jueves, 1 de octubre de 2009

La pobreza, la Iglesia y los medios

Foto: http://lahistoriadeldia.wordpress.com

Que fue lo que dijo el cardenal Bergoglio en la conferencia inaugural del Seminario sobre “Las Deudas Sociales”, para que por ejemplo El País de Madrid titulara “Un cardenal argentino critica al Gobierno por no frenar la pobreza” en una nota que publica junto a la foto de Cristina Kirchner y otra de una villa, pero dentro de la nota dijera cosas tales como:
“Bergoglio, jesuita, reclamó una respuesta "ética, cultural y solidaria" para saldar la deuda social con millones de argentinos, en su mayoría niños y jóvenes, y aseguró que es imperativo luchar para cambiar las causas estructurales y las actitudes personales o corporativas que generan esta situación.”
La firmante Soledad Gallego-Díaz, a la sazón nada menos que directora adjunta del diario cierra la nota caracterizando a Bergoglio como alguien que "mantiene fama de hombre austero y frugal, hasta ahora muy alejado de cualquier protagonismo político."

Es cierto que nos resulta triste y repudiable la realidad de los medios autodenominados de prensa que distorsionan y deforman groseramente la información y que con el discursito de la “objetividad” pretenden y muchas veces logran formatear el pensamiento colectivo de ciertos sectores sociales sobre los que tiene acceso y dominio utilizando para ello las enseñanzas lingüísticas del zurdito Chomsky como en el comentario que cierra la nota de Clarín que con su proverbial estilo magnético de manipulación mediática y totalmente alineado con sus primos de El País lanzó: “No es la primera vez que la Iglesia toma el tema de la pobreza y apunta, más o menos elípticamente, contra el Gobierno.”

Con la salvedad de que por una vez trataremos de no aventurarnos demasiado en una tentadora práctica adivinatoria de lo que el cardenal “quiso” decir veamos aunque mas no sea algo de lo que nuestra honesta subjetividad reconoce como lo que “realmente dijo” el jerarca máximo de la iglesia argentina y para eso recurrimos a lo publicado por AICA (ver aquí el documento completo) a la que suponemos fuente más probable de verdad con respecto a la palabra del presidente de la CEA.

Comenzamos con :
“La “deuda social” es también una deuda existencial de crisis del sentido de la vida. La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia que tenga el individuo con las actividades que realice en su día a día y con los grupos sociales en los cuales la realiza y comparta la vida con ellos; de ahí que el origen del vacío existencial remite, tal como el mismo Durkheim comentó , a una desvinculación del individuo del medio social; es decir a una carencia de sentido de pertenencia, lo cual desfigura la identidad.”
Es por lo menos interesante la mención de este Durkheim recortado (de “El Suicidio”) sobre todo sabiendo que es él el pensador moderno que propone rescatar el carácter sacro de las relaciones sociales tradicionales (en el sentido de pre-modernas) carácter perdido con el advenimiento de la modernidad y proponiendo para eso una suerte de organización social corporativa (con cuerpos sociales aglutinados por actividad) que aun reconociendo la necesaria alienación que el sistema industrial capitalista produce sobre las personas y la existencia de las clases sociales y los enfrentamientos objetivos entre ellas, no tiene en cuenta al conflicto más que como una “disfunción orgánica”, algo así como una enfermedad social que simplemente debe ser corregida, “curada” y no como el emergente de una tensión estructural intrínsecamente relacionada con las relaciones de producción.

Será entonces que la Iglesia Argentina con su interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) a la que el prelado hace referencia incansable, toma para sí los pensamientos de Durkheim y se suma al rechazo del “conflicto como tal” visto como algo inevitable, permanente e inherente a la sociedad humana y adhiere objetivamente a las propuestas reformistas que curiosamente desde la Revolución Francesa o poco antes plantean algunos sectores “progres” de la sociedad occidental y que vienen impulsando ciertamente con mucho éxito pero no para ellos.

Es que fue por esos tiempos que los conservadores puritanos y protestantes anglosajones aprovecharon y por medio del imperialismo colonial y de la mano del liberalismo económico se adueñaron del mundo y pretenden, hasta hoy imponer sus condiciones al resto de la humanidad.

Tal vez la Iglesia Católica erró en la estrategia de su política anti - usurera y anti - matrialista ya que el pensamiento protestante se adueñó del mundo material.

Tal vez, como pensaron algunos, pactó con ellos para sobrevivir y tratar de conservar una cuota de poder.

Sigue mas adelante el cardenal diciendo:
“ Por esto, no podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino."
Sea ésta tal vez la única crítica posible de ser malinterpretada como dirigida contra el gobierno peronista de turno, claro que eso sólo si aceptamos confundir en el discurso del nada ingenuo cura los conceptos de Estado y gobierno. En todo caso tal vez lo más importante aquí sea descubrir que el “prelado” de ninguna manera confundió los conceptos sino que hace la mención esperando que sea el público el que los confunda, pero prometimos no hablar de adivinanzas.
Lo que es explicito es que si la crítica le cabe al gobierno de turno mas le cabe a la propia iglesia aquello de “ . . . otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista. . .”

Agrega luego:
“En este sentido, “es un deber de justicia y de verdad impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres oprimidos por ellas. Además, es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimientos, a entrar en el círculo de las interrelaciones, a desarrollar sus aptitudes para poder valorar mejor sus capacidades y recursos.”
No vamos a discutir la calificación de inmoralidad que implican las necesidades insatisfechas y la muerte por su causa así como tampoco podemos no coincidir con que “es preciso que se ayude a estos hombres necesitados a conseguir los conocimiento”.
Paulo Freire, (La pedagogía del oprimido, lectura recomendada aquí) relevante docente y pensador brasilero por cierto no muy citado por la iglesia, ya se explayó a mediados del siglo XX ampliamente sobre este punto y sobre la importancia que tiene en el individuo socialmente excluido la construcción del propio conocimiento para problematizar su futuro y así tener la oportunidad de salir de la trampa de la naturalización de la pobreza y la miseria haciendo uso de la razón y el pensamiento.

Es muy claro y preciso el dirigente eclesiástico cuando caracteriza a la actual crisis global en el siguiente párrafo:
“La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos. En este contexto, reiteramos la convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de inequidad.
La consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas, monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.
Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria.”
Debo decir que este tramo del discurso me impactó particularmente y en especial la parte donde establece que son las formas políticas inspiradas en el pensamiento neoliberal las causas de la concentración de las riquezas lo que lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.

Sinceramente no puedo menos que acordar con el carácter de aguda crítica al sistema económico imperante, y de cómo caracteriza a los responsables de las consecuencias nefastas que su imperio produjo en nuestra sociedad.

Lo que es apasionante no es que el enunciado sea verdero sino que el alto prelado lo exprese públicamente y nadie, nadie (del establishment y sus acólitis y seguidores) lo lea y lo recoja como tal.

Si los medios “de información en manos de unos pocos” desean manipular estas palabras y ofrecerlas como críticas exclusivas al gobierno de turno así sea pero me resulta claro que allí los señalados en todo caso no son solo el grupo de dirigentes políticos que circunstancialmente están hoy a cargo de la administración del estado. Me suena a que los apuntados por el sagrado índice son otros y éstos se hacen los sordos.

Para terminar resaltamos la parte donde Bergoglio pontifica:
“La justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios. Exige que las riquezas, que se van aumentando constantemente merced al desarrollo económico social, se distribuyan entre cada una de las personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa común utilidad de todos, tan alabada por León XIII o, con otras palabras, que se conserve inmune al bien común de toda la sociedad . . .”
Y pensar que la socialización de los beneficios era un derecho que estaba consagrado en la constitución del ´49, aquella que la revolución bombardeadora derogó con gran festejo y beneplácito de los jerarcas de la Iglesia Católica de aquellos años.

Mi abuela me contaba que en su pueblo se decía que el cura predicaba “haz lo que digo no lo que hago”.

Hasta la próxima.

lunes, 28 de septiembre de 2009

TVR y la Ley

Las imágenes y los dichos.

Un documento imperdible para los que no conocen bien a los actores del drama nacional.

Algunos testimonios remarcables y todos para recordar cuando el tema ya no esté en el tope de la agenda.


sábado, 26 de septiembre de 2009

El liberalismo y la Iglesia

Uno no sabe bien por que razón hay cosas que pasan como pasan pero pasan.

Recibo un correo de amiga que debió haber sido una antigua militante del PC y que me reenvía otro que le mandó un "compañero, el de la orga" con el que está haciendo un taller en un conocido centro cultural de la Avenida del Libertador por los barrios de Núñez. Centro por cierto hoy recuperado para la militancia, que supo ser de "detenidos desaparecidos" allá por los años de plomo.

Pero volviendo al tema, mirá vos como son las cosas ¿no? porque recuerdo aquellas larguísimas tardes de mate y discusion política allá por los setentas con otros compañeros y militantes en la Línea Recta de la FI de la UNyPdeBA, interminables discusiones con los compañeros del PC donde se ellos se negaban a aceptar la validez de nuestra militancia en el peronismo de aquellos años desde el marxismo. Discusiones donde más de una vez nos íbamos a las manos.

Pues así, casi cuarenta años mas tarde, hoy, es una de aquellas compañeras la que seducida por la bulliciosa movida militante de los tiempos que corren, me reenvía ese mail donde me en un artículo de Norberto Galasso me reencuentro con un viejo conocido de quién el 22 de setiembre se cumplieron 35 años de su fallecimiento.

Nunca olvidado, pero pero debo reconocer no muy frecuentado por mí en los últimos tiempos, allí está Hernández Arregui, aquél que escribió entre otros libros "LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA NACIONAL"

Incentivado por ese correo, me puse a navegar por El Ortiba y por allí rescaté este fragmento que me parece memorable y pleno de actualidad.

Creo que vale la pena leerlo o releerlo si es que queremos de buena fe tratar de entender y/o explicar qué significa el peronismo sin tener caer en los fascículos dominicales que el filósofo oficial del peronismo publica en Página. (de onda che)

Alli va.

LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA NACIONAL
(1930-1960)
Juan José Hernández Arregui

INTRODUCCIÓN

II. El liberalismo y la Iglesia
Si el liberalismo en su ascenso, necesitó ya en el siglo XVIII, de la libertad burguesa a fin de resistir el autoritarismo de la Iglesia, es natural que haya creído, y no sin razón, en la libertad.
Estos valores liberales (libertades políticas, de conciencia, de pensamiento, de comercio) contenían los gérmenes de la decadencia del sistema en su conjunto. Las clases sociales víctimas de esas libertades, encontraron en su ejercicio político, el instrumento activo para atacarlas, revisarlas, criticarlas, negarlas. Las ideas democráticas se volvieron contra su creadora histórica, la burguesía, que ahora, dentro de la cruda realidad del capitalismo, debía soportar la crítica sobre su función histórica de clase.
La misma Iglesia no podía escapar al proceso histórico. Enemiga del liberalismo en tanto ligada al orden feudal de la nobleza, apeló a la burguesía para subsistir. Y su tesis religiosa de la libertad de la persona humana no fue más que una variante, un ajuste teológico, al liberalismo victorioso.
La Iglesia Católica y el liberalismo, formaron un compromiso hipócrita. La solución política, luego de la lucha liberal contra el absolutismo monárquico, fue el término medio de la monarquía constitucional, sistema a través del cual la burguesía ingresaba al conservatismo santificado por la Biblia. En este período muchos católicos se hicieron liberales y a su vez, estos reconocieron las tradiciones religiosas como cemento del orden social.
Liberalismo y catolicismo, más allá de circunstanciales disputas, han marchado unidos frente a la amenaza revolucionaria de las clases bajas.
Este liberalismo, como fenómeno histórico general, fue fecundo y además revolucionario, aunque llevaba en sus entrañas las semillas de la reacción.
La predicción de Marx sobre la incapacidad del capitalismo para controlar las fuerzas que había desanudado y que condenaban al liberalismo en un determinado momento de su desarrollo histórico, a echar por la borda una libertad que al transfigurarse en lucha de clases no solo negaba, en su antinomia viviente, el concepto mismo de esa libertad, sino que anunciaba su anulación real por el despotismo, revelando simultáneamente, a los idealistas eternos, la contradicción interna del concepto puro, reflejo político de una vida histórica desgarrada en su esencia. Cuando el libre cambio mercantil encontró en Bismark (Alemania) el competidor más peligroso, los liberales abandonaron la libertad a los profesores de filosofía. Es decir, la mandaron de paseo.
Por su parte, la Iglesia, mantuvo rasgo más ostensible, que ha residido y reside, en pactar con los poderes temporales dominantes.
El marxismo niega del liberalismo no su pujanza revolucionaria gigantesca, sino su putrefacción histórica. Es cierto que tanto el marxismo como la actual doctrina social de la Iglesia, son formaciones históricas derivadas del liberalismo. Pero mientras el espíritu conservador intenta mantener con retoques ese mundo, el marxismo busca destruirlo, sin dejar de aprovechar lo que el liberalismo ha significado como progreso irreversible en relación al desarrollo de las conquistas materiales útiles a la humanidad. Esta confusión, no puede extrañar. Está determinada ella misma por las ideologías en pugna. La historia es un enjuiciamiento incesante y no un conjunto de estampas iluminadas. En forma expresa, el marxismo se opone a la libertad burguesa, pero no porque desee perfeccionarla sino para aniquilarla, en tanto el reaccionario se opone a esa libertad del liberallismo para salvarse como burgués, no como revolucionario. De ahí que grupos enemigos, no de la libertad burguesa, sino de toda libertad frente a las clases bajas, se presenten como reformistas o revolucionarios. Tal fue el caso del fascismo. ¿En qué consistía esta revolución? "La Nación italiana –dice la Carta Italiana del Trabajo- es una organización con finalidades, vida y medios superiores a la acción de los individuos que la componen. Es una unidad moral, política y económica íntegramente realizada por el Estado fascista". Es evidente que semejante programa, no podía desagradar a la Iglesia, menos al liberalismo, que si enfrentó al fascismo no fue por cuestiones éticas, sino por las imposiciones del reparto del mundo planteadas por la guerra imperialista en su forma más sanguinaria. Así como del racionalismo del siglo XVIII devino la Revolución Francesa, su forma jacobina, el liberalismo ha promovido, no sólo el espíritu revolucionario de los trabajadores de Europa sino el levantamiento de los continentes coloniales enteros. Esta antítesis radical, niega toda comunidad ideológica entre el liberalismo y el marxismo. Fue Marx quien enfiló contra el liberalismo su crítica lapidaria. No la Iglesia.

Ese era Hernández Arregui, se definía a sí mismo como ". . . peronista porque soy marxista".

Como dice Galasso, un desconocido "maldito" de la cultura nacional que la Libertad de Empresa impidió que se leyera masivamente en colegios y universidades.

Hasta la próxima.

martes, 22 de septiembre de 2009

Desde abajo y por arriba

Cerca de 31 millones de brasileros ascendieron de clase social entre 2003 e 2008 informa un estudio presentado por Fundación Getulio Vargas (FGV )
(ver nota completa en O Globo.com)

De acuerdo con el economista de la FGV Marcelo Néri, responsable del estudio, desde el año 2001 a la fecha el Brasil vive un sostenido proceso de reducción de la desigualdad.

En este período, la renta per cápita del 10% mas pobre de la población subió un 72%, mientras que la del 10% mas rico creció, aproximadamente un 11%.

Según lo indicó el economista, esa mejoría en el indicador fue impulsada principalmente por la renta del trabajo.
Creo que esa reducción de la desigualdad fue la gran conquista de la década. El hecho de ser impulsada en cerca de dos tercios por la renta del trabajo significa que el brasilero está generando su propia renta. Lo que algunos estamos observando es un boom en el mercado de trabajo - resaltó Neri.

Según él, los programas sociales o jubilaciones, fueron los responsables del otro tercio del movimiento del índice.

Una conclusión importante respecto del éxito de las políticas del gobierno de Brasil en la superación de la crisis es que se basó en dos pilares, uno, el mercado interno y el otro la "Bolsa Família" que es el programa de subsidios directo del estado a los sectores mas pobres de la sociedad.

Neri y otros economistas acuerdan con el presidente Lula en que "los más pobres ayudaron a salir de la crisis" debido a que estos sectores no tienen mas alternativa que gastar toda su renta en el mercado promoviendo de esta manera a la reactivación del consumo.(ver Mochón y Becker - Elementos de Micro y Macroeconomía- Está explicado bastante bien y claro)

Defendiendo las políticas neokeynesianas aplicadas por el gobierno de Brasil de inyección directa de masa monetaria en el mercado de consumo a traves de subsidios en momentoss de crisis, el presidente Lula declaró:

- O que vai fazer se acabar com o Bolsa Família? Construir mais uma ponte? Isso é mais importante do que alimentar 12 milhões de pessoas? Não.

(¿Que va a hacer, terminar con la Bolsa Família? ¿Construir un puente más?¿Eso es mas importante que alimentar a 12 millones de personas? No no lo es.)
Y ante el embate de las campañas críticas de los medios defensores de las políticas neoliberales el presidente Lula agregó:
- Se tivesse que tomar medidas por manchetes de jornais, eu teria pedido asilo e ido embora.

(Si tuviese que tomar medidas por los titulares de los diarios, ya hubiera pedido asilo y me hubiera ido)
Claro que desde la "izquierda revolucionaria" siempre vamos a protestar con el "progresismo burgués" y discutir si lo que hace Lula es o no revolucionario, si es o no funcional al sistema capitalista, si esta reducción es o no una verdadera reducción de la desigualdad social.

Mientras tanto 19 millones de pobres en Brasil están comiendo mas seguido y desde allí tienen la oportunidad de luchar por una efectiva reivindicación y defensa de sus derechos a la vida.

A esto le podemos agregar un ineludible reconocimiento de la coherencia política del gobierno brasilero cuando Lula declara
anoche en Estados Unidos:
"No podemos aceptar más un golpe militar". "No aceptaremos que alguien se crea con derecho para sacar de su cargo a una persona elegida democráticamente"
justo a los oídos de los representantes de los intereses golpistas y refrenda sus dichos asilando a Zelaya en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.

Nada mal el pernambucano hijo de "un pozo de ignorancia" tal como calificó
Lula a su padre, en una biografía autorizada.

Hasta la próxima.

Abuelas de la Plaza