sábado, 18 de junio de 2016

López - Convento - Corrupción


A las cuatro de la mañana, cuando se votaban en particular los últimos artículos de la ley ómnibus, el oficialismo introdujo sin dictamen previo el traspaso de la UIF al Ministerio de Hacienda. En repudio, el kirchnerismo se retiró de la sesión.

Tomado del blog Poesía y Ramos Generales.

Estos últimos han sido días plenos de actividades insólitas en la vida pública de nuestra sociedad. La inverosímil imagen del revoleo, por parte de un ex funcionario, de una decena de millones de dólares supuestamente mal habidos por sobre la tapia de un convento junto con la de unos legisladores inmorales que sin ponerse colorados avalan en el congreso la estafa que significa habilitar la venta de los activos accionarios propiedad de los jubilados para pagarles a éstos deudas añosas, junto con un blanqueo y el desmantelamiento de todos los organisimos del estado dedicados a la investigación y persecución de delitos económicos complejos que literalmente resulta en la premiación de la impunidad para el robo de cientos de miles de millones de dólares en perjuicio del estado nacional;  parecen secuencias de algún film de la escuela neorrealista italiana de mediados del siglo pasado mas que realidad contemporánea de nuestro país.
Desde mucho antes de las elecciones hasta hoy mismo, seis meses después de asumido el nuevo gobierno que con la anuencia de las capas medias y bajas de la población se erigieron en representan los intereses de las elites asociadas con el imperio, se ha difundido la comisión de decenas de hechos delictuales de los que son responsables sin duda la mayoría de los funcionarios de la actual administración del gobierno nacional. Muchos de esos delitos han sido impunemente reconocido y aceptados por los propios responsables. En ellos están involucrados desde el presidente de la nación, sus ministros, secretarios de estado y funcionarios varios, pasando por viejos amigos y compañeros de la escuela, familiares en diverso grado, socios y hasta circunstanciales personajes menores.

Gracias al activismo del Partido Mediático Internacional el tema del día es el caso López - Convento  y el consecuente e inevitable (y deseado) fin del kirchnerismo y comienzo de regeneración del peronismo al decir de un “opinador” autorizado. Es indudable que el tema del momento en todos los medios - todos sin excepción - es “La Corrupción”. Como si fuera algo nuevo. Como si fuera un tema exclusivo de la “década ganada”. Como si no fuera una cuestión inherente a la sociedad humana y en particular un subproducto específicamente perfeccionado por el capitalismo.

La cuestión es que esa tal “La Corrupción” no es una característica actual que apareción de un repollo de nuestra sociedad hace una década como algunos interesados difunden a los gritos desgarrándose sus prístinas y virginales vestiduras en medio de histéricos cantos y loas a las purezas morales de sus socios, aliados y compañeros. No nos engañemos, ni siquiera en eso los argentinos somos ni originales ni campeones mundiales. La corrupción es una enfermedad que afecta a todas las comunidades humanas desde tiempos inmemorables.  Tampoco es un “defecto” inherente al manejo de los asuntos públicos ni de un sistema de organización social en particular o de una agrupación política específica como suelen argumentar los defensores del liberalismo aún cuando el sistema capitalista lo ha perfeccionado en su favor.

Al respecto, las diferencias entre sociedades y épocas no residen en las conductas sociales denominadas “corruptas” que suelen ser mas o menos las mismas en todas partes sino en las legislaciones que imponen las élites dominantes en cada caso para organizar, regular y legalizar el sistema de corrupción que habrá de imperar y quienes serán los beneficiados beneficiarse y quienes los excluidos en cada época y lugar.
A finales del gobierno de la dictadura cívico – militar trabajando en una empresa multinacional de capitales europeos y proveedora del Estado, me vi compelido a mantener una entrevista personal  con un muy alto directivo de la empresa. Este señor de acento extranjero, con  mucha naturalidad me explicó detalladamente el método establecido por la compañía para la “expatriación” -  vía sobreprecios en el pago de materias primas importadas - de divisas giradas al sudeste de Asia que luego eran transferidas por un agente en Singapur a un banco en Montevideo desde donde el “muy alto directivo” en persona las retiraba en efectivo y las reingresaba al país en sus bolsillos para, ya fuera de los registros contables, aplicarse al pago de “comisiones” y “gratificaciones” a funcionarios del estado que fungían bajo las órdenes del Ministro de Economía de la dictadura  José Alfredo Martínez de Hoz y que fueran reclutados de entre los directores de la propia empresa “corruptora”. Debo aclarar que una vez finalizada la detallada explicación el “muy alto directivo” me informó que por supuesto dicha entrevista no había tenido lugar y que él  mismo jamás había estado allí, luego me saludó demasiado amigablemente y se retiró. Nunca mas lo volví a ver. Tampoco a los demás involucrados. A esta altura deben estar todos muertos y sus memorias honradas por sus deudos en algún coqueto cementerio. Por supuesto que jamás supe que antes de morir hubieran arrojado bolsas con dólares sobre la tapia de un convento.

Resulta que hoy toda esa gente adulta, inteligente e informada que derrama sus histerias, enojos, irritaciones e indignaciones por los medios y las redes sociales, de ambos lados de “la grieta” van por la vida señalando a un señor ex funcionario de gobierno por arrojar dólares sobre la tapia de un convento como si del holocausto final se tratara. Es gente de todo tipo y color. Está la que se relame y babea en un orgasmo de excitación pornográfica por las posibles implicancias del caso y está la que se deprime, descorazona y roza el intento suicida también por las posibles implicancias del caso. Ninguno de todos nos hacemos cargo de que conformamos desde tiempos inmemoriales sociedades plenas de corrupción, egoísmo, injusticias, expoliación, sometimientos y muerte.

Vale señalar lo curioso que resulta comprobar que son escasas las personas que tienen presente el hecho de que existió un agente de varios servicios de inteligencia extranjeros de potencias hostiles infiltrado en el sistema de justicia de nuestro país como fiscal de la nación y que fuera “suicidado” con el  involucramiento de dos o mas personas que hoy son funcionarias del actual gobierno o trabajan a su servicio. Con ese antecedente, mal puede llamar la atención de que un ex funcionario termine arrojando fardos de dinero por sobre una tapia. Todo depende de si recibió o no algunos llamados específicos. Solo hay que ponerse en el lugar de quien recibe dichos llamados.

La verdad no existe. La inteligencia es una fantasía. La razón es solo otra religión mas.

MC

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