martes, 19 de octubre de 2010

La historia de Claudia y el señor Mosquiera

Micropoder y racismo

Leemos la nota de Mariana Carbajal donde da cuenta de una micro historia con personajes  comunes y corrientes de nuestra sociedad.
"Vásquez Haro contó que Mosqueira le dijo: “Las leyes yo no las puedo cambiar. O acomodamos la foto, o no te hacemos el documento. Si te acepto la foto, cuando lo envío a la oficina de 1 y 60 (sede del Registro Provincial de las Personas) me rebotan, porque existe una disposición provincial que exige que la foto vaya de acuerdo con el sexo”. Sin embargo, María Rachid, coordinadora del Programa de Diversidad Sexual del Inadi, desmintió, en diálogo con este diario, que exista una exigencia legal en ese sentido. Rachid calificó el hecho como “discriminatorio” y precisó que “la ley no habla de sexo ni de género” y que la foto del DNI debe reflejar la imagen de la persona."

Vienen a cuento entonces las muy sabias precauciones de método, que entre mate y mate, nos regalaba en la puerta del collége nuestro recordado y polémico Miguel F. aquel frío e inolvidable 14 de enero del ´76 (AZ - Antes de Zarkozy)
"Tercera percaución del método: no considerar el poder como un fenómeno de dominación macizo y homogéneo - dominación de un individuo sobre los otros, de una clase sobre las otras - ; tener bien presente que el poder (...) no es algo que se reparte entre quienes lo tienen y lo poseen en exclusividad y quienes no lo tienen y lo sufren . El poder ,(...), debe analizarse como algo que circula o, mejor, que funciona solo en cadena.

"(...) la cuarta precaución, (...) habría que hacer un análisis ascendente del poder, vale decir, a partir de los mecanismos infinitesimales, que tiene su propia historia, su propio trayecto, su propia técnica y táctica, y ver después cómo esos mecanismos de poder (...) fueron y son (...) investidos, colonozados, utilizados, modificados, transformados extendidos, etc, por unos mecanismos cada vez más generales y unas formas de dominación global. No es ésta la que se pluraliza y repercute hasta abajo.

Así que don Miguel Angel, nada de escudarse bajo las faldas de la señora de la balanza y la espada, (la venda se perdió hace rato). En este caso son tus actos los que construyen el "poder racista", allí en tu puesto de trabajo, ejerciendo sus efectos sobre el cuerpo de Claudia, poder racista que sube desde ese lugar prosaico y cotidiano, sin freno, hacia las altas cumbres donde será concentrado, envasado y distribuido en prácticas y simpáticas bolsitas muy cómodas para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.


Hasta la próxima.

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