jueves, 25 de marzo de 2010

Abuela enojada











"Proponer que vivamos en convivencia con los genocidas es tan aberrante que casi no merece análisis"

Y tiene Razón.

El robo de los hijos de desaparecidos, su apropiación y la suplantación de sus identidades es un delito de lesa humanidad que no prescribe simplemente porque es un delito que sigue cometiéndose cada día que pasa sin resolverse y sin castigar a los culpables.

Los asquerosos genocidas responsables que conviven entre nosotros "pacíficamente" reinciden eternamente deliquiendo cada día en las personas apropiadas que no conocen sus identidad, su historia, la verdad.

Es cierto que la búsqueda de la venganza, así como el luto permanente son enfermizos pero no se habla aquí de venganza ni de luto eterno sino de castigo a aquellos que hoy continúan delinquiendo y no muestran siquiera la mas leve señal de arrepentimiento.

Es cierto también que ese pensamiento cristiano sui generis que pretende ser abundante en nuestra sociedad sin lograrlo demasiado promueve el perdón de los pecados pero el verdadero cristianismo parecería que enseña que será perdonado aquel pecador que reconozca el pecado cometido, se arrepienta y solicite ser perdonado.

Me niego entonces, no ya a perdonar sino tan siquiera a compartir una calle, una vereda, un zaguán o un ascensor siquiera con esas bestias inmundas enfermas de odio y mucho menos con todos aquellos que en defensa de sus propios y mezquinos intereses se hacen cómplices de aquellos recurriendo para ello a argumentos falaces y malintencionados que apintan abiertamente a detener el esclarecimiento de esos crímenes cotidianos y el castigo de los responsables.

Hasta la próxima.

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