domingo, 30 de octubre de 2011

Así es la cosa señora Dìaz

 La señora Díaz, una de las primeras plumas combatientes del grupo PRISA en el frente sudamericano, atrincherada tras las barricadas mediàticas de El País, dispara con munición gruesa sobre la Ley de Medios pretendiendo así  generar una suerte de fuego de cobertura para los comandos rebeldes locales que, aliados del imperio, reiniciaràn sus ataques contra "la dictadura populista". ¿Una suerte de mini remake de la otan en libia?

Sole. G-Díaz
Arranca hoy en su nota "Argentina juega al descrédito del periodismo" enunciando:
El ejercicio del periodismo en Argentina no está sometido a ningún tipo de censura o de control formal.
Ah bueno! por lo menos reconoce que no hay censura, pero sigue con un peligroso derrame biliar que nos hace estremecer de espanto ...
Y sin embargo atraviesa por dificultades serias debido, en parte, al descrédito a que se le somete desde los medios oficiales del Estado, utilizados permanentemente para ridiculizar a los periodistas críticos con el Gobierno, y al uso partidista de los fondos públicos, que privilegian de manera escandalosa, con publicidad oficial, a los medios cercanos al kirchnerismo.
Por supuesto que nada informa la señora Dìaz respecto a los reiterados papelones profesionales que vienen produciendo algunos sino todos "... los periodistas críticos con el Gobierno" y que contribuyen fuertemente a dar sustento al merecido descrèdito del que gozan cada vez màs entre los ciudadanos de nuestro país.

Marcando y desmalezando el camino para el avance de las "fuerzas rebeldes democráticas locales" continúa la señora Díaz, disparando contra la Ley de Medios y asegura ...
Lo que debería haber sido una ley que se limitara a dar un nuevo marco legal a la comunicación audiovisual, ampliara el número de licencias de televisión en abierto e incorporara medidas consensuadas para regular una eventual concentración excesiva, se convirtió en una ley anti-Clarín, de carácter fuertemente estatalista, que dibuja un sector privado atomizado y dependiente de la renovación más o menos arbitraria de las licencias, válidas exclusivamente para 10 años.
Aquí, la altanera vocera del imperialismo corporativo del grupo Prisa, fuertemente alineado con los intereses de los capitales monopólicos norteamericanos, se atribuye insólito el derecho de señalar al gobierno argentino y a las instituciones democráticas de nuestro país lo que " ... debiera haber sido la Ley de Medios ..." debatida, aprobada y promulgada en el marco del libre imperio de las instituciones democráticas de muestro país.

A ver señora Soledad Gallego - Díaz, se lo voy a decir en castellano antiguo para que lo comprenda

¿¿¿¿¿¿ ... deberìra haber sido ... ????????

¿¿¿¿¿¿ Què clase de mierda se cree usted que es señora Dìaz?????

... ejem ...
... continuemos ...


Es decir que, aunque fuera verdad, (que no lo es) como ella afirma, que la ley "  ... se convirtió en una ley anti-Clarín, de carácter fuertemente estatalista", pues ese sería en todo caso el soberano deseo de la mayoría democrática de la sociedad argentina expresado en su momento por la legalidad y legitimidad institucional que le dieron sustento a los que se suma ahora el arrollador consenso expresado por el 54% de los votos válidos emitidos el domingo pasado que revalidaron y repotenciaron el apoyo popular a la gestión de Gobierno.

Mas abajo en su artìculo y tal vez refiriéndose a su propia y transparente gestión de profesional militante al servicio de la causa de la empresa privada Prisma y su socio local Clarín, las señora Dìaz se expresa acerca del periodismo militante y lo define como "... una especie degradada del oficio, que vive a costa de subvenciones y que se presenta como un modelo de sinceridad."

Es que resulta ella misma fiel exponente de lo que es la degradación del oficio que vive a costa de subvenciones, que en su caso se llaman salario que percibe a su nombre y que proviene de los capitales financieros monopólicos especulativos con intereses globales y que se presenta a sí misma como modelo de sinceridad.

El discurso tergiversador, amañado, hipócrita y ladino de la señora Díaz, se soporta enteramente en el específico y colonialista "discurso de verdad" construido, impuesto y defendido por el pretencioso poder económico de sus patrones y que da carné de legitimidad moral al salario de la Sole y mientras expulsa del paraíso legal a las pecadoras subvenciones estatales de unos pocos periodistas latinoamericanos degenerados.

Es claro que los españoles funcionales a la élites, tal lo es la señora Díaz, no tienen la menor idea de lo que está ocurriendo por estos territorios del sur profundo de américa.
No comprenden y probablemente nunca podrán comprender ningùn fenómeno que tenga lugar a unos centímetros mas allá de sus eurocéntricos y fofos ombligos.

Sienten sí, calaramente, el filo de aquella famosa espada clásica que se desliza sobre sus estirados pescuezos. Perciben que sus presas de antaño comienzan a rebelarse. Presienten y temen la terrible posibilidad de no poder cazar y alimentarse de la carne de lo que otrora fueran dóciles e inofensivos rebaños.

Aunque poco lùcidos, estos profesionales de la manipulaciòn mediàtica y sus patrones intuyen que se les està acabado la cuerda por aquí y por allá y están sumamente inquietos porque sus salarios/ganancias comienzan a verse seriamente amenazados inclusive con el cierto riesgo de alcanzar el cero absoluto en el corto plazo de continuar vigentes las tendencias actuales de la economía global.

Finaliza su nota la señora Díaz con una suerte de confesión de intenciones:
La nueva ley fija también topes a la concentración empresarial de manera que un mismo concesionario no podrá tener más de 10 licencias de señal sonora, televisión abierta o cable, una medida que, entre otras, afecta a los intereses de PRISA (editora de EL PAÍS). Ningún operador podrá dar servicios a más del 35% de la población total del país o de los abonados, y quien tenga un canal de distribución en abierto no podrá tener uno de distribución por cable en la misma localidad. Las compañías telefónicas no podrán brindar servicios de televisión por cable.
Y sí señora Díaz, así es la cosa. Precisamente como usted la describe en este pàrrafo.

Parece que la idea general por aquì ( 54%) es que si alguna de las partes de esta cuestiòn deberà verse afectada esa parte serà indefectiblemente la que le paga el salario (subvenciòn) a la señora Dìaz y en buena hora que asì sea.

Hasta la pròxima.

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