sábado, 4 de abril de 2020

Sucesos de dominio público


Después del abominable  caceroleo militante de la antipolítica y en defensa de los millonarios vino lo de las colas de jubilados en las sucursales bancarias. 

A ver, las colas en los bancos en medio de una cuarentena es un despropósito por supuesto. Los peligros de contagio y circulación del virus son reales y de seguro lamentaremos las consecuencias en unos 10 días. Ahora ya no hay modo de remediar el daño, solo pensar en evitar su reiteración.
 
Al reflexionar sobre estos eventos se nos aparecen varios niveles de responsabilidad por lo ocurrido sobre los que conviene razonar.

1.- Actividad de medios y oposición oportunista intentando limar la creciente imagen política del presidente. Continuación de la operación cacerolas en los balcones.

Una causa y no la menos importante es el nivel abrumador de desinformación generada por los medios. Las instrucciones e indicaciones oficiales estaban dadas, luego hablaremos sobre ellas, pero los medios en lugar de colaborar con su correcta difusión se dedicaron a parcializarla superponiéndola  con imágenes descontextualizadas y zócalos/títulos catástrofe mientras se difundían “opiniones especializadas” de personas no especializadas con discursos contradictorios, generando confusión,  desorientación y angustia entre aquellas personas que ya de por sí estaban confundidas, desorientadas y angustiadas por el encierro prolongado, la amenaza real de la enfermedad y sus horribles consecuencias y la escasez o falta de recursos económicos tanto reales para muchos como respetablemente imaginarias para otros tantos.

Se creó de ese modo en los días anteriores a este viernes un caldo de cultivo muy fértil para las sucias actividades de campaña de los representantes políticos oportunistas y sus empleados precarizados los troll malalecheros y de sus socios los medios cómplices, todos ellos, en su momento defensores de la desfinanciación y desmantelamiento del sistema de salud pública y que ahora dan clase de epidemiología.

Impericia política ante una situación delicada  pero sobre todo inédita

Otra de las causas importantes que aportaron lo suyo es la impericia y falta de visión política de funcionarios clave del gobierno y  eso cuando no liso y llano boicot o quite de colaboración de parte de funcionarios de segunda línea residuales de la gestión anterior camuflados y dispuestos para limar al actual como en este momento.
Respecto de los propios, parece ser notorio el hecho lamentable de no haber tenido la visión política de “limpiar” de topos o por lo menos neutralizarlos preventivamente desde antes del inicio de la emergencia sanitaria. El lema debió haber sido “Democracia sí estupidez no”.
También es remarcable el grave error político de ciertos funcionarios demasiado “técnicos” en algunos ministerios y entidades oficiales conexas como autoridades de la Anses, del BCRA, y otras al no haber previsto que estamos ante un hecho de enorme impacto social y sobre todo absolutamente novedoso que de seguro puede disparar respuestas sociales novedosas aunque no imprevisibles.

Entidades bancarias y crediticias parcialmente obedientes pero no especialmente interesadas en colaborar

No es novedad el hecho de que por definición las entidades crediticias privadas se dedican a la compra y venta de dinero con márgenes de ganancias que dan sentido único a su existencia. Cualquier otra actividad impuesta por el estado es apenas una molesta carga que genera gasto sin beneficio y en la mayoría de los casos si es obligatoria será llevada a cabo a desgano. Eso es lo que ocurre siempre y no había razón alguna para que no ocurriera ayer y ocurrió.
En relación a las entidades crediticias oficiales podemos decir que si bien sus objetivos formalmente declarados son diferentes a los de los privados y están apuntados a ofrecer un servicio público ocurre que durante muchos años y en particular en los últimos cuatro la ideología dominante impuesta por los directivos políticos direccionó a sus funcionarios hacia una mirada similar a la de los privados, es decir esencialmente rentista y en pos de la maximización de las ganancias, en este caso de ciertos usuarios particulares (como el caso de Vicentín por ejemplo) o directamente de los funcionarios políticos allí instalados por el gobierno de CEOs.

Esperar de éstas organizaciones algún tipo de colaboración espontánea en beneficio de la población es ingenuo. Debe ordenárseles en detalle y taxativamente que es lo que se les impone. No haberlo hecho es un error político de las autoridades correspondientes.
Sumemos en éste ítem la pereza política y poca cintura de los representantes gremiales del sector para ponerse a la cabeza de las acciones necesarias en pos de exigir a las entidades una dinámica más acorde a las circunstancias.

Anti-plastiquismo sistémico y caprichismo individualista.

Según algunas informaciones hay más de 1.7 millones de beneficiarios de ANSES que regularmente no utilizan el plástico para retirar fondos de sus cuentas. Las razones relevadas pueden ser variadas, desde aquellos que sistemáticamente  olvidan la clave y de ese modo terminan alimentando el apetito del insaciable cajero/máquina devorador de plástico, están los que pierden la tarjeta en otro saco o en otra bolsa o en el estante de la biblioteca, los que le tienen miedo pánico a la máquina dispensadora de billetes, los fanáticos que militan conductas supuestamente antisistema, están aquellos que como un conocido de mi suegro que con más de 10 años de jubilado contesta que “no sabía que la tarjeta era para cobrar la jubilación”, también existen los que además de todo eso desconfían de parientes y/o amigos para encomendarle las extracciones, en fin, razones varias como dijimos. A estos casi 2 millones de habituales visitadores mensuales de ventanillas bancarias se sumaron ayer muchos, demasiados que aunque se informó había ciertas prioridades y un dado orden igualmente se presentaron para hacer cola horas antes de la apertura para “ver si podían sacar la plata antes de que se acabe”
Como ya dijéramos, es obvio que no hubo la debida visión política como para prever esto, aun así podemos señalar que la imbecilidad humana alcanza ribetes exóticos.

Podemos exceptuar de nuestra crítica a algunos adultos mayores – mayores,  quienes tengan serias dificultades para ubicarse temporoespacialmente y que cuestiones de la vida además estén solos, sin familiares, ni amigos, ni vecinos confiables y de buena voluntad que los orienten y ayuden Sabemos que muchas personas mayores – mayores desarrollan actitudes y conductas algo irracionales y desconectadas del habitual curso de los acontecimientos. Esos casos sumamente respetables y que no necesitan justificación alguna más que la expresada, seguramente son escasos y completamente manejables frente a los números ya mencionados.
El resto son personas hábiles que desarrollan con total habilidad las actividades que se requieren para la vida normal, la mayoría es autónoma y en los casos que no es así se han dado las condiciones para vivir una vida normal. Muchos no son “abuelitos” y muchos otros que aun siéndolo no han perdido las capacidades de escuchar, pensar, razonar. Es decir, la mayoría de todas esas personas que aluvionaron sobre las sucursales bancarias no son unos pobres miserables discapacitados e impedidos que resultaron maltratados por un gobierno tal o cual.

Resulta razonable pensar que son simplemente unos imbéciles irresponsables  que apoyados en razones inválidas y completamente falaces han incrementado considerablemente la probabilidad de que la infección se despliegue más rápidamente entre nosotros.

domingo, 22 de marzo de 2020

Coronavirus, estadísticas y muerte.



Ayer sábado 21 de marzo de 2020 en Argentina teníamos 3 fallecidos sobre 158 infectados de Covid19 verificados. Anoche el Ministerio de Salud emitió un nuevo comunicado oficial informando que las cifras se habían incrementado a 225 infectados y 4 fallecidos. Hace un rato se comunicó que hoy hubo 41 nuevos infectados. Estos números dan cuenta de que hay aproximadamene 2 decesos cada 100 infectados detectados. Antes de comenzar las especulaciones numéricas debemos tener en claro que no es lo mismo infectados en general que infectados detectados, un número mucho menor debido a que no se testea masivamente a la población como sí lo hicieron por ejemplo en Corea del Sur.

Por otra parte el ministro de salud afirmó en declaraciones a la prensa que se espera un total de 250.000 infectados hasta fin de año de los cuales el 80% no necesitaría internación, el 20% restante sí requerirá internación (2500 camas)  pero solo el 5% puede tener una patología grave (125 pacientes graves = 125 respiradores en UTI - unidades de terpia intensiva) y de éstos pacientes solo algunos, muy pocos, tendrían consecuencias fatales.

De las declaraciones del ministro entonces surge que solo con unas 2500 camas extra y unos 125 respiradores distribuidos a lo largo de los 9 meses que faltan para terminar el año “solo algunos, muy pocos” tendría consecuencias fatales. Y por eso tanto lío? … me parece que el ministro nos está meloneando y bien que hace. Tal vez el ministro considere que es mejor que no conozcamos los datos verdaderos .. y bien que hace.

Para tener una idea aproximada de la real situación que probablemente tengamos por delante podemos hacer algunas cuentas y comparaciones. Dando por buena la estimación del ministro de 250000 infectados y al ritmo actual del 2% de fallecidos en Argentina, proyectarían unos 5000 decesos, es decir bastante mas que esos “muy pocos”. Pero por otra parte deberíamos considerar que el mantenimiento de ese índice del 2% es por ahora una estimación poco realista o por lo menos extremadamente optimista y benévola ante los terribles datos que exhibe Italia con 11% o el 6% de España o aún en comparación con el mas bajo 4% de China luego de haber detenido la epidemia desatada.

Si asumimos que en Argentina efectivamente se producirán 250.000 contagios como afirma el ministro donde un 20% requerirá internación entonces tendremos 50.000 internados. Bueno, internados no, en todo caso serán pacientes que requerirán internación pero no hace falta demasiada inteligencia para darse cuenta que ese número es muy alto y si no se “aplana la curva” es decir si no se logra ue ese número quede distribuido el año ( serían 6250 internados por mes de aquí a diciembre) como prevé el ministro sino en unos pocos meses (si fuera en 3 meses serían más de 16.000 internaciones por mes) se generaría entonces el temido colapso del sistema de salud de nuestro país que no está en condiciones de atender eficientemente a esa cantidad de pacientes.

Por otra parte si aplicáramos un índice de mortalidad algo más realista que el 2% actual como por ejemplo el 4% de China implicaría unos 10.000 compatriotas muertos. En cambio si la situación fuera como la de España tendríamos unos 15.000 muertos y si se nos descontrolara como en Italia entonces serían cerca de 28.000 los muertos.
De modo que vale la pena insistir en el hecho de que cuanto menos efectiva sea la cuarentena menos posibilidades de interrumpir la difusión desenfrenada del virus entre la población, menos se aplanará la curva, el crecimiento del número de infectados será explosivo y más alta será la probabilidad de que la situación sanitaria se salga de control y de la mano de la consecuente crisis económica la situación social se desmadre. Esto lleva directamente a una previsible declaración del estado de sitio.

Pero esto no es todo. Según algunas proyecciones bastante serias el número de infectados en verdad no será de 250.000 en el año como dijo el ministro sino mucho, pero mucho más elevado, probablemente sean unos 300.000 los infectados de hoy a finales de Mayo si la cuarentena y el cierre completo de las fronteras no resulta eficiente para cortar el proceso de contagios. Con lo cual la cantidad de camas, equipos y profesionales requeridos al sistema de salud será muchas veces mayor que el disponible hoy y mínima será la capacidad real de ampliarlo como para atajar esa avalncha, de modo que si la sociedad argentina no decide acatar a rajatabla ls instrucciones gubernamentales el panorama más probable en algún momento en el futuro cercano es que las personas enfermarán masivamente y simplemente morirán por falta de atención médica efectiva tal lo que ocurre hoy en Italia y en España donde ante la escasez de recursos materiales y humanos los enfermos más graves son dejado de lado sin asistencia para así poder garantizar la vida de los que presentan cuadros menos complicados y con más posibilidades de sobrevivir.

No salgas. No dejes que el virus entre a tu casa. La vacuna somos nosotros.

Por otra parte no me canso de decir que tenemos el mejor conductor que podríamos desear en un momento tan extremo como es este.

Hasta la próxima.

martes, 25 de febrero de 2020

Acerca de algunos de los dichos del presidente ...


Yo también tengo un amigo/compañero/familiar desaparecido, mas de uno diría , es mas tengo como 30.000, pero no creo que Alberto sea un negacionista ...

... hay algunos compañeros que están muy enojados y exaltados por los dichos del presidente, lo de "inconducta" y lo de "dar vuelta la página" y eso. Yo creo que está muy bien recordarles a todos que somos muchos los que estamos enérgicamente en contra del olvido y del perdón y por el juzgamiento y condena de todos los genocidas y por la búsqueda de los nietos que faltan, y por la apertura de los archivos y me sumo a ello una vez mas y con énfasis. Pero también creo que  es bueno recordar que Alberto, Cristina y Axel y todos aquellos a los que legitimamos cuando muchos dimos el voto al FdT, no eran la vanguardia revolucionaria armada que junto con Fidel, el Che, Camilo y los combatientes cubanos marcharon del brazo a la rosada después de bajar de la sierra y derrotar militarmente al ejército de Batista. No era eso, no. Para bien o para mal no eran eso.

Me parece que algunos de los compañeros se confundieron y por un momento creyeron algo así y ahora están desilusionados, se sienten defraudados y se enojan. No los condeno por eso pero, a ver,  cabe recordar que los delitos de lesa comenzaron a juzgarse efectivamente por iniciativa de Néstor y entonces Alberto había sido su Jefe de campaña y luego Jefe de gabinete de ministros. Pedirle credenciales o tildarlo de negacionista es o un arranque de boludez o un oposicionismo político estúpido y necio mas propio del infantilismo trosco que una defensa militante de los DDHH.

 Veamos la película y no solo el recorte falaz, manipulador y malintencionado. Las FFAA están allí, es una institución cuasi residual pero que existe, son cerca de 90.000 personas, están armadas y expresan de diversas formas a una parte no menor de nuestra sociedad. Las visiones son muy variadas pero por mí ya las hubiera disuelto hace años, no creo que sirvan para mucho o para nada bueno ni útil. Estoy convencido que son por lo menos una antigüedad y además no están en condiciones ni ideológicas, ni morales, ni materiales para eso de "defender a “La Patria” como se afirma ampulosamente desde ciertos colectivos algunos ingenuos y nostálgicos algunos y retrógrados y reaccionarios otros. 

Pero la realidad es que están allí y si no se las disuelve maltratarlas, denostarlas, ningunearlas, pauperizarlas, basurearlas no es inteligente ni útil, es mas, considero que es muy peligroso para la subsistencia de la patria de modo que si no están dadas las condiciones para su inmediata disolución, y en verdad no están dadas porque no hubo aquí un pueblo unido alzado en armas que las derrotara y expulsara a sus interesados sostenedores civiles. No hay siquiera una mayoría significativa que proponga y apoye un proyecto de disolución de las FFAA. Siendo así solo cabe hacer lo que trataron de hacer Nestor y Cristina y ahora hace el presidente es decir intentar contenerlas y recuperarlas para sumarlas a un proyecto de construcción de una nación - patria justa, libre y soberana en un contexto internacional donde ciertamente somos agredidos sistemáticamente por el capitalismo financiero internacional y sus esbirros.

Por supuesto que se puede discutir y cuestionar si las palabras usadas por el presidente fueron mas o menos acertadas o inadecuadas pero no creo que sea oportuno cascotear al gobierno y tildar al presidente de “negacionista”.  Negacionistas son Lopérfido o Gómez Centurión o Cecilia Pando o tantos otros inescrupulosos e inmorales de esa calaña. 
Pedirle credenciales a Alberto es un golpe bajo, un ataque artero o por lo menos un grave error y eso queda a la vista ahora después de las declaraciones del mismo, de Hebe y de la propia Nora Cortiñas.

El tema queda saldado entre los protagonistas pero no así entre los distintos colectivos que nos sumamos ya sea a la defensa o a la agresión contra el gobierno. Creo que si no mejoramos nuestra visión trminaremos siendo funcionales a la reeleccion de Macri.

Hasta la próxima.


jueves, 13 de febrero de 2020

Temas álgidos de los que no se habla

 
La situación de nuestra economía es desastrosa y en esa situación Alberto debe tratar de cumplir con los compromisos asumidos durante la campaña que tanta esperanza despertó en la mayoría de los argentinos. Hay algunos sectores objetivamente mas urgidos que otros pero todos reclaman su atención antes del transcurso de los primeros 100 días de gobierno.
En la nota que reproducimos Aldo Duzdevich avanza en la tarea de mostrarnos algunos elementos que resultan de suma importancia a la hora de analizar el tratamiento que se dará a uno de esos sectores, uno que representa mas del 60% del presupuesto nacional, el de las jubilaciones. 

" ... cuando nos toca ser gobierno es muy fácil que nos corran por izquierda, porque los jubilados siempre merecen estar mejor y es cierto. Lo que nadie explica es cuánto dinero hace falta y de dónde lo vamos sacar."


Jubilaciones: los temas que no se hablan
(Nota publicada por Aldo Duzdevich en la Revista Movimiento)

13 de febrero de 2020


Aclaro que esta nota no tiene por fin proponer soluciones. Mi intención es dar algunos elementos para invitar a pensar. Quien escribe pasó nueve años como funcionario de Anses en distintas áreas. Eso no me hace un experto previsional, pero sí logré entender de qué se trata nuestro sistema jubilatorio. Siendo director de capacitación di charlas a nuevos empleados y jefes de delegaciones para intentar darles una visión integral del sistema. De 2015 a hoy los temas siguen siendo los mismos, así que voy a repetir algunos conceptos en el lenguaje más llano y claro posible.

El bueno y el malo
Comenzaba mis charlas diciendo: lo primero que tenemos que entender es que el sistema tiene dos patas. La pata “buena”, que éramos los de Anses, y la pata “mala”, los de AFIP. En ese momento se personificaban en Bossio y Echegaray. Los buenos (Anses) otorgamos jubilaciones, asignaciones familiares, asignación universal por hijo, becas Progresar, créditos Procrear, notebooks, etcétera. Pero no debemos olvidar que para que podamos repartir tantos beneficios del otro lado existe un señor “malo” llamado Echegaray –ahora Mercedes Marcó del Pont– que se dedica a recaudar impuestos, tarea que no despierta ninguna clase de simpatías.
Esta idea es básica, para despejar las cabecitas volátiles que suponen que el Estado es una fuente inagotable de recursos al cual se le puede pedir y exigir todo.

La demagogia discursiva
El tema de los jubilados se presta para esgrimir una enorme cantidad de argumentos discursivos desde cualquier sector político. Hasta liberales salvajes como Espert, que en la intimidad piensan que la única solución es dejar morir de hambre a tres millones de viejitos, evitan decirlo y se conmueven hasta las lágrimas hablando del sufrimiento de nuestros abuelos.
Entonces, cuando nos toca ser gobierno es muy fácil que nos corran por izquierda, porque los jubilados siempre merecen estar mejor y es cierto. Lo que nadie explica es cuánto dinero hace falta y de dónde lo vamos sacar.

Anses representa el 62% del presupuesto nacional
Primer dato que se omite en la discusión: en el presupuesto 2020 está previsto un gasto previsional de tres billones de pesos, exactamente el 61,9% del total del gasto de todo el Estado nacional. Con un dólar a $60, son unos 50 mil millones de dólares. Por lo tanto, cualquier aumento, por modesto que sea de los haberes jubilatorios, tiene un impacto enorme sobre el presupuesto nacional y hay que buscar de donde se obtienen esos recursos.
Por ejemplo, si aplicamos el 54% de inflación-Macri a la masa de haberes jubilatorios, deberíamos agregar al gasto público de 2020 unos 27 mil millones de dólares.
Las retenciones a las exportaciones –antes del aumento– estaban en 8.600 millones de dólares: deberíamos triplicar ese impuesto para recaudar 27 mil millones. Es la “solución fácil” que pregonan muchos compañeros.

La culpa es de nosotros, claro
Los mismos que se santiguan y demandan que los jubilados cobren más son quienes dicen que la culpa es de los que repartieron jubilaciones a quienes no tenían aportes. Y tienen razón: nosotros tenemos la culpa de que tres millones y medio de ancianos salieran de la pobreza extrema y tuviesen la dignidad de cobrar un haber jubilatorio y tener una obra social como PAMI.
La enorme mayoría de ellos son trabajadores de toda una vida que sufrieron la falta de trabajo formal y la omisión de sus patrones de hacer los aportes obligatorios.
Hubo muchos que tal vez no lo necesitaban y recibieron el beneficio: eso también es cierto. Empezando por padres y madres de chacareros que protestan en las rutas. Muchas mujeres de clase media y alta gozan de este beneficio que pecó por “exceso de universalidad”, aspecto que fue corregido en la segunda ley de moratoria que sacó Cristina. Pero cuidado: el 90% de los jubilados por la moratoria previsional fueron personas de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad.

El 82% móvil, la ley que vetó Cristina
En octubre de 2010 la oposición –con mayoría en el Congreso– sancionó una ley estableciendo el 82% móvil para todos los jubilados. Cristina la vetó de inmediato, expresando: “He vetado esta ley de quiebras que ayer sancionó el Parlamento. (…) Lo que se sancionó es la ley de quiebra del país. No puedo permitir que el Estado quiebre porque tengo una ley que me obliga”, afirmó.
Voy a intentar explicar de manera simple cómo se financian las jubilaciones y por qué la presidenta habló de “ley de quiebras del Estado”. El nuestro es un sistema de solidaridad intergeneracional. Es decir, los aportes y contribuciones de los trabajadores activos pagan los haberes de los jubilados actuales. En el sector privado, el trabajador aporta el 11% y el empleador el 12%. En el Estado es más o menos lo mismo, y en algunos regímenes especiales el aporte sube al 12% o 13%.
Entonces hay que hacer la cuenta de cuántos trabajadores activos se requieren para sostener un pasivo que cobre el 82%. Supongamos un bancario que hoy gana 100 mil pesos por mes. Su aporte es de 11.000 por mes, y las contribuciones patronales 12.000: suman 23.000 pesos. Al jubilarse con el 82% cobraría un haber de 82.000 pesos. Entonces deberíamos tener al menos cuatro activos con el mismo sueldo para sostenerlo. Pero la realidad es que el trabajador en edad de jubilarse suele tener mayor salario que los que ingresan. Por lo tanto, el número de aportantes deberá ser mayor.
Se considera un numero óptimo tener seis trabajadores activos por cada jubilado. ¿Cuántos tenemos hoy? Aproximadamente 1,7 activos por cada jubilado. Hay 6,9 millones de jubilados y 11,7 millones de aportantes. Obviamente, los recursos propios del sistema no alcanzan.

Cómo se financia entonces el sistema previsional
Existe entre un 30% y un 35% de trabajadores informales que no aportan. Pero si lográsemos erradicar el 100% del trabajo en negro, apenas podríamos llegar a una relación de dos activos por cada jubilado.
En Anses, salvo algunos regímenes especiales –como docentes e investigadores que tienen el 82% móvil–, el resto del sistema cobra entre el 65% y el 70%. Es decir, el señor del ejemplo va a percibir unos 65.000 pesos mensuales. Pero a todas luces los recursos propios tampoco alcanzan para eso.
Los aportes y contribuciones representan aproximadamente el 50% de los recursos. El otro 50% ingresa de porcentajes distintos de distintos impuestos: IVA, combustibles, cigarrillos, monotributo y débitos bancarios. Cuando alguien hace una compra de alimentos, cigarrillos o carga nafta, también está haciendo aportes al sistema previsional.
Este es el meollo del déficit previsional, no solo en nuestro país, sino en el resto del mundo: la baja relación entre activos y pasivos, sumada al aumento de la expectativa de vida de los jubilados, hacen que haya que sumar otro tipo de recursos impositivos del Estado.

En la Cuba socialista también pasa
Esta problemática no es solo de los países capitalistas. En 2008 el gobierno cubano decidió aumentar la edad jubilatoria de 55 a 60 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres. Esto decía el presidente Raúl Castro en su discurso ante la Asamblea Nacional: “Los cambios propuestos en la edad de jubilación se corresponden con la realidad de un país donde la esperanza de vida es cada vez más alta y la natalidad se mantiene. (…) Un indicador muy importante es lo que se denomina esperanza de vida geriátrica –o sea, lo que se vive después de los 60 años de edad– que actualmente es de 20,8 años para los hombres, y para nuestras mujeres esa esperanza de vida geriátrica es de 23,4 años. A esos años de jubilación hay que agregar los más de veinte que como norma abarca la etapa de niño y estudiante. O sea, durante un período superior a los 40 años, algo más de la mitad de la expectativa de vida de un cubano, todos los gastos en que incurre los asumen quienes trabajan, que son cada vez menos”.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, en 2017 el país tenía 1.669.510 jubilados y 4.591.100 trabajadores activos, lo que da una relación de 2,7 activos por cada jubilado. Con una tasa de desocupación del 2,2%. El haber jubilatorio es de 10 CUC, equivalente a 9 euros, y los salarios de los activos de 20 a 30 CUC.

Primero los de abajo: la solución Néstor Kirchner
Históricamente, el 65% de los jubilados cobra el haber mínimo, hoy de 14.000 pesos.
En 2003, al asumir Néstor Kirchner, las jubilaciones mínimas eran de 150 pesos. Los aumentos se daban por decreto de acuerdo a la voluntad y los recursos de cada gobierno. La situación de este sector de jubilados era de extrema pobreza. ¿Qué hizo Néstor Kirchner? Lo mismo que va a hacer Alberto Fernández ahora: utilizar los pocos recursos que ingresaban para sacar del pozo a los que estaban más abajo. Entonces, durante su mandato se elevaron 13 veces las jubilaciones mínimas, y solo siete veces las de más arriba. Se acható la pirámide. No por vocación de postergar a los de más arriba, sino por utilizar los recursos escasos con un criterio de mayor justicia social.
Esto generó lo mismo de va a generar ahora: una catarata de juicios de quienes se sintieron postergados. Ese fue el famoso “fallo Badaro” y otros tantos que vinieron después. El Poder Judicial, guiado por una sobreactuación demagógica que supuestamente lo exculpaba de tener los mayores haberes jubilatorios propios, abrió la puerta a cientos de miles de demandas contra Anses. Aquí se mezclaban los inapelables fundamentos de los derechos adquiridos, con el gran negocio del juicio contra el Estado bobo del que participaban abogados demandantes, abogados defensores, funcionarios de Anses y funcionarios judiciales.

Ideas luminosas: cerrar el Congreso y el resto del Estado
Cada vez que se discute el tema jubilaciones aparece la “genial idea” de que podemos resolver el problema bajando el sueldo de diputados y senadores. Últimamente se puso de moda la frase: “que el ajuste lo pague la política”. La antipolítica tiene muchos años de historia. El discurso afirma que los políticos son todos vagos, corruptos e inútiles. En el siglo pasado, la “solución” venía de la mano de los golpes militares. Ahora, la “solución” viene del lado de los tecnócratas y los ceos de las grandes empresas “que saben cómo manejar el Estado”.
La verdad: si la solución viniese por allí, más que bajar las dietas directamente podríamos cerrar el Congreso y crear, por ejemplo, la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo) compuesta por nueve oficiales superiores, tres por cada fuerza armada, como hizo Videla en 1976.
Ahora bien, veamos en los números qué resultaría de semejante idea, además de convertirnos en la dictadura de Alberto Fernández: el presupuesto de Anses es 3.123.194 millones de pesos, 61,9% del gasto total. El presupuesto del Congreso Nacional es 26.871 millones de pesos, el 0,5% del gasto total. Cerrando el Congreso y destinando todo ese dinero al Anses podríamos subir el 0,86%, o sea, menos del 1% todas las jubilaciones. El que hoy cobra $14.000 pasaría a cobrar $14.120, y el que cobra $80.000 pasaría a cobrar $ 80.688. Sospecho que nadie se va a sentir conforme con estos aumentos.
En materia de propuestas absurdas, podríamos seguir: eliminar las Fuerzas Armadas, 1,9% del presupuesto nacional; las relaciones exteriores, 0,8%; el Poder Ejecutivo (presidente, ministros, etcétera), 0,4%. Y así podríamos seguir eliminando el otro 38% del Presupuesto Nacional y transferir todos esos recursos a jubilaciones. Aun así, nos va a faltar un 20% más para cumplir con el aumento del 54% que indicaba la derogada fórmula de indexación de haberes. Esto sería “la quiebra del Estado” de la que habló Cristina en 2010.

Dos palabras sobre el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Seguridad Social
Cuando derogamos el sistema de AFJP, en noviembre de 2008, todos los fondos acumulados fueron transferidos a Anses. La ley de traspaso previó la creación de un fondo anticíclico con estos recursos, que hoy suman unos 40 mil millones de dólares que históricamente equivalen a un año completo de haberes del sistema. Primer detalle a tener en cuenta: son ahorros de capital que tienen por finalidad auxiliar al sistema ante posibles faltantes de recursos. Pero dijimos arriba que el impacto de un aumento del 54% en la masa de haberes representaría unos 27 mil millones de dólares. Hipotéticamente, podríamos liquidar el FGS para cubrir el aumento de 2020 y parte de 2021, pero a mediados de 2021 volveríamos a la situación actual.
Además, “liquidar” el FGS es una hipótesis demasiado abstracta: el 62% son títulos de deuda del Estado Nacional, el 10% acciones de empresas y el 6% inversiones en proyectos productivos. Solo un 6% está en depósitos a la vista y plazos fijos que podrían usarse con cierta rapidez: estamos hablando de unos 2.400 millones de dólares, muy lejos de los 27 mil que costaría el aumento que estimamos arriba.

La inteligente fórmula de movilidad de Amado Boudou
En 2008, con miras a poner fin a la catarata de demandas judiciales, el Poder Ejecutivo envió al Congreso la fórmula de movilidad ideada por el entonces director ejecutivo de Anses, Amado Boudou. La fórmula de actualización semestral estaba compuesta por dos coeficientes. El primero era el 50% del índice de aumento salarial semestral, y el segundo era el 50% del índice de aumento de los recursos del sistema previsional. Ejemplo: si en el semestre los salarios subían el 12%, el coeficiente era 6%; y si la recaudación subía 18%, el coeficiente era 9%; el aumento del haber previsional era entonces de 6 más 9: 15%. En una economía con recaudación en crecimiento, los aumentos de haberes jubilatorios siempre fueron superiores a los aumentos salariales de los activos. Además, al estar atado al porcentaje de aumento de la recaudación, el sistema no corría riesgo de desfinanciarse.
De todos modos. conviene aclarar que esta fórmula tampoco resolvía el problema de fondo que son los bajos haberes que cobran el 70% de nuestros jubilados.
En definitiva, estas son fórmulas para distribuir los recursos, pero creo que queda claro que el problema pasa por ver de dónde se obtienen esos recursos.

La difícil encrucijada de Alberto Fernández
Luego del desastre que nos dejó Macri en estos cuatro años de políticas liberales, el nuevo gobierno del Frente de Todos se planteó una primera etapa de objetivos muy modestos, pero muy difíciles de cumplir. El primero es ir en auxilio del 40% de pobres, que incluye a la gran mayoría de los jubilados que cobran la mínima. Segundo, tratar de patear para adelante los vencimientos de la deuda externa. Tercero, intentar bajar de a poco la inflación del 54% que nos dejó “el mejor equipo de los últimos 50 años”.
La primera medida es tratar de desindexar la economía, y por eso derogó la fórmula de movilidad jubilatoria atada a la inflación. Como ya dijimos, Alberto va a usar la “solución Néstor K”: según los recursos que tenga, ir dando aumentos a los haberes más bajos, y luego a las escalas superiores. Se modificarán los regímenes de privilegio del Poder Judicial y el servicio exterior, que son irritativos, pero en números tampoco son significativos. Y luego, en la medida en que la economía se estabilice y crezca, se podrán pensar nuevas fuentes de recursos para el sistema.
Como se puede ver en la magnitud y dureza de los números, la “solución definitiva” no aparece. Hace unas semanas vimos arder París por esta misma discusión. El sistema de AFJP, que subsiste en Chile, es uno de los motivos principales del descontento en las calles. Y mostré el ejemplo de Cuba, donde la oligarquía está expropiada y no hay sojeros, pero el problema sigue siendo el de los recursos que alimentan al sistema previsional.
Nuestro presidente no la tiene fácil. Pero como él dice: “vamos a salir”. Lo primero es sacar del agua a quienes se están ahogando y, si evitamos el regreso de las políticas neoliberales, podremos en pocos años reconstruir una Argentina con mayor justicia social.

Aldo Duzdevich es autor de La Lealtad: Los montoneros que se quedaron con Perón y Salvados por Francisco.

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