lunes, 22 de agosto de 2011

El rastro de la sangre

 Se cumple este 22 de agosto, un nuevo aniversario del hecho sangriento que preanunció lo que un par de años después sería el infierno desencadenado, el genocidio de nuestro pueblo a manos de los infames traidores a la patria, militares cobardes que amontonados en sus perversas corporaciones mafiosas ciegos de odio y ambición de poder solo fueron capaces de aplicar violencia sistemática sobre hombres y mujeres desarmados, ancianos, jóvenes, adolescentes, escolares, bebés recién nacidos y aún no nacidos.

La masacre de Trelew y las alternativas que llevaron a ella fueron desacostumbradamente difundidas en aquellos días por las autoridades militares y el gobierno de facto del General Lanusse.

Estaba claro para todos el mensaje. Ante el inminente proceso eleccionario condicionado que se avecinaba no se admitirían desafíos de ningún tipo a los designios de las élites hegemónicas y sus privilegios.

Aquellos que se atrevieran a tal cosa serían arrasados, destruidos, eliminados, borrados de la faz de la tierra por las huestes salvajes armadas al servicio de la alianza oligárquico-imperial que por aquellos años pretendía consolidar la dominación mundial.
Para los rebeldes y díscolos ni la justicia oligárquica, solo la muerte.

Los fusilados de Trelew, nunca serán suficientemente recordados por nuestra sociedad ante los múltiples horrores que se desataron posteriormente. Tienen como antecedentes históricos a las innumerables víctimas de masacres y fusilamientos sin juicio que los representantes armados del proyecto de la Argentina agroexportadora dependiente del imperialismo monopólico utilizaban y siguen utilizando como argumento político desde los tiempos de la llamada Organización Nacional para convencer a aquellos que no estaban de acuerdo.

En ese sentido debemos pensar a los héroes de Trelew unidos por la lógica de la sangre derramada con aquel Coronel Dorrego que desarmado y prisionero es mandado a matar en Navarro por un uniformado mesiánico, fanático y bravucón y con los muertos anónimos de la plaza de mayo de junio del ´55 , bombardeados por los aviadores militares asesinos, también  cobardes, fanáticos fundamentalistas, avalados por discursos eclesiásticos.

Todos estos hechos tienen la misma matriz, fueron producidos en defensa de los mismos intereses. LLegan desde el mismo lado y se abaten sobre víctimas análogas. Buscaban ejemplificar y alertar a la población sometida acerca de las profundas y brutales convicciones fascistas, reaccionarias y antipopulares de los defensores de las élites hegemónicas y hasta que punto eran capaces de producir hechos aberrantes para consolidarse y mantenerse en el poder.

Estas muertes representan la quintaesecia del discurso brutal y violento producido por quienes no desean utilizar eufemismos al explicitar sus intenciones que eran (y siguen siendo) simplemente eliminar físicamente a aquellos que no están dispuestos a someterse a sus designios.

Los tres hechos históricos son hitos fundamentales al momento de tratar de entender el porqué y el cómo del destino de dependencia y marginalidad en la Historia Argentina.

COMPAÑEROS

Clarisa Lea Place
Susana Lesgart
María Angélica Sabelli
Ana María Villarreal de Santucho
Carlos Astudillo
Pedro Bonnet
Eduardo Capello
Alberto del Rey
Mario Emilio Delfino
Alfredo Khon
José Ricardo Mena
Miguel Angel Polti
Mariano Pujadas
Humberto Suárez
Humberto Toschi
Alejandro Ulla

¡¡¡¡¡ PRESENTES !!!!!

"La dictadura ha descargado toda su furia y los compañeros que aún se encuentran detenidos en el Campo de Concentración de Rawson están sometidos a un régimen de opresión y represión incalificable. Nosotros queremos denunciar aquí, una vez más, como lo hicimos en Trelew y Rawson, como lo hicimos ayer en Buenos Aires, que el régimen que impera en la cárcel, es un régimen que atenta contra los más elementales derechos humanos"

Fragmento del discurso de Agustín Tosco a poco de ser liberado, denunciando la masacre de Trelew en 1972. En La Haine
 
Hasta mañana que será otro día.

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