domingo, 20 de febrero de 2011

Peronismo y cultura

Después de leer el post sobre peronismo y cultura publicado en "Al cielo un barrilete" donde PC comenta y reflexiona sobre algun pasaje de "La cuestión racial" de Daniel Santoro aparecido en su blog y lo relaciona con conceptos relevados de "Geocultura del Hombre Americano" del filòsofo peronista Rodolfo Kush, me sentí movido a sumar a su análisis mis propios pensamientos sobre el tema y aquí va esto.
Identidad Racial
Sobre la mención de la "identidad racial de origen" que Santoro reconoce en el peronismo, me gustaría sugerir que tal afirmación tal vez requiera ser completada con la aclaración de que el discurso elaborado oportunamente por las clases hegemónicas de la época con la connotación despectiva que recae sobre la expresión "cabecita negra" pretendía definitivamente lograr algo más importante que el simple menosprecio a aquellos integrantes de las clases bajas que se identificaban con el nuevo líder y con el modelo que éste iría a representar.

Con ese discurso pretendían establecer, ademàs del menoscabo superficial, una suerte de barrera sanitaria, una valla de contención ideológica y conceptual entre aquellas masas de proletarios, "negros, ignorantes, salvajes , grasas", por un lado y los cada vez más numerosos conglomerados de los nuevos trabajadores de cuello y corbata que surgidos del sistema de educación pública reconocían sus orígenes en las clases bajas inmigrantes mas externos que internos.

Es que éstos ya comenzaban a escalar en la pirámide socioeconómica y aún así, tambièn con los pies en la fuente de aquel octubre, ya miraban con simpatía el advenimiento de un nuevo paradigma, de una nueva época donde los desposeídos (y los no tanto) podían tener la esperanza de cambiar su destino.

El peronismo, aún acusado por la oligarquía de estar integrado casi exclusivamente por negros patas sucias, proletarizados por un Perón / tirano / demagogo para su propio beneficio, desde su mismo origen, contaba con el apoyo de muchos individuos y grupos sociales y políticos que técnicamente no eran grasitas o negritos.

En aquella foto de la plaza del 17 de octubre del 45 se pueden ver muchos de aquellos sacos y corbatas más propios de lo que Gino Germani categorizara como clase media incipiente pero en constante expansión que ya en ese momento comenzaba a aliarse a los “grasitas” en contra de la oligarquía en una alianza de clases que comenzaba a llamarse "movimiento peronista" y cuyo espíritu subsiste hasta hoy .

El discurso y el poder
Respecto a la mención referida al menosprecio corporativo de "lo popular” por parte de los sectores hegemónicos de nuestras sociedades es interesante remitirse a las referencias de Michel Foucault sobre "discurso verdadero" y "efectos de poder" conceptos desarrolados en la “Clase del 14 de Enero de 1976”, en “Defender la sociedad” (pag 34), (2000) Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica donde dice:

"(...) estamos igualmente sometidos a la verdad, en el sentido de que esta es ley; el que decide, al menos en parte, es el discurso verdadero, el (...) vehiculiza, propulsa, efectos de poder. Después de todo, somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a cumplir tareas, destinados a cierta manera de vivir o a cierta manera de morir, en función de discursos verdaderos que llevan consigo efectos específicos de poder."

Es así que cuando los sectores hegemónicos imponen la agenda mediática y definen categorías como las de “cabecitas negras”, "morochos" o “negros villeros” ya un tanto pasadas de moda o las más modernas “motochoros”, “... piqueteros otra vez cortan la panamericana” o “huelga de maestros otra vez impide inicio de clases” están siempre construyendo un “discurso verdadero” que servirá para producir un determinado “efecto de poder” con el que determinan las condiciones de nacimiento, vida y muerte de los integrantes de la sociedad que se pretende así disciplinar y controlar.

Es así que el viejo conflicto entre civilización y barbarie planteado por Sarmiento como crucial para la construcción de la nación ( crucial para la construcción de un tipo particular de nación) es nada más que la emergencia local de lo que se define como “consciencia planetaria de las sociedades imperiales” del SXIX y consecuencia de las teorías evolucionistas pre darwinistas elaboradas durante el siglo XVIII y consolidadas en el XIX. En ellas se planteaba como discurso de verdad el hecho “verdadero” de que había un inevitable y único desarrollo social lineal posible para la humanidad, desarrollo que se concreta con la obligada y universal evolución que va desde el hombre primitivo inculto e incivilizado ubicado como ancestro del hombre europeo y de todos los hombres al principio de los tiempos hasta alcanzar la cima de la civilización contemporánea que estaba representada por lo que era considerado la máxima expresón del desarrollo humano, es decir la sociedad inglesa de la Gran Bretaña Victoriana del Siglo XIX. Esta visión univoca del mundo era la que daba pie y definía a la llamada Cultura Universal (única cultura posible, la de la sociedad europea) que a la sazón terminó siendo difundida e implantada por la razón o por la fuerza para lograr orden y progreso como reza en algúnos escudos y banderas nacionales latinoamericanas. Esta Cultura Universal construida como discurso de verdad (y con un terrible efecto de poder por cierto) fue distribuida e implantada en todo el mundo y enseñada particularmente a aquellos individuos elegidos para integrar las burguesías administrativas coloniales utilizadas en la tarea de control y administración de las diferentes culturas locales en beneficio de las metrópolis. (ver la disquisición de Franz Fanón respecto a los roles de colonos y colonizados en “Los condenados de la tierra”)
El tan mentado conflicto entre civilización o barbarie termina así constituyéndose en una entelequia, en fin, una total falsedad construida como verdad única para generar un efecto de poder al servicio de la conquista y colonización y la posterior dominación y expoliación económica que persiste hasta nuestros días.

Simplificaciòn
Cuando Kush plantea que “El peronismo surge como una presión del sujeto cultural latinoamericano sobre nosotros, los sujetos pensantes.”; a mi modo de ver esta generando dos categorìas que en su momento seguramente fueron ùtiles para el anàlisis que pretendìa realizar. A mi modo de ver, estas categorìas hoy no deberìan ser utilizadas sin cuidadosas aclaraciones ya que simplifican en demasìa la cuestiòn a la luz de las inevitables novedades històricas devenidas tanto en el curso de los acontecimientos de nuestra vida polìtica y cultural cuanto lo que respecta la desarrollo de nuevas herramientas teòricas desarrolladas especialmente en el ùltimo cuarto del siglo pasado.

Dicha simplificación, de no ser aclarada, podría ser peligrosa si en verdad nos interesa rescatar el concepto de diversidad cultural de los pueblos y los valores que cada grupo humano reconocen desde su particular ubicación espacio temporal de la conocida masacre cultural que se viene produciendo desde tiempos remotos a manos de los grupos imperiales.

Definir al peronismo de ese modo dejaría de lado la posibilidad de análisis de los aspectos mas oscuros, crípticos y heterogéneos de este fenómeno social contemporáneo (y especialmente su vigente continuidad actual en el kirchnerismo) donde definitivamente confluyen, tanto un abanico de muy diversos sujetos culturales latinoamericanos bastante bien definidos y no solo uno homogèneo, cuanto una miríada de colectivos formados por muchos de los que Kush llama sujetos pensantes (categorìa en la que se incluye a sì mismo) y que son los herederos de las burguesías cipayas adiestradas bajo aquel paraguas de la Cultura Universal para producir "efectos de poder". El caso es que esa miríada de individuos y colectivos sociales se van convirtiendo en importantes actores necesarios del cambio social al momento en que, por medio del desarrollo paulatino de un pensamiento crítico, problematizan su realidad, la cuestionan y se independizan de sus anteriores destinos exclusivos de obediente clase cipaya, impuestos por los imperios, para incorporarse junto a los compañeros sujetos culturales latinoamericanos auténticos de Kush, a esa dinámica contemporánea que en nuestro país se da en llamar movimiento peronista.

Creo que la realidad nunca es ni tan lineal y ni tan transparente como algunos pueden pretender relatarla sino que mas bien es siempre bastante oscura, opaca e intricada lo cual hace terriblemente difìcil el asunto."

Resumiendo, pienso que simplificar el discurso para tratar de aprehender el sujeto es una buena herramienta para los primeros intentos de arrimar el bochín, pero si nos quedamos en eso, definitivamente el modelo que se construye termina muy lejos de la esquiva realidad.
Me resulta difìcil simplificar tanto el relato como para explicar por ejemplo a los militantes de las agrupaciones de putos peronistas sobre la base de categorìas como ese autèntico sujeto cultural latinoamericano desplazandonos a nosotros sujetos pensantes.
Tal vez necesitemos producir nuevas miradas usando las herramientas teòricas  que nos acerquen a conclusiones superadoras en la bùsqueda interminable que es la construcciòn de conocimiento en esta època donde el discurso es la batalla misma.

Hasta la próxima.

1 comentario:

Inconclusa dijo...

Te mando por mail un artículo sobre Identidades políticas y alteridades históricas que seguro te va interesar y amplía el debate.

abrazo

Abuelas de la Plaza