Los lactobacilos desinflaman las paredes de tu intestino |
El modo dominante de producción y distribución de los bienes necesarios para la subsistencia en una formación económica dada condiciona la ideología hegemónica. (carlitos marx siglo xxi?)
Tarde de domingo. Calor. Tedio. Ambiente de exámenes finales.
Mi mujer saca el sachet de leche la serenísima descremada de la heladera.
Mira la fecha de vencimiento. Lo abre y se sirve medio vaso.
Lo aleja y lo mira con desconfianza, lo acrca, lo huele.
Saborea un pequeño sorbo con la mirada fija en los azulejos y me pregunta:
- Che ¿No tiene un gusto diferente? - ¿Estará buena?
El gusto de la leche la serenísima (o cualquier otra) debiera ser siempre el mismo. De hecho si alguna vez cambia un poco respecto del habitual, ese cambio será fácilmente detectable y encenderá una alarma en nuestro cerebro que rápidamente asociaremos con una posible contaminación o deterioro. La leche con gusto diferente puede estar "fea".
En los códigos de nuestra cultura urbana moderna, en lo que se refiere productos de consumo comercial, lo diferente a lo habitual es casi siempre sinónimo de "malo" en oposición a lo "bueno" representado por lo habitual, lo mismo de siempre, lo constante, lo igual.
En ese sentido "la calidad que no cambia", "el sabor de siempre", lo que se mantiene igual es sinónimo de lo bueno y el cambio representa lo malo.
Es más, cualquier empresa que se vea en la necesidad o desee por algún motivo específico cambiar algún atributo en un producto de marca reconocida, se cuidará mucho al poner en práctica dicho cambio. Lo hará de una de dos maneras.
Introducirá las modificaciones muy paulatinamente y en forma disimulada de modo que el cambio sea imperceptible para el consumidor como por ejemplo el reemplazo de un "flavor" en la industria del tabaco o la introducción de un nuevo "conservante autorizado" en el queso diet sin dar aviso a la población. O por el contrario lo hará todo de una vez y anunciandolo con bombos y platillos por medio de una masiva campaña publicitaria que asegure hasta el hartazgo que la modificación solo traerá múltiples beneficios al consumidor como el "Nuevo efecto de limpieza profunda" con un "con ¡Nuevo aroma a ...! en el detergente para vajilla o los ¡Nuevos Lactobacilos que te desinflaman el colon! de los alimentos probióticos que nos recomienda un muy confiable presentador televisivo que antes tenía bigotes.
Conclusión:
Reafirmación machacante y no consciente del discurso dogmático retrógrado y tradicionalista que afirma que lo tradicional y conservador es "lo bueno" y que "lo nuevo y lo diferente" son sinónimo de amenaza y por lo tanto deberá ser exhaustivamente testeado y probado por "sabios expertos" antes de ser aceptado como bueno para todos y por ahora mejor no intentarlo.
Este mecanismo para conocer y discernir lo bueno de lo malo, naturalizado por el imaginario social y ampliamente difundido por la sabiduría mediática televisiva, opaca la necesaria construcción de algunos actores.
Está el "nosotros" que consumimos siempre lo "mismo bueno" y rechazamos siempre todo lo "diferente malo" según lo que señalan los "sabios expertos".
Están los "sabios expertos" que son los únicos dueños que por medio de la ciencia objetica y positiva saben diferenciar lo bueno de lo malo y amablemente nos lo señalan.
Y por fin están unos informes, lejanos e indefinidos "otros" que habitualmente suelen consumir todo lo que es "diferente" y por lo tanto pasibles de malsanas maldades. Así, los "sabios expertos" al observar a los "otros" en sus hábitos pueden discriminar y reconocer lo bueno de lo malo que hay en lo diferente y avisarnos para que "nosotros" podamos continuar nuestras vidas sin preocupaciones, siendo felices y evitando las amenazas de lo "diferente malo."
¡Gracias Sabios Expertos por hacernos mas fácil la vida che!
Hasta la próxima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario