Freire, (La pedagogía del oprimido, lectura recomendada aquí) relevante docente y pensador brasilero por cierto no muy citado por la iglesia, ya se explayó a mediados del siglo XX ampliamente sobre este punto y sobre la importancia que tiene en el individuo socialmente excluido la construcción del propio conocimiento para problematizar su futuro y así tener la oportunidad de salir de la trampa de la naturalización de la pobreza y la miseria haciendo uso de la razón y el pensamiento.
Es muy claro y preciso el dirigente eclesiástico cuando caracteriza a la actual crisis global en el siguiente párrafo:
“La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos. En este contexto, reiteramos la convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de inequidad.Debo decir que este tramo del discurso me impactó particularmente y en especial la parte donde establece que son las formas políticas inspiradas en el pensamiento neoliberal las causas de la concentración de las riquezas lo que lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.
La consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas, monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.
Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria.”
Sinceramente no puedo menos que acordar con el carácter de aguda crítica al sistema económico imperante, y de cómo caracteriza a los responsables de las consecuencias nefastas que su imperio produjo en nuestra sociedad.
Lo que es apasionante no es que el enunciado sea verdero sino que el alto prelado lo exprese públicamente y nadie, nadie (del establishment y sus acólitis y seguidores) lo lea y lo recoja como tal.
Si los medios “de información en manos de unos pocos” desean manipular estas palabras y ofrecerlas como críticas exclusivas al gobierno de turno así sea pero me resulta claro que allí los señalados en todo caso no son solo el grupo de dirigentes políticos que circunstancialmente están hoy a cargo de la administración del estado. Me suena a que los apuntados por el sagrado índice son otros y éstos se hacen los sordos.
Para terminar resaltamos la parte donde Bergoglio pontifica:
“La justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios. Exige que las riquezas, que se van aumentando constantemente merced al desarrollo económico social, se distribuyan entre cada una de las personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa común utilidad de todos, tan alabada por León XIII o, con otras palabras, que se conserve inmune al bien común de toda la sociedad . . .”Y pensar que la socialización de los beneficios era un derecho que estaba consagrado en la constitución del ´49, aquella que la revolución bombardeadora derogó con gran festejo y beneplácito de los jerarcas de la Iglesia Católica de aquellos años.
Mi abuela me contaba que en su pueblo se decía que el cura predicaba “haz lo que digo no lo que hago”.
Hasta la próxima.
2 comentarios:
Estimado Rabey:
Es loable su intento de descifrar las palabras del pelado Bergoglio. Pero es cuasi imposible arribar a cualquier lógica si se parte de la hipocresía (Caritas tiene hasta "mesa de dinero" y NUNCA mostró ni sus libros comerciales ni su contabilidad ni su obra "benéfica"), de la negación de la realidad en forma pertinaz y de la manipulación de estos nuevos Tatos y Novoas expulsados y vueltos hace yá mas de 50 años. Alguna vez deberemos dejar de lado el parloteo "católico, nacional y popular del peronismo católico" para explicar COMO SIEMPRE LA IGLESIA ESTUVO DEL LADO DE LOS OPRESORES, desde el obispo Lue, hasta Pio Laghi, Aramburu, Quaracino y ahora el anticarismático Bergoglio. Espero ver en vida que truene la hora de las verdades objetivas y de los juicios certeros. Carlos Berini le manda un gran abrazo.
Estimado, comparto su opinión sobre la hipocresía de la institución romana en general, solo deseo aclarar una confusión y es que que no soy Rabey, respetable colega a quién sigo con interés.
Mi nombre es Martín Campos y con Mario solo somos vecinos.
Gracias por su cometario.
Publicar un comentario