(18 de noviembre de 1930 - 19 de abril de 2009)
El autor de libros que llenaron muchas de mis horas de lectura tales como Rascacielos, Mundo Sumergido, Isla de cemento (ver tapas del original y de la colección Minotauro) , El día eterno, Crash, entre otros.
A través del recurso del género de la ciencia ficción, Ballard supo ser analista crítico del ser humano, sus organizaciones y sus manifestaciones culturales, en especial la occidental fuera de occidente.
Hombre particular que había nacido en Shangai, China, hijo de padres ingleses y que se decidió por a la ciencia ficción cuando la descubrió en una base aérea de la RAF (Royal Air Force) en Canadá donde estaba siendo entrenado como voluntario luego de su ingreso a la fuerza.
Relataba el propio Ballard que allí, practicamente incomunicado, pasó meses leyendo sólo revistas de CF que eran la única lectura disponible para recreación en la base. Así fue que quedó atrapado por el género no ya como lector sino también como autor.
Si bien, en su momento, la adaptación al cine de su libro "Crash" por parte de Cronenberg hizo bastante ruido mediático, su nombre alcanza la fama (exito de taquilla) con la película de Spielberg "El Imperio del Sol", basada en su libro homónimo de carácter biográfico donde narraba las experiencias de su paso por un campo de concentración japonés donde estuvo recluído durante toda la IIda Guerra.
Tal vez algún día tipos como éstos ingresen a una nueva Academia donde puedan ser leídos y enseñados sin participar del rito simbólico de ganar dinero para ser importante y conocido . Tal vez ese día su difusión no quede librada al interés de un mercantilismo que asigna fama y gloria sólo en función de cifras elevadas. Tal vez algún día la humanidad pueda librarse del "Reino de la Cantidad" o tal vez no. De todas formas Ballard es uno de los que valen no por ser el éxito taquilla sino por el valor esencial de sus creaciones.
El siguiente es un fragmento de uno de sus relatos parádigmáticos por lo menos para sus cultores, Bilenio:
"Ward, por lo menos, disfrutaba de cierta intimidad. Hacía dos meses, antes de venir a vivir a la escalera había compartido un cuarto con otros siete en un pisso de la calle 755, y la marea incesante que pasaba por la ventana le había dejado un agotamiento crónico. La calle estaba siempre colmada de gente: un clamor incesante de voces y pies que se arratraban."Hasta la próxima.
Los invito a hacer click aquí para descargar Bilenio y sumergirse en su lectura.
2 comentarios:
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