Hoy se conmemora en Francia aquel otro catorce de julio, el de 1789, cuando el pueblo de París toma la prisión-fortaleza de la Bastilla donde estaban recluídos los presos políticos del régimen absolutista.
Para los historiadores, políticologos, sociólogos y muchos otros "ólogos" del pensamiento occidental comienza entonces la que se dio en llamar simplemente Revolución Francesa, y que supuso la caída de la monarquía absolutista y el establecimiento de una república burguesa que se consolidará realmente como tal muchos años más tarde. Tan sólo la continuación imperfecta de un fenómeno que había comenzado muchos años antes en la visionaria Inglaterra de la Carta Magna.
Para algunos pensadores, éste fue el punto de partida de la sustitución de la nobleza y el clero como clases dominantes por la nueva burguesía capitalista y así fundar las bases para la construcción de un estado nacional que protegiera a la recientemente instaurada forma de producción capitalista.
Para otros era el fin del del fin de la edad media y la victoria definitiva de la diosa Razón por sobre el Dios cristiano romano.
Desde aquí no saludamos este hecho como excepcional ni siquiera como positivo y menos como un "progreso"en sí sino apenas como un punto interesante en la historia cultura occidental europea que desde ya afectó a una buena parte de la humanidad en los siguientes 200 años y no demasiado positivamente por cierto.
No es desechable por cierto la imagen proclamada por el hoy ya famoso, pero no por eso menos utópico, eslógan de los ideólogos de aquellos hechos con que hoy nos saluda un republicano amigo Rep desde la contratapa de Página12.
Por cierto, que efectivo en su momento pero con el advenimiento de la postmodernidad que algunos proclaman por estos días, hay otras y más eficientes formas de captar la atención del público televidente, si no pregúntenle a dos especialistas: Tinelli y de Narváez.
Dicho ésto sin querer ofender la sensibilidad de tantos patriotas franceses burgueses capitalistas y admiradores republicanos locales afines.
Hasta la próxima.
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