Hoy, 25 de noviembre se celebra un nuevo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La fecha en cuestión fue definida desde 1981 por las militantes en favor del derecho de la mujer como conmemoración del brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).
Nos plegamos entonces fervorosamente este 25 de noviembre al reclamo de todas aquellas mujeres y hombres militantes y luchadoras/os por la vida y sus derechos antes que a la lavada y formal conmemoración instaurada por una organización que vacía de contenido no sirve más que para dar trabajo a unos ciento de miles de burócratas en el mejor de los casos agunos muy bien intencionados. Debe quedar claro por otra parte que nuestro apoyo no está dirigido a aquellas feministas fanáticas que hacen de su militancia una religión sectaria cuasi fascista contra el varón. Ellas son nada más que la otra cara de una misma moneda.
Cotidianamente nos informarnos sobre los reiterados y constantes hechos de violencia de género que ocurren en todas las sociedades alrededor del mundo.
Algunas veces las sociedades comienzan a hacer visible el grave problema.
Leemos por allí que hoy
"[...] comenzará en la localidad misionera de Eldorado el primer juicio oral y público en el país por trata de mujeres para explotación sexual desde la sanción en abril de 2008 de la ley que tipificó el delito federal. La causa se abrió a partir de la denuncia de dos adolescentes, una de 16 y otra de 18 años, muy pobres, que habían sido reclutadas bajo engaño en Paraguay y llevadas a un prostíbulo [...]"otras permanecen sordas ciegas y mudas. (ver aquí)
Es más, muchas veces somos testigos de éstos hechos en ámbitos cotidianos lo cual nos convierte en cómplices de no mediar denuncia.
Hay algo en nosotros que parece ser natural y es la potencial capacidad de ejercer violencia de unos sobre otros cuando algo de los otros no nos satisface o creemos amenazada la vida y/o progenie y/o propiedad, todo lo cual encubre o justificaría una brutal conducta que como todo gran simio compartimos con nuestros primos primos dotados con algunos centímetros cúbicos menos de masa encefálica.
Pero lo que definitivamente NO es natural es la "legalización racional", la naturalización social de esa supuesta violencia ancestral, no es natural la relación de sometimiento por medios violentos que en las distintas culturas creadas por el hombre habilitan (autorizan tácita o explícitamente) o sea lograr y mantener la sumisión de un género al otro por medio de la aplicación de "violencia" sea ésta física, material, económica, psicológica, etc.
Este hecho social inclusive está basado en el derecho en algunos casos pero siempre avalado por la tradición o simplemente las costumbres, y NO es en absoluto "natural".
La violencia de género aparece como hecho cultural y sistemático ante la desaparición o falta de inhibiciones, prohibiciones o tabúes frente a la emergencia de una animalidad presuntamente descontrolada pero en verdad convertida en perversión sistemática y estructurada.
Cabe agregar nada más que la violencia contra la mujer de la que hoy estamos hablando es una y sólo una, (insistimos) forma cultural y por lo tanto No Natural de las tantas y diversas formas de violencia autodestructiva que el hombre (y las mujeres) ejercen sobre los otros como forma de hacerse un lugar en la vida.
Es triste ver cómo desde sectores sociales mas amplios de lo que quisieramos se alzan voces que promueven razonamientos que en su esencia engendran y sostienen las construcciones justificativas de las violencias humanas por ejemplo leemos en el blog Dar Vida a Mónica del Río quien argumenta:
Como hemos dicho en varias oportunidades, la no violencia contra la mujer es un caballito de batalla del feminismo abortista que utiliza este seductor epígrafe para imponer su agenda.
[...] ¿Quién estaría a favor de que una mujer sea maltratada? pero violencia contra la mujer, como discriminación contra la mujer, son temas ideologizados.
La “cultura de la muerte” usa la no violencia contra la mujer para imponer los “derechos sexuales y reproductivos” (anticoncepción, esterilización voluntaria, autonomía en la elección de la orientación sexual y aborto).
y así seguimos.
Hasta la próxima.