sábado, 14 de noviembre de 2020

Por qué

 Lo que sigue es un extracto de la nutritiva nota de David Cufré publicada hoy en Página12.

Por qué

“Cuando el ajuste es mayormente por inflación, desenganchado de los incrementos salariales, los jubilados quedan afuera de los aumentos de productividad de la economía. Imaginemos un escenario ideal con una inflación del 5 por ciento, pero con salarios subiendo por arriba de eso. En el tiempo, la tasa de sustitución de las jubilaciones va cayendo cada vez más. Es una fórmula de ajuste de los haberes de manera estructural”, explica Federico Bobrovsky, abogado y experto en legislación previsional.

Eso si las cosas van bien. Si salen mal, como pasó durante el gobierno de Macri, los jubilados pierden con los saltos inflacionarios y las cuentas fiscales se tensan al máximo cuando hay que pagar lo que no se tiene, como ocurrió en 2019.

“La tasa de sustitución de las jubilaciones que proponía el Banco Mundial en el libro blanco de la seguridad social era del 40 por ciento. Es decir, si un trabajador ganaba 10 mil pesos de sueldo, al jubilarse pasaba a cobrar 4 mil. Eso no le sirve a nadie, pero es adonde estaban las jubilaciones cuando arrancó el gobierno de Néstor Kirchner. Cuando se fue Cristina, la tasa de sustitución había subido al 70 por ciento. Se había logrado un hito muy importante. Teníamos la jubilación mínima más alta de América latina”, continúa Bobrovsky.

“La fórmula de movilidad no puede estar disociada de lo que pasa en la economía real. El proyecto económico de este gobierno es productivista, mercado internista, promueve el empleo formal. Para llegar otra vez a una tasa de sustitución del 70 por ciento hay que hacer un montón de cosas, que son las que hizo Néstor en su gobierno y después profundizó y estructuralizó Cristina. La ley de movilidad jubilatoria fue en 2008. Es decir, pasaron cinco años hasta que se pudo generar un escenario que permitiera tener una fórmula que, en esencia, es la misma que se presenta ahora, con la misma filosofía”, concluye.

El proyecto del Gobierno, en definitiva, es un paso adelante y se prodrá perfeccionar, porque no está pensado como el último.

Nota completa aquí
https://www.pagina12.com.ar/305775-que-se-juega-con-la-formula-de-la-movilidad-jubilatoria

jueves, 12 de noviembre de 2020

Jubilaciones. De ajustes y manipulaciones.



 

Acerca de la propuesta de movilidad previsional que se enviará a la Comisión Bicameral de Movilidad Previsional

La reunión estuvo encabezada por el ministro de Economía, Martín Guzmán 

Es significativa la campaña que los sectores de la oposición al gobierno de Alberto Fernández desataron contra la nueva fórmula de movilidad que regirá las actualizaciones de las jubilaciones y pensiones desde Marzo 2020 y que es esencialmente la misma que regía hasta que el gobierno de Macri la eliminó generando una crisis previsional de proporciones. Los periodistas militantes del conglomerado de medios hegemónicos como José Del Río en La Nación y otros de la misma calaña, se regocijan anunciando que la nueva fórmula representa un ajuste encubierto de las asignaciones. En este sentido por supuesto también están alineados todos los representantes de JxC en el Congreso tal como lo anunció Mario Negri, presidente del interbloque y se suman a la misma campaña elementos marginales de la derecha mas extrema como Miguel Boggiano entre otros. En esa misma bolsa previsiblemente encontramos a los representantes de la llamada izquierda que ya sabemos que no son tales, como N. Del Caño entre otros especímenes similares.

 Pero nada de esto sería novedad, sabemos del accionar anti popular de todo estos sectores que buscan esmerilar la imagen del gobierno de AF CFK con el objetivo de menguar su caudal político y desplazarlos del gobierno como objetivo de máxima.

El problema que tenemos no está allí sino en el triste hecho de que hay muchos compañeros y simpatizantes del gobierno del FdT que, ya sea por ignorancia, por ansiedad, por impaciencia o por falta de una mirada política mas amplia salen a las redes a criticar duramente lo que sostienen que es un ¨ajuste ¨ a los jubilados coincidiendo con las críticas opositoras y dándoles volumen. No deberíamos cometer tales desaciertos.

Comencemos por el principio ... es decir por el análisis del milagro de la fómula de JxC que durante el período 2016/2019 logró el logro de lograr la baja de los valores reales de los haberes jubilatorios pero que además los hizo impagables, una bomba que ahora debió desactivar Alberto Fernández, con el agregado del asalto a los fondos del FGS haciendo que se pierda el 50% de esos ahorros de todos los jubilados creado por CFK. Estos delincuentes amarillitos generaron el déficit mas alto de la ANSES en los últimos 20 año. Vale señalar que esa fórmula llegó a producir esos resultados combinando un 70% de IPC ( inflación) con un 30% de RIPTE (salarios) además del atraso de un semestre para la consideración de los respectivos índices de ajuste en un contexto recesivo e inflacionario con un persistente atraso en las asignaciones de los trabajadores.

A la luz de los resultados objetivos de la regulación implementada durante la pandemia macrista podemos entonces asegurar que aquella fórmula que sí incluía el IPC (inflación) solo sirvió para perjudicar a los jubilados y en realidad no fue un error sino que era el verdadero ajuste previsional en el marco de una política de estado que estaba diseñada en su totalidad para enriquecer a los ricos a costa del empobrecimiento de los menos favorecidos.

En cambio la nueva fórmula propuesta ahora por el gobierno que ajustará los haberes jubilatorios dos veces por año, en Marzo y en Setiembre, no incluye al IPC como factor de ajuste y en cambio se compone de un 50% de la evolución del RIPTE es decir la evolución de los salarios y un 50% de la evolución de la recaudación total de ANSES. Para el índice de setiembre se tendrá en cuenta una cláusula de regulación que significará un tope a los aumentos anuales que no podrán superar al crecimiento de los recursos totales de ANSES. Este tope estuvo vigente entre 2009 y 2017 y es para garantizar la sustentabilidad del sistema de seguridad social, evitando que los gastos crezcan sistemáticamente más que los recursos y el déficit previsional crezca sin control como sucedió entre 2016 y 2019 llevándo al sistema a una seria crisis financiera.

Si se consideran los valores de las proyecciones incluidas en el presupuesto 2021 se estima para marzo una suba del 11,9% y en septiembre del 18,2% lo cual representa una recuperación del poder adquisitivo de los haberes jubilatorios superior al que se calcularía con la fórmula anterior. Si se incluyera el factor IPC en un contexto de inlación decreciente solo sería perjudicial para los jubilados.

En conclusión, si bien no existe la fórmula ideal ésta es la mejor posible siempre y cuando se pueda lograr un crecimiento con inflación baja o manejable en el mediano plazo. Exigir la inclusión del factor IPC no solo es jugar en contra de los intereses del sector sino que además es apostar al fracaso de las políticas que se están implementando para la recuperación de la economía.

Para ampliar sobre el tema es interesante la lectura de la nota publicada ayer en iProfesional respecto de este tema así como la de Fernandez Pastor publicada el 14 de setiembre pasado en P12.

 

 

domingo, 6 de septiembre de 2020

Botón Rojo

 


 Estado de la cuestión

Según la información oficial en la última semana en promedio, se han detectado 9700 nuevos contagios diarios y 194 fallecidos por día. De estas cifras se infiere entonces que el índice de mortalidad de este virus al día de hoy en nuestro país fue del  2.0 % de los contagiados en la última semana.

Del total de 471.806 contagios confirmados desde marzo, 340.381 casos ya están recuperados, 9.739 han fallecido y quedan activos 121686 de los cuales 2456 son casos graves en internación UTI.

Es decir que el índice global de mortalidad contando desde marzo 2020 también es de 2.0 % para nuestra sociedad. Este indicador se mantiene constante después de cinco meses de modo que dicho valor puede ser considerado como específico de la enfermedad misma para nuestra sociedad/territorio en condiciones de atención adecuada de los pacientes (las actuales). Por el momento debido a que no se dispone ni de una vacuna que corte la circulación del virus ni medicación y/o tratamientos no es posible controlar y revertir los efectos dañinos que produce el Covid19 en los pacientes especialmente en adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas o agudas prevalentes.

Debemos considerar entonces que ese 2.0% estable hasta ahora se debe a que por el momento la situación sanitaria de la población está atendida y controlada y no se han producido muertes por falta de atención sanitaria y recursos tanto materiales como humanos como sí pasó en muchos países. 

En el último reporte del Ministerio de Salud la información acerca de la ocupación total de camas UTI es de 61.7% en Nación: 61,7% y del 67.7% en AMBA. Estos datos están estabilizados desde hace semanas y no superan el 70% del total de las aproximadamente 3500 UTI habilitadas y disponibles.

Se puede afirmar entonces que las políticas implementadas por el gobierno nacional para enfrentar esta emergencia global han sido bastante acertadas. En primer lugar la temprana implementación de la llamada “cuarentena estricta” apuntando a lograr una fuerte reducción de la circulación de las personas lo que hizo que la dispersión de los contagios fuera lo más lenta posible y de ese modo evitar una explosiva sobredemanda del sistema de salud. A la par se dispuso una fuerte y rápida asignación de recursos financieros, materiales y humanos dirigidos al sistema de salud especialmente dedicado a los servicios UTI.

Ahora el virus está en nosotros

A casi seis meses del primer caso detectado si bien la situación sanitaria en general aún parece estar bajo control, es claro que ya comienzan a sentirse los efectos de las tensiones que operan sobre los servicios de salud ante la amplia dispersión territorial de la pandemia y la consecuente proliferación de casos en el territorio nacional. Los recursos materiales disponibles aún suficientes son ciertamente limitados y mientras que los recursos humanos disponibles especializados para atender la emergencia se desgastan rápidamente por las exigencias que operan sobre ellos con más de 80 muertos y varios cientos de contagiados y aislados asintomáticos que diezman los equipos de atención médica a lo que se suma la presión sicológica a la que están sometidos de manera directa. No resulta sencillo reponer el personal humano que se da de baja transitoriamente o por su fallecimiento y una UTI sin personal es como si no existiera.

Como se puede confirmar en los así llamados “medios de comunicación” y  las “redes sociales”, se está instalando en la sociedad una fuerte discusión acerca de si se debe hacer más estricta la restricción a la circulación volviendo a las condiciones iniciales (fase 1) o no es necesario y se puede y debe persistir en las políticas de flexibilización tanto de facto como las autorizadas por diversos las autoridades. En esa polémica también se discute acerca de si las medidas deben quedar exclusivamente en manos del presidente (botón rojo) o de los mandatarios de cada distrito provincial o municipal o directamente a cargo de la acción individual de cada ciudadano.

Podemos observar que, a nivel nacional la duplicación de casos se amplió de 13/15 días en Junio a 20/21 días a finales de Julio y ahora está en 28/29 días mientras el número de fallecidos diarios se duplica cada 25 días.

Como se sigue

Basados en estos indicadores se puede argumentar y proponer muy diversas posturas, sobre todo si detrás de ellas están operando los y las diversas emergencias ideológicas que en general sobrenadan y condicionan las opiniones en las sociedades humanas. Tanto están quienes afirman que estamos en una meseta y ya es hora de amontonarse en los bares para degustar una cerveza o un café como quienes aseguran que estamos atravesando lo peor de la pandemia y por lo tanto debemos permanecer encerrados y evitar todo contacto que no sea estrictamente “esencial”.

El problema es bien complejo. Podemos simplificar clasificando a los grupos más característicos. Están los que priorizan la economía, los que priorizan la salud y luego los nini o no saben/no contestan, que son aquellos a los que todo esto no les interesa demasiado y se cuelgan al primer bus que pasa.

Y ya está, otra vez la famosa grieta y ni siquiera mencionamos a los principales referentes políticos pero todos los lectores ya les pusieron nombre.

Primera conclusión

Si consideramos el actual estado de la cuestión y asumimos que por lo menos hasta mediados del 2021 no habrá una vacuna efectiva, distribuida y aplicada a un alto porcentaje de la población (nuestra y mundial) de modo que se detenga la circulación del virus los pronósticos no son muy favorables. Aún faltan mas unos 10 meses como mínimo para la esperanzadora vacuna que nos salve de la tragedia.
La buena noticia es que de mantenerse estables los números que se registran a la fecha se habrá producido una duplicación mensual de contagios detectados es decir aproximadamente 10.000 x 2 elevado a la 10 es decir unos 10.000.000 de nuevos casos de los cuales el 2% morirá indefectiblemente (eso sin desborde sanitario) lo cual suma unos 200.000 muertos más a los casi 10.000 actuales

Pero será peor. Al primero de Octubre se estarán confirmando 20.000 nuevos contagios diarios y el 1° de Noviembre serán 40.000 y así siguiendo. Esto hará que los sistemas sanitarios de contención colapsen irremediablemente y entonces el número de fallecidos crecerá muy por encima del 2.0% actual como producto de la falta de atención específica por esa causa como ya  ocurre en Perú que con casi 900 muertos por millón de habitantes ocupa el primer lugar de esa triste tabla de posiciones en la que nuestro país muestra más de 200 muertos por millón. (y eso con las cosas bajo control)

Lo que tienen de interesante las estadísticas es que permiten tomar una distancia psicológica de los hechos reales y nos dan la idea que todo es una suerte de juego y nos permite poner en marcha un muy conocido mecanismo de defensa que es la negación.

MC - Domingo 06/09/2020

sábado, 25 de julio de 2020

Pandemia nCovid19

fotograma de "The Green Mile"

información oficial sobre nCovid19 del Ministerio de salud al día 23/07/2020
 País  - 148027 contagios (3217.9 por millón)  - 2702 fall (58.7 por mill)
1.82% - mortalidad – duplicación de contagios 21 días.

PBA - 84918 contagios (5340.7 por millón) - 1357 fall (87.0 por mill)  - 1.60% mortalidad - duplicación de contagios 16.4 días

CABA  - 50816 contagios (16938.6 por millón)- 1009  fall (336.3 por mill) - 1.98% mortalidad - duplicación de contagios 26.5 días
Muchos tenemos  bastante clara la imagen de aquellos detenidos condenados a la pena de muerte en las prisiones de EEUU. Pasan años y hasta décadas en las celdas del corredor de la muerte, a pocos metros de la sala de ejecuciones, esperando que les llegue la salvación definitiva o el fatal desenlace, la espera es el sentido único de sus vidas mas allá del efectivo desenlace.
Es sabido que en los EEUU hay muchos movimientos sociales, organizaciones y personas que militan contra la pena máxima y ponen a disposición de los condenados medios y recursos para lograr indultos, apelaciones y hasta la abolición de la pena de muerte a nivel federal. Para el condenado lo importante es que la salvación le llegue antes que la ejecución, lo demás es anécdota. Lamentablemente la anécdota se convierte en lo sustancial de su cotidianeidad.

Desde fines del 2019 los habitantes del mundo y los argentinos desde hace más de cuatro meses, estamos en una situación bastante parecida a la de la aquella población carcelaria en espera de condena o del cumplimiento de la misma.

Con la pandemia desatada y el virus que circula y mata a muchos, todos estamos esperando alguna definición, algo que ponga fin a esta cotidiana espera que parece infinita. Sea una vacuna o un tratamiento efectivo, o el temido contagio y su posible consecuencia de sufrimiento y muerte.
Aquellas personas mayores de 60 años que tienen enfermedades crónicas preexistentes como cardiopatías o diabetes constituyen el 80% de los fallecidos por causa del virus. Esos son los que mas se asemejan a los presos que mencionamos al principio.

En nuestro país, se han contabilizado mas de 148.000 contagiados confirmados, algo así como 3 infectados por cada 10.000 habitantes, aunque se sabe que probablemente sean mas, muchos mas, los posibles asintomáticos no diagnosticados. Asimismo a esta altura ya se han producido aproximadamente 2700 decesos por causa de la enfermedad que produce el  virus. Casi 20 de cada 1000 infectados en CABA se muere mientras que en PBA son  16 de cada 1000 las víctimas fatales. Si tenemos en cuenta que el promedio de contagios diario ronda los 5500 - 6000 estaríamos esperando unos
Tomando estos valores como verdaderos mas allá de posibles manipulaciones o registros ineficientes o incompletos estos números parecen ser los característicos de la enfermedad en un ámbito donde la atención médica específica es de cierta calidad y por el momento está disponible para todos los que la necesiten.

En  otros países y en otros estadios de la pandemia la mortalidad ha resultado mucho mas elevada. En Canadá por ejemplo es del 7.8%, mientras que en países europeos como Francia, Gran Bretaña o Bélgica supera el 15%. Las diferencias en los valores puede residir en el hecho de que el sistema de salud llegó a colapsar y muchos enfermos no pudieron recibir atención médica adecuada o tal vez a que la cantidad de testeos y diagnósticos verificados haya sido insuficiente.
Por su parte  en Brasil o Chile ese índice ronda el 2.5 %.

Lo que es incontrastable es que con sistema de salud eficiente disponible o no, una importante cantidad de personas mueren por causa del virus. Según los registros actuales sobre casi 16 millones de infectados en el mundo son 643.000 las que de no existir el virus no hubieran fallecido. Esto nos dice que en promedio en el planeta mueren 4 de cada 100 infectados más allá de toda consideración acerca de lo bien o lo mal que se esté gestionando la pandemia.

Está claro entonces que la política aplicada por nuestro gobierno de tratar de contener el desbordamiento del sistema de salud por medio de una cuarentena temprana y sostenida junto con fuertes inversiones destinadas a fortalecer con recursos materiales y humanos a nuestro sistema de salud ha permitido que hoy estemos muy por debajo de los índices de mortalidad de otros países y con menos de la mitad del índice de mortalidad mundial.

El caso es que en medio de una innumerable y caótica colección de opiniones al respecto parece no quedar muy claro en la sociedad si esta medida sirve y para qué sirve. Desde muy diversos ángulos las opiniones transitan senderos que van desde la negación mas absoluta de la existencia del virus, su efectivo despliegue pandémico y su efectiva capacidad de muerte hasta aquellos que aseguran que es un castigo divino que inevitablemente borrará a todos los seres humanos de la faz de la tierra.

Pues bien, mientras aguardamos el desenlace - que no parece muy próximo - como quien se ha quedado prendido a una saga televisiva podemos reflexionar acerca de lo que nos ofrece mantenernos confinados lo mas que se pueda. En realidad la cuarentena no promete no enfermarnos, tampoco promete que saldremos con vida de esto. Ni siquiera es un seguro para que al final podamos volver a reunirnos y abrazarnos con seres queridos. La medida y su efectivo cumplimiento solo apunta a contener la difusión de los contagios y a mantener bajo el número de enfermos que requieran atención especializada que es el recurso escaso. Es decir que se busca una distribución adecuada del uso de los recursos disponibles a lo largo del tiempo. En otras palabras la cuarentena solo sirve para asegurar que no van morir personas por falta de atención en la puerta del hospital esperando que se desocupe un servicio UTI para ser ingresado pero hay que tener presente que de todos modos un porcentaje de los pacientes críticos mueren con o sin atención médica y la mayoría de los que sobreviven tendrán secuelas importantes que afectarán acortarán su sobrevida y su calidad de vida posterior.
La cuarentena solo es una medida paliativa, provisoria y temporal a la espera de una vacuna que nos evite la circulación del virus y el contagio o un tratamiento específico que evite que entremos en estado crítico y muramos una vez contagiados.
Volviendo a la analogía de los presos, vivir en cuarentena viene a ser algo así como vivir alrededor de  “la Milla Verde”, ese pasillo que separa las celdas de los reclusos condenados a la silla eléctrica, es decir esperando las sucesivas apelaciones de los abogados ante los tribunales superiores para ganar tiempo y mantener con vida al condenado hasta que la pena de muerte sea conmutada o definitivamente derogada o deseando un rápido y mortal desenlace que nos libre de la desesperación que provoca la languidez del encierro infinito.



Abuelas de la Plaza