miércoles, 26 de septiembre de 2007

DISPARADOR


Nuevos hábitos: nuestra muerte barata de cada día

Lo que sigue son fragmentos de la nota publicada por Marcelo A. Moreno en Clarín el miércoles 26 de septiembre de 2007 referida al episodio policial ocurrido en un cyber donde un chico disparó a quemarropa y mató a otro de 12 años porque el dueño del local no tenía mas que 50 pesos para darle.

“Si no me dan algo más a éste lo mato", dijo el joven apuntado su 9 milímetros a la cabeza de un nene de 12 años.

La bala entró por la nuca, atravesó el cuello del chico y le salió por la boca.

Llegó aún con signos de vida al hospital de Moreno pero murió enseguida.

A la noche la Policía había detenido al presunto cómplice del asesino, un menor del barrio, llamado "Cebollita".

La jueza descree que el disparo haya podido ser accidental: "Van a robar, y si no encuentran lo que quieren, matan".
Nada de esto responde a la casualidad. En resumidísimas cuentas: años y años de gobiernos catastróficos, feos vientos internacionales, una crisis que nos dio vuelta como un guante hicieron su obra sombría y convirtieron al Granero del Mundo y País de la Clase Media en un lugar común latinoamericano, con sus millones de marginados boqueando hambre y masticando bronca en los extensos bordes de las grandes ciudades. Ahora matar y morir por nada también es un reiterado paisaje argentino.

Hasta aquí Marcelo Moreno y el diario Clarín, que no son poca cosa al momento de seleccionar la información, informar y formar opinión sobre los hechos.

Ahora bien, yo pregunto, a Marcelo Moreno, a Clarín, a mí mismo, en fin a toda la sociedad; pregunto, digo, ¿habré leído bien?

A ver repasemos un poco.

La culpa de que un chico haya matado de un balazo a otro chico por unos pesos, a la vuelta de tu casa sin mayor trámite es de:

a) años y años de gobiernos catastróficos.

b) feos vientos internacionales.

c) una crisis que nos dio vuelta como un guante.

d) millones de marginados boqueando hambre y masticando bronca en los extensos bordes de las grandes ciudades.

Razono entonces:

a) Yo no voté ni elegí ni apoyé a esos gobiernos, yo no soy culpable.

b) Yo no tengo nada que ver con los “feos vientos internacionales”, justamente porque yo no soy internacional, soy de por aquí nomás, así que yo no soy culpable.

c) Yo no fui responsable de las políticas económicas aplicadas, ni siquiera fui o soy actor importante de los mercados, tampoco por este lado soy culpable.

d) Yo tuve algo de suerte y no soy uno de los “millones de marginados boqueando hambre y masticando bronca en los extensos bordes de las grandes ciudades”, ni siquiera por esto estoy involucrado así que tampoco soy culpable culposo. (sería algo así como: culposo = culpable pero sin haber tenido la voluntad de cometer el acto).

¿Entonces, quiere decir que yo que formo parte de esta sociedad desde hace todos los años que llevo de vida, que no son pocos y conmigo, todos los que integramos este gran conjunto de personas que habitamos nuestro país, en este planeta tierra; nosotros, nuestros hijos, padres, abuelos y hasta bisabuelos, nosotros que no estamos incluidos en los cuatro puntos anteriores no somos culpables de nada?

O sea que la gran mayoría de las personas que integran e integraron nuestra sociedad en los casi doscientos años de existencia como estado organizado

¿NO SOMOS CULPABLES DE NADA?

¡QUE TRANQUILIDAD!

Yo pensaba que el culpable de asesinato era yo y el muerto también era yo en tanto y en cuanto formo parte de la sociedad que produce estos hechos, pero no, no es así, ahora Marcelo Moreno y Clarín me dejan mucho mas tranquilo.

Ahora me queda claro que (como siempre) la culpa es

a) del gobierno.

b) de los extranjeros.

c) de la economía.

d) (y si todo lo otro fallara) de los pobres y marginales.

Knock Knock, Holaaaaaa.¿Hay alguien allí?

Gente que esto no se trata de tirarse un pedo dentro del ascensor y mirar feo al de al lado.

El pibe está muerto y su verdugo es tan víctima como él y todos nosotros somos CULPABLES.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Poder pensarnos a nosotros mismos en los términos que planteas, sería adoptar nuevos puntos de vista para buscar soluciones, se encararían los problemas y la realidad desde otra perspectiva. Pero creo que para algunos es doloroso y para otros inaceptable ser quien dispara y ser quien recibe el disparo. ¿Indiferencia? ¿Miedo? Ambos han sido cómplices de nuestras peores tiempos, y nos pueden hacer cómplices de las más terribles realidades.
Me pregunto con vos y sin caer en ningún sentimiento de culpa eclesiástico: ¿qué hicimos como sociedad para que un pibe tenga un arma en las manos?

Muy bueno el blog.

Abuelas de la Plaza