Hace años, allà por el 82-83, tenìa un compañero de laburo, el "Gallego", que dos escritorios delante del mìo y permanentemente oculto tras una barricada de biblioratos llenos de ordenes de compra verdes amarillas y azules, exclamaba cada tanto y en voz alta - " Lo bueno de todo esto es lo mal que se està poniendo todo" - luego seguìa trabajando sin pausa, con la cabeza gacha siempre productivo para la multi que nos pagaba los salarios con algunas monedas devenidas de las fortunas que recaudaban corrompiendo a funcionarios del gobierno de la dictadura.
El caso es que asì vivì parte de aquellos tiempos de cambio, las marchas contra la dictadura, la huelga del cervecero, las malvinas èxtasis y derrota, y por fin, las elecciones que ganò el papà de la democracia y su hermanito retardado Ricardito.
Me fui de ese laburo antes del ascenso del revolucionario productivo de las patillas que de la mano de los millones de votantes aterrados por la hiper que le metieron al radicheta, asegurò la liquidaciòn del estado y la instalaciòn de los dictados del consenso de washignton.
Por aquellos años internet era una ficciòn a punto de concretarse, facebook y twiter ni se imaginaban. Solo los diarios que llegaban al piso (La naciòn y Clarìn) y las portàtiles de los cadetes mensajeros nos tenìan informados acerca de lo que ocurrìa afuera.
El "Gallego", una figura bastante oscura e indescifrable, de repente, en medio del salòn lleno de respetuosos, tìmidos y eficientes murmulladores gritaba - ¡Remen! ¡Remen! ¡Remen! y comenzaba a golpear el escritorio - Tac - Tac -Tac, marcando el ritmo como en una galera de esclavos. Si no fuera por la dramàtica analogìa, la escena era desopilante, especialmente la cara de "El Jefe" allà adelante, el ùnico que desde su panòptica posiciòn podìa observarlo todo menos al Gallego detràs de su trinchera de papel.
Y allà salìa, don "El Jefe" como el viento, una y otra vez, por el pasillo, tan ràpido como sus cortas piernas le permitìan hacia el escritorio privado de "El Gerente". Nunca se sabìa de que hablaban pero lo cierto es que poco despuès fueron despedidos el Gallego junto con el activista del PC que se sentaba a milado y que armaba artìculos para "Nuestra Palabra" en horas de trabajo y luego los transmitia por el telèfono de la empresa para su redacciòn y publicaciòn en el siguiente nùmero.
Loco, muy loco todo.
"El Gallego" debe haber sido anarco y pensaba que si las elites temìan y temblaban algo terrible podrìa pasar al pueblo pero tambièn que allì habìa una oportunidad para los de a piè.
Y asì fue, Malvinas fue el sufirmiento y la muerte para muchos argentinos pero tambièn resultò el fin de la dictadura.
Cada vez que veo estas escenas que nos acercan los medios de prensa por estos dìas me acuerdo del "El Gallego". ¿Donde andarà? Lo ùltimo que supe de èl era que estaba manejando un taxi. Claro que no creo que escuchara radio 10.
El caso es que asì vivì parte de aquellos tiempos de cambio, las marchas contra la dictadura, la huelga del cervecero, las malvinas èxtasis y derrota, y por fin, las elecciones que ganò el papà de la democracia y su hermanito retardado Ricardito.
Me fui de ese laburo antes del ascenso del revolucionario productivo de las patillas que de la mano de los millones de votantes aterrados por la hiper que le metieron al radicheta, asegurò la liquidaciòn del estado y la instalaciòn de los dictados del consenso de washignton.
Por aquellos años internet era una ficciòn a punto de concretarse, facebook y twiter ni se imaginaban. Solo los diarios que llegaban al piso (La naciòn y Clarìn) y las portàtiles de los cadetes mensajeros nos tenìan informados acerca de lo que ocurrìa afuera.
El "Gallego", una figura bastante oscura e indescifrable, de repente, en medio del salòn lleno de respetuosos, tìmidos y eficientes murmulladores gritaba - ¡Remen! ¡Remen! ¡Remen! y comenzaba a golpear el escritorio - Tac - Tac -Tac, marcando el ritmo como en una galera de esclavos. Si no fuera por la dramàtica analogìa, la escena era desopilante, especialmente la cara de "El Jefe" allà adelante, el ùnico que desde su panòptica posiciòn podìa observarlo todo menos al Gallego detràs de su trinchera de papel.
Y allà salìa, don "El Jefe" como el viento, una y otra vez, por el pasillo, tan ràpido como sus cortas piernas le permitìan hacia el escritorio privado de "El Gerente". Nunca se sabìa de que hablaban pero lo cierto es que poco despuès fueron despedidos el Gallego junto con el activista del PC que se sentaba a milado y que armaba artìculos para "Nuestra Palabra" en horas de trabajo y luego los transmitia por el telèfono de la empresa para su redacciòn y publicaciòn en el siguiente nùmero.
Loco, muy loco todo.
"El Gallego" debe haber sido anarco y pensaba que si las elites temìan y temblaban algo terrible podrìa pasar al pueblo pero tambièn que allì habìa una oportunidad para los de a piè.
Y asì fue, Malvinas fue el sufirmiento y la muerte para muchos argentinos pero tambièn resultò el fin de la dictadura.
Cada vez que veo estas escenas que nos acercan los medios de prensa por estos dìas me acuerdo del "El Gallego". ¿Donde andarà? Lo ùltimo que supe de èl era que estaba manejando un taxi. Claro que no creo que escuchara radio 10.
1 comentario:
hermosa historia.
No hace mas de 20 anios nos quisieron meter el verso del fin de la historia.
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