jueves, 27 de septiembre de 2007

Terrorismo de estado

"Cuando quien mata es el gobierno, pierde toda credibilidad y muere la democracia"

En el día de hoy La Nación titula en primera plana y a cuatro columnas:
"La Iglesia se enfrenta con el Gobierno por el aborto".

La nota dice entre otras cosas:
El Secretariado Nacional para la Familia, de la Conferencia Episcopal, denunció ayer "un nuevo homicidio intrauterino" y acusó a la Corte entrerriana de prevaricato. Y en un duro pronunciamiento, advirtió: "Cuando quien mata es el gobierno, pierde toda credibilidad y muere la democracia". Hacía dos días había instado a "poner el freno al desenfreno abortista".

Y agrega:
Por su parte, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, expresó: "Del niño no se habla, como si no hubiera existido. Pero lo cierto es que vivía y lo han matado". Lo hizo en una declaración que tituló "La sombra de Herodes".

Por fin nos informa que:
El Secretariado para la Familia, organismo laico de la órbita del Episcopado, habló de "cultura de la muerte, en su versión más hipócrita y cruel".

No puedo recordar muy bien cuales fueron los titulares de La Nación y las declaraciones del Episcopado en aquellos terribles días que se sucedieron desde el 24 de marzo de 1976 durante varios años, pero estoy seguro que no mencionaban frases tales como
"Cuando quien mata es el gobierno, pierde toda credibilidad y muere la democracia", o "cultura de la muerte, en su versión más hipócrita y cruel" .

Estoy totalmente seguro que nunca apareció publicado en tapa de La Nación a cuatro columnas un titular informando que desde el Episcopado se emitió un reclamo
instado a "poner el freno al desenfreno desaparecedor de personas" y a la "cultura de la muerte, en su versión más hipócrita y cruel" .

De eso estoy seguro.

Desde ya que no puedo dejar de compartir la aseveración del Episcopado cuando dice que

"Cuando quien mata es el gobierno, pierde toda credibilidad y muere la democracia"

El caso es que no le reconozco al episcopado (sí desde ahora con minúscula) ninguna autoridad ni moral ni social para colocarse en la posición de cuestionar al Gobierno, ni a ninguna institución o grupos de opinión o personas comunes y corrientes.

En definitiva, NO SON INTERLOCUTORES VÁLIDOS, no son actores sociales valiosos, no sirven al bien común ni al desarrollo y bienestar de las personas, no sirven para ayudar en la búsqueda de la diferenciación entre el Bien y el Mal, en definitiva, NO SIRVEN.

Deberíamos vigilar celosamente sus dichos y actos que como los de cualquier secta fanática podrían se nocivos para nuestra sociedad, en particular por no haber mostrado arrepentimiento y contricción sincera por sus acciones y hechos aberrantes en el pasado y en el presente.




1 comentario:

Anónimo dijo...

coincido plenamente con tus comentarios, respecto a la nota publicada por el diario la nación (con minúscula desde siempre).
¿No será, que cierto sector de nuestra sociedad teme quedarse sin mano de obra barata, frente al desenfreno abortista?.
¿Cuando "el monseñor", habló de los niños abusados, por sus pares pedófilos,los cuales se encontraban bajo la guarda de sus instituciones, a salvo de los males de esta sociedad?
Abramos los ojos, tras esos oscuros atuendos se esconden seres aun más oscuros y perversos. G.F.

Abuelas de la Plaza