jueves, 5 de agosto de 2010

Polémica Timerman - Leuco – Verbitsky - Leuco

Relación entre Lengua y Dinero en la construcción de la Identidad.
Adalid de la prensa libre junto al Momo Venegas
No banco que un tipo pretenda tomarnos a todos por boludos y "ahora" se haga el que corre el riesgo de perder el himen de su prístino esfinter anal por causa de los kirchner cuando ya tenía el culo bien roto desde antes por miedo a la hambruna.

Rousseau sostuvo que el hombre deja de ser un “animal natural” cuando elije usar la razón que le viene dada naturalmente, o sea cuando decide usarla, actuar en consecuencia y hacerse cargo de ello. Esto lo lleva entonces necesariamente a nombrar las cosas para hablar con sus semejantes o sea a crear la Lengua. Es así que luego vinieron los lingüistas y otros expertos en las ciencias del hombre a postular que no hay pensamiento sin Lengua y que no hay Lengua sin pensamiento. Que no son cosas diferentes, que son dos en uno y que son lo mismo.
Es decir que pensamos como lo que decimos y decimos como lo que pensamos en un único acto.

(El que tenga un rato para perder puede continuar leyendo mis pensamientos aquí ...)


Mucho antes de Rousseau y sus discursos y junto con la Lengua ya había sido creado el Dinero casi tal como lo conocemos hoy. El Dinero en sus distintas formas y según tiempos y lugares, no es algo convertible uno a uno, no significa lo mismo siempre y en todos lados aunque apliquemos algún tipo de cambio o equivalencia entre los diferentes signos y significados. El Dinero tiene muchas formas y definiciones diferentes según sea la historia, la cultura y la cosmovisión de la sociedad que lo define y lo usa. No es lo mismo un dólar norteamericano hoy en Boston o una rupia en Calcuta en el siglo XIX que un caracol exótico en una aldea de alguna isla en el Pacífico Sur hace 500 años. Aunque responden a fenómenos muy similares y sirven para cuestiones semejantes son cosas bastante diferentes en cuanto a la calidad de lo que representan según sea el momento, la sociedad y los individuos que lo usan.

Dinero de mierda

Es así, por ejemplo, que hubo una vez una nación africana originaria, hoy prácticamente aniquilada por las modernidades imperiales, en la que las relaciones, los conflictos, los valores y los negocios entre los grupo tribales se realizaban a través del intercambio de ganado. Sí, vacas, bueyes y terneros servían de reguladores de las relaciones sociales entre las personas y los grupos.

Ellos creían firmemente que el ganado tenía algo en común con los seres humanos en tanto eran seres vivos y compartían con ellos la carne, los huesos, los fluidos y especialmente la sangre. No eran lo mismo pero casi. De modo que si se había producido una deuda de sangre entre dos grupos tribales, ésta, idealmente no era saldada jamás pero en los hechos el conflicto era soslayado y efectivamente resuelto a cambio de unas cabezas de ganado intercambiadas en pos del bien común y la unidad de la tribu.

Cuando las fuerzas coloniales británicas y los administradores metropolitanos europeos trataron de imponerle a este pueblo las reglas del estado moderno y el sistema capitalista, los miembros de estas tribus se adaptaron por la fuerza pero respondieron creando una amplia gama de categorías distintas de dinero que regulaban la relación de éste con el ganado en su ámbito doméstico (algo así como tipos de cambio múltiples).
No menos de cinco categorías de dinero diferentes fueron detectadas por los investigadores que estudiaban esa cultura “exótica” para los blancos europeos.
Una de ellas en particular era la que identificaba a aquel dinero que provenía específicamente del trabajo socialmente considerado abyecto, indecente o sucio como por ejemplo era  la limpieza de las letrinas de los blancos que algunos negros nativos se rebajaban a realizar con tal de conseguir algún sustento en épocas de sequías y hambrunas.
Este dinero ganado por tan despreciable tarea era denominado con justicia como “dinero de mierda” para diferenciarlo de cualquier otro origen y era cuidadosamente separado para dedicarlo exclusivamente al pago de los impuestos exigidos por el gobierno colonial imperial que los había sometido. Este dinero estaba destinado solo a pagar las obligaciones impuestas por el imperio, nunca era guardado junto con el dinero producto de otras actividades como el comercio u otros trabajos socialmente “decentes” y en particular nunca se lo mezclaba con el dinero destinado a comprar ganado considerado como un símbolo inalienable de la identidad de aquel pueblo y sus creencias ancestrales que estaban siendo arrasadas por la colonización.
Sus creencias y su identidad nacional los habían llevado a emitir un juicio de valor simplemente al nombrar y usar el Dinero según y cómo había sido socialmente valorada la actividad por medio de la cual éste había sido generado extendiéndose asimismo la categorización al individuo en cuestión.

De Timerman y de Verbitsky ni hablamos, son hombres públicos y demasiado conocidos como para agregar algo interesante sobre ellos salvo que nunca nos cayeron especialmente simpáticos. Ni siquiera cuando dicen o hacen cosas que nos caen bien. Se pueden defender por si mismos especialmente hoy que están bajo la sombra del poder formal. Los que no nacimos ayer los conocemos largamente y pudo y puede o no gustarnos lo que han hecho o lo que hacen, podemos criticar agriamente sus acciones o llenarlos de elogios, seremos sus amigos eternos o sus más acérrimos detractores pero lo cierto es que no nos defraudaron. Sabemos bien que es lo que podemos esperar de ellos. Nunca jugaron a ser simpáticos, queribles o bonachones, nunca caretearon haciéndose pasar por buenos tipos, nunca se dibujaron sí mismos como honestos diciendo demagógicamente “le doy mi palabra”, simplemente allí ellos poniendo el cuerpo y desarrollando pareceres y acctos y aquí nosotros sacando conclusiones de ello.


De Leuco sí tengo algo para decir.
Mi madre consideraba a Leuco una buena persona, le tenía estima, lo veía un tipo querible, un cordobés bonachón y entrañable que se ganaba el pan haciendo un periodismo un tanto superficial sí, pero al fin y al cabo auténtico. Creía sinceramente que estaba ganándose el sustento honradamente. Lo escuchaba cotidianamente y le parecía sano, sin vueltas. Honesto.

Pues bien, nos defraudó a todos, no lo era. No digo que sea un ladrón, no, digo que es un resentido y un estafador. Digo que nos defraudó porque estafó a mi madre y con ella a muchos argentinos y argentinas que ingenuamente compraban y compran esa pose de buen tipo. Digo que por intereses personales construyó una cosa sucia que por fuera parece limpia.

Mi madre, que si viviera seguro que no sería oficialista porque siempre fue una progre-antiperoncha por aquello de “ . . . alpargatas sí libros no, qué le vacé vió”, se sentiría defraudada como lo estamos muchos de los que alguna vez pensamos como ella que Leuco era un buen tipo.

Ojo que la cosa no pasa por encontrar un Leuco que no comparte mi/nuestro alineamiento y  admiración por el gobierno de Cristina Fernández o porque esté en desacuerdo y critique algunos o todos los modos de hacer política característicos de este doble período del FPV que nos está gobernando desde la hecatombe en que nos dejó el neoliberalismo menemista y la nada aburrida alianza. No, ni ahí.

Si quiere ser contrera que lo sea y si quiere ganar plata con eso vendiendo su palabra que lo haga. Si también desea negar a sus ancestros en el camino al éxito mediático allá él.

Pasa por que este tipo no solo se cambió el apellido, se cambió de lado y no avisó. O peor aún siempre estuvo allí pero simuló estar acá para ganarse a mi vieja y otras personas sensibles e ingenuas como ella. Pasa que este tipo engañó a muchos haciéndose pasar por campechano bueno y honesto. Pasa que a este tipo no le importa la Verdad mas que el Dinero.  Pasa que este tipo se construyó a sí mismo como marca con “le doy mi palabra” y después salió a vender su palabra al mejor precio. Pasa que este tipo es un estafador.
Tal vez el miedo al hambre que muchos alguna vez sufrimos lo confundió para siempre pero este tipo se arrodilló y se puso como negro a limpiar letrinas de blancos y de allí que el dinero que ganó se convirtió en “dinero de mierda” y con ello el mismo mutó. Es que con ese dinero abyectamente ganado, él mismo se condenó a ser el indigno social que gana dinero de mierda.

Hasta la próxima.

imagen: http://ahorainfo.com.ar/2010/04/uatre-y-osprera-optimizan-su-red-de-comunicacion-en-todo-el-pais/

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