Eva Giverti esta a cargo de un Programa que depende del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos que se ocupa de la atención inmediata de mujeres víctimas de violación.
En su nota se refiere a las nefastas cadenas de correo electrónico, en particular a una que se esmera en aconsejar a las mujeres sobre cómo evitar ser blanco de una violación.
En su nota "Sáquennos las manos de encima", la autora explica muy claramente porqué esa cadena es nefasta y cumple el objetivo artero de colaborar con la construcción de una ideología del sometimiento impuesta a la mujer.
Muestra cuál es el aberrante efecto de malformación del imaginario social que ese texto falaz y malintencionado produce en mentes desprevenidas, ingenuas y particularmente poco inclinadas a problematizar su realidad con el objeto de cambiarla para mejor.
Digo falaz porque dicho correo atribuye su autoría a la Policía Federal hecho expresamente desmentido por el mismo jefe de la institución según reza en la nota.
Esta nota sí que merecería ser transformada en una cadena de mails para que sea leída por la mayor cantidad de "personas" posible sean del sexo que sean y así tomen consciencia de cómo se manipula a la opinión pública tanto en temas como la soja, la inseguridad o el precio de la escarola según convenga a los intereses de los controladores del sistema.
Entre otras cosas, la autora nos comenta:
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Por ejemplo, contamos con una (cadena) que incorpora el logotipo de la Policía Federal Argentina destinada a “prevenir la violación de mujeres” y que finaliza con un pedido: “Envíe este material a las mujeres que conozca y también a los hombres, que a su vez pueden reenviarlo a sus amigas, esposas, hijas, novias, en fin... Son cosas simples, pero pueden evitar traumas y hasta salvar una vida”.
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Así nos enteramos de que los violadores antes de elegir a su víctima analizan su peinado: “Es más probable que ellos ataquen una mujer con un peinado tipo cola de caballo, trenzado o cualquier otro peinado que sea posible tironear más fácilmente. También que ataquen mujeres con cabellos largos. Las mujeres con cabellos cortos no son blancos comunes”.
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Los violadores también observan si la mujer lleva ropa “fácil de arrancar rápidamente”, lo cual garantiza el éxito de los jeans apretados (contra todo consejo ginecológico que advierte en contra).
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Si percibe algún comportamiento extraño, siga sus instintos. Es preferible quedar medio desubicada en el momento, pero tenga la certeza de que quedaría mucho peor si el sujeto realmente atacase”. No se le vaya a ocurrir que, de acuerdo con las actuales propuestas de Naciones Unidas, las mujeres debemos exigir ciudades seguras.
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El documento tiende a crear la ilusión de claves para “no ser violadas”, para “quedarse tranquilas” siempre y cuando se corten el cabello, enarbolen un paraguas cuando andan por la calle, utilicen ropa “difícil” de arrancar (y obviamente que no sea provocativa), salgan de sus casas después de las 9 y regresen antes de las 22.30 y jamás utilicen sus celulares fuera del hogar (recordemos que las estadísticas evidencian que el 60 por ciento de las violaciones está a cargo de conocidos y familiares)
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La estrategia encubierta del documento –y que abunda en otras consideraciones– apunta a recordarles a las mujeres que somos violables. A enfatizar la figura temible del violador como algo inevitable, poderoso, inextinguible a través de los tiempos y además recordarlo reiteradamente, en la pantalla de la computadora, para que no nos olvidemos que nuestros cuerpos son sustancias deseables para ejercitar el abuso de poder que sostiene el placer del violador.
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Por el contrario, existe buen cuidado de no difundir que es necesario identificar a los violadores y detenerlos, para lo cual contamos exclusivamente con el testimonio de las víctimas.
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La difusión de textos como el que menciono –que además utilizan el logo de la Policía Federal– tiende a confundir a la comunidad y a promover una imagen de desvalimiento de las mujeres, impregnada por la creencia en la estupidez del género, que se supone repetirá esas afirmaciones sin verificarlas. Sugiero atención permanente frente a quienes pretenden cuidarnos. Recordemos la antigua consigna: “Sáquennos las manos de encima si quieren acompañarnos”.
Me parece interesante reiterar el párrafo que dice . . .
. . . recordemos que las estadísticas evidencian que el 60 por ciento de las violaciones está a cargo de conocidos y familiares.Invito a los lectores de este blog a leer la nota completa y a comenzar una cadena de mails con ella dirigida a sus contactos instándolos a no consumir ciegamente lo que se les pone delante de las narices.
Ni siquiera este post, claro.
Hasta la próxima.