De la representación del poder al poder de la representación.
Georges Balandier
Todo comenzó a temblar y la culpa es de esa “opo” que no es.
La patética pero circunstancial dispersión de las fuerzas opositoras parece haber relajado la cohesión interna en los diferentes círculos más o menos concéntricos construidos por Néstor y luego sostenidos y consolidados por Cristina en la dinámica de los modos que la política argentina ha desarrollado desde el 2003 hasta hoy.
Esta relajación generó que en los últimos tiempos algunos, dentro de la autodefinida como “propia tropa”, pensaran en “sacar los pies del plato” pero tratando mantenerse bajo el paraguas protector de mamá Cristina. Están un poco cebados y era esperable. No viendo amenazas inmediatas provenientes desde fuera del dispositivo propio creyeron que había llegado la hora de disputar sin más hacia adentro olvidándose del afuera.
Entonces hoy aparece una Cristina desgarrada advirtiéndoles que no se muere por gobernar.
¿Que frasesita viniendo de ella no?
Pero lo más importante del discurso de la presidenta no es, creo, el muy difundido y mediático reto al “sindicalismo extorsionador” con sus “taxistas, massitas y/o bidúes”, ni siquiera el supuestamente destinado para el sindicalismo “opositor” que patea en contra en AA o los petroleros que allá en el sur profundo levantaron y arreglaron demasiado rápidamente después del discurso.
Esa instalación de la disputa interna más o menos fogoneada por algunos operadores K aficionados a juegos pequeños y que con la boca llena de consignas peronistas muy modernizadas apuestan a ocupar espacios a su sombra y a su costo (de ella), es un temita menor para la estadista, simplemente eso.
Lo importante es que ese mismo gesto que amenaza con un "mirá que cierro el bulín y se acabó el paraiso" si no hay encuadre, cobra suma importancia al venir adosado a la menos difundida mención descalificadora para con los candidatos opositores que “se bajan si no van a ganador”
Es que allí en esa doble mención de la presidenta hace en territorio del leal pero polémico Ishii, acerca del control social conjugada con la señalización de la obvia y manifiesta ausencia de representación política de un segmento social minoritario pero importante, está el corazón del discurso con el que Cristina inicia la etapa final de la campaña hacia las elecciones de octubre en la búsqueda del consenso necesario para la institucionalización de este proceso de cambio profundo, cuasi fundacional
Hoy, ya sin un partido militar que sirva de garantía a las prerrogativas de la oligarquía, de las elites dominantes y de sus acólitos en las clases medias que apoyaron sistemáticamente todos los golpes de estado, Cristina plantea: ¿Si no soy yo entonces quién?
Control social doble vía. Garantiza y consolida el modelo en ambos sentidos por lo menos con vistas a las elecciones.
Se puede discutir todo pero mientras la consigna siga siendo “nunca menos” desde aquí estará todo el apoyo que ella necesite.
Hasta la próxima.
1 comentario:
Coincido en un, digamos, 96% del relato.. solo agregaría la variable: TODOS.
Es muy pobre la idea de "Discurso contra los sindicatos" que se intentó instalar desde medios contrarios y propios... en especial cuando el tema sindicatos apenas fue una parte del discurso en cuestión.
Muchos han jugado mal, demasiados para mi gusto... buen llamado de atención de Cristina.
saludos
Alejandro
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