Las intervenciones públicas de la ICAR van en aumento.
Los ataques de la organización religiosa que atesora aún no poco poder político están focalizados contra el actual gobierno nacional en un accionar como no se veía desde hace exactamente 55 años cuando los sacros cañones apuntaban contra el gobierno del General Perón que cumplía su segundo mandato constitucional.
Coincidencias que le dicen
Una vez más el jerarca de la ICAR a cargo del dispositivo organizacional que denomina comisión episcopal de educación católica, señor Héctor Aguer, criticó la acción de una autoridad nacional.
Esta vez fue la decisión de suprimir la educación religiosa católica en los diez liceos militares del país, dispuesta por decreto del Ministerio de Defensa a cargo de la Señora Nilda Garré.
La crítica sistemática del ceñudo sacerdote, a todo lo que no sea imponer “los caprichitos mesiánicos" de su devaluada organización esta vez está apuntada a tergiversar realidades para acomodarlas a su de por sí ácido gusto.
Reitera la cantinela monocorde de otros súbditos y obedientes activistas y advierte ahora sobre la supuesta exclusión de “… la dimensión espiritual y religiosa del currículo escolar” cuando lo único que se excluye es el adoctrinamiento católico obligatorio en las escuelas medias dependientes del Ministerio de Guerra equiparándolas en ese sentido a todas las demás escuelas estatales de la nación.
Por cierto una muy sana decisión, en particular debido a la conocida y peligrosa combinación que en el pasado produjeron las instituciones militares con la ICAR generando monstruos ideológicos que tienen a los señores Bonamín y Wernich como bestiales pero no únicos ejemplares de la maldad y perversión.
Sana sí aunque demasiado demorada la “limpieza” de estos peligrosos activistas que todavía se considera dueña de “la verdad única” y que nunca asumió sus miserias.
Insiste el jerarca Aguer con sus inexactitudes y tendenciosas construcciones discursivas, persiste en confundir a posibles ingenuos o inadvertidos con sus falaces razonamientos, especialmente los que dirige a los padres de los posibles futuros militares o posibles comandos civiles de apoyo y por extensión a todos aquellos que honestamente si son consecuentes con su fe y sus creencias religiosas.
Auger esgrime nuevamente el reiterado mecanismo de naturalizar la trasposición del razonamiento como con el aborto o el matrimonio.
Nadie prohíbe la “visión religiosa” en las escuelas de nuestro país como arteramente enuncia Auger, lo que ahora ya no puede hacer la “polémica” ICAR a la que él pertenece, es adoctrinar impunemente a los más de tres mil menores fácilmente influenciables que asisten a dichas escuelas imponiéndole “una y solo una visión religiosa verdadera”.
La disposición ministerial, vigente desde marzo de 2010, estableció reemplazar la materia educación católica por otra denominada "Problemáticas ciudadanas en la Argentina contemporánea". Dicha asignatura por supuesto fue cuestionada por el ultramontano hombre de las largas vestiduras y guardián de la fe por su “sesgo ideológico”. Si no fuera el hipócrita que es Auger debiera aclarar que “sesgo ideológico” tienen todas las acciones políticas que los hombres llevan a cabo en una sociedad.
“Sesgo ideológico" tuvieron todas las acciones políticas que la ICAR viene realizando e imponiendo por estas tierras desde hace varios siglos.
Las tradicionales imposiciones autoritarias o decididamente fascistas de la ICAR tienen un marcadísimo “sesgo ideológico”, muy ideológico, demasiado ideológico y además de una ideología peligrosa por cierto debido a la sucia comunión y cómplice silencio que mantuvo con los torturadores, secuestradores, asesinos, ladrones y genocidas de todos los tiempos como ya vimos y sufrimos en carne propiaquienes vivimos por aquí y no deseamos irnos.
Aplaudimos desde aquí entonces la muy loable la decisión de la ministra de guerra de aplicar la reforma propulsada por la señora Adriana Puiggrós y definitivamente repudiamos una vez más al este señor recomendándole una saludable menor exposición pública y una mayor reflexión interior para la purificación de su espíritu.
También reconocemos en las gentes de ideas religiosas de buena voluntad, cristianos o no, la existencia de un reservorio social de valores morales positivos importantes pero lamentablemente muchas veces despilfarrado por la aceptación sumisa de autoridades sectarias como la de Auger que terminan por colocarlos en la incómoda posición de cómplices necesarios.
Hasta la próxima.
imagen: propia
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