domingo, 22 de febrero de 2009

Policía de la Provincia de Buenos aires.


Heredera de las actividades de aquellos antiguos "Alcaldes de la Hermandad"
creados en 1606 por los Cabildos para hacer cumplir las prácticas policiales en la Campaña Bonaerense, la actual corporación mafiosa
armada manda a sus miembros mas o menos honestos a morir en los enfrentamientos cotidianos de la guerra civil de baja intensidad que mantenemos hoy los argentinos mientras los demás se atiborran de poder y dinero a costa de ellos y de los ciudadanos.
Nos dice infobae:
"El uniformado que el jueves asumió la conducción de las 50 mil personas que integran la fuerza de seguridad de Buenos Aires destacó que promoverá que los uniformados sean sean "legalmente firmes" cuando realizan sus tareas de lucha contra el delito".

Así refería el periódico de Hadad a lo dicho por el nuevo jefe de la corporación, Juan Carlos Paggi, quién destacó que su intención será "luchar contra los policías corruptos y promover a los buenos efectivos", como el caso de Aldo Garrido, quien fue ascendido a capitán tras ser asesinado en San Isidro cuando intentó evitar un robo. "Vamos por los corruptos, pero también por los Garrido", afirmó el nuevo jefe de la Policía Bonaerense.

Lo que no nos cuenta el flamante titular de la fuerza es cual es la verdadera razón de la muerte de Garrido.
Si Garrido estaba oponiendo su pecho y espalda a las balas ese día fue porque o era honesto o era ingenuo, o ambas cosas.
La verdad es que su muerte en esta guerra no es para nada inútil, sirve, y cómo sirve; como todas las muertes en una guerra, sirve para disimular el enriquecimiento de los que lideran las organizacionde que detentan el poder.
El guerrero mercenario que pone su fuerza bruta al servicio de poderes políticos dominantes. Es un intercambio de favores que esta vez falló.

Vamos al grano, Garrido está muerto cuando debía estar retirado disfrutando de su vejez en su casa y su con su familia pero no, está muerto, dramáticamente muerto y enterrado con fastuosa ceremonia televisiva y gran cortejo de los irritados vecinos sanisiderenses que no pueden ver unos milímetros más allá de sus por cierto minúsculas y estéticas narices.

Paggi nos habla de dolor, de ejemplos, de legalidad, de que desea tener 50.000 Garridos vivos, de perseguir a los policías corruptos, de cumplir con los lineamientos de Scioli, etc. Palabras hipócritas y tonterías para la gilada que lo mira por TV. Palabras que ya ni la gilada acredita ni falta que hace.

Según el artículo publicado en los autodenominados medios informativos de nuestra bienamada sociedad neoliberal, Paggi sostuvo que "sin duda va a haber cambios profundos" en la fuerza, pero que éstos "serán en la misma línea" que vienen indicando las máximas autoridades del gobierno provincial. JA - JA - JA (tres son carcajada)

"Vamos a ir a fondo con el secuestro de drogas, de armas y de autos robados, y todo lo que tenga que ver con desalentar la inseguridad en nuestra provincia", dijo Paggi.

No va a ir a fondo "contra" sino "con".
¿Lapsus liguae o simple inkultura?.

Muy lindo discurso, lleno de florcitas y pajaritos cual monólogo de Mario Sánchez, pero nada menciona el nuevo Jefazo que va a hacer con las zonas libres alquiladas por los jefes y comisarios, hasta ayer sus compañeros, o con los kioscos internos, con las "agencias de colocación de mano de obra pesada" que administran las actiividades xtracarcelarias de los internos de las cárceles en connivencia con el SP (Servicio Penitenciario), con las bandas mixtas, con las bandas solo de uniformados y ex-uniformados dedicadas a los secuestros y robos top, con los narcopolicías, los especializados en robo de autos, los regentes del juego clandestino y los gerenciadores del negocio de la prostitución y trata de blancas desde el interior de la fuerza.

Paggi no nos dice si va a meter huevo de frente y hasta el fondo para luchar contra todos aquellos de sus compañeros policías que organizan el tráfico del negocio criminal en el territorio de la Provincia de Buenos Aires.

Veamos señores vecinos irritados de San Isidro, la inseguridad no está siendo reprimida por esta institución, está siendo generada y organizada por ella y el precio a pagar es el de las vidas de los "delincuentes" reproducidos por una sociedad burguesa ciega y aterrada y la de los "soldados" que están al servicio de la organización mafiosa.
Lo que "involuntariamente" sale de sus bolsillos es solo un pequeño bono contribución, el verdadero precio es el de los muertos y heridos que se cobra esta guerra supuestamente generada para protegerlos.

Paggi no nos cuenta por ejemplo sobre si va a consensuar con los fiscales y jueces de primera instancia la agilización y profundización de las investigaciones y procesamiento de uniformados y ex uniformados sospechados de la comisión de ilícitos.

Paggi tampoco nos cuenta si va a desarrollar acciones concretas contra los jefes, oficiales y agentes de la fuerza que se dedican a regentear las agencias de (in)seguridad privadas (truchas, ilegales o semi legales) embolsando pingues ganancias (según el nivel jerárquico del funcionario claro) producto del chantaje a ciudadanos comunes que envueltos en oleadas de pánico y empujados a la histeria colectiva por los medios, no dudan en pagar los "accesibles abonos" a los chantajistas.
De paso desde estas agencias de seguridad, asimismo, se maneja el tráfico de información de inteligencia estratégica que dará mas ganancias y soporte al cometimiento de ilícitos tales como secuestros y robos a personas y bienes en las "zonas protegidas" por dichas agencias.

No termina allí dicha operatoria mafiosa, se extiende además al muy productivo tráfico de influencias que permite construir fuertes cadenas de lealtades dentro de la fuerza que alimentan de mano de obra a dichas agencias ya que allí es adonde van a parar los uniformados de baja graduación a punto de retirarse o retirados que de otra forma deberían depender solo de su escasa pensión.

El flamante funcionario consideró: "Hay que profundizar lo que estableció desde el comienzo de su gestión el gobernador (Daniel) Scioli, que la seguridad la construimos entre todos". "Lo que pereciera ser meramente un slogan, tiene una vigencia permanente: nada mejor que la Policía ligada al vecino, en un concepto de proximidad".

"Pero, en general, la ciudadanía de la provincia de Buenos Aires tiene confianza en su policía: lo demuestran las 45 mil llamadas que recibe diariamente de gente que pide ayuda a través del 911", precisó.
¿Confianza? ¿De que confianza me habla Paggi? A mí la policía nunca me generó confianza y menos ahora por más que hoy se monten sobre la publicidad de las virtudes del tan mentado fallecido.

Paggi declaró además: "Sin duda en una fuerza de más de cincuenta mil hombres existen algunos elementos que seguramente deberán ser separados de la institución. Pero tenemos que avanzar junto con la auditoría de Asuntos Internos, que depende del ministro Carlos Stornelli" y aseveró
"La misma policía va separando, en un proceso de autodepuración, a aquellos efectivos que son nocivos: diez, veinte, cien de ellos perjudican el buen nombre y el honor de los otros 51.900. Hace mucho más ruido el árbol que cae, y de él se saca mucha leña".

Empero, destacó: "Si hay sospechas, pongámoslas a disposición de la Justicia y sigamos trabajando. Hay 51.900 más que se merecen el reconocimiento no sólo de sus jefes, sino también social. La idea es que tengamos cincuenta mil Garridos, pero vivos".

Avisenle al jefazo que ya no quedan giles en la platea, Crítica dice que se denunciaron 6000 policías corruptos, es más del 10 % y esto es como un iceberg, la parte importante siempre queda oculta.

¿Reconocimiento? Si, la fila de reconocimiento en la fiscalía, ese reconocimiento.

Aquí nomás en el bar de enfrente están el miembro 51901 de la bonaerense con su narcoprovedor personal cerrando el negocio del próximo cargamento y las tarifas correspondientes. Desde mi ventana puedo verlos. También escucho desde mi ventana al peladito sargento en retiro efectivo mandoneando a los guardianes del barrio, informando las novedades a su jefe y matoneando a los transeuntes circunstanciales.
Eso sí siempre saludando amablemente y derrochando sonrisas zalameras a las viejas elegantonas y chusmas del barrio parado en medio de la calle con los brazos en jarras.

Hasta la próxima.

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