miércoles, 20 de julio de 2011

Poderoso Cardenal

«¿Mi chaleco antibalas? Es la cruz pectoral. En cambio, la corona del Rosario es mi pistola, provista de 50 golpes. El amor del pueblo es mi arma preferida para defenderme». 
 Bromea, a pesar del riesgo que corre, (¿?) el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, de 68 años, salesiano, arzobispo de Tegucigalpa, capital de Honduras.  Hace unos días, el cardenal intervino en la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, instituida para hacer luz sobre el golpe de Estado que, en el 2009, destituyó al presidente Manuel Zelaya en su País. Maradiaga, que siempre se ha declarado a favor del golpe, durante la sesión, criticó al Presidente de Venezuela Hugo Chávez que «tenía en mente un plan para secuestrarlo». 
El cardenal, considerado uno de los papables ya en el conclave del 2005, sostuvo ante la comisión que recibió llamadas amenazadoras y amenazas de muerte durante el periodo después del golpe y que, parece ser que Chávez pidió a Zelaya (refiriéndose a él) «secuestren a ese hijo de mala madre y van a tener a la Iglesia y al Estado de rodillas».

El mismo Chávez que hace unos días anunció en tv que estaba enfermo de cáncer y que quería luchar para curarse de esta enfermedad. 
El precedente es un fragmento de la entrevista  al delincuente cardenal golpista hondureño publicada en Vatican Insider y reproducida por cuanto pasquín católoco se publica en el mundo.

La única verdad resulta ser que el peligroso activista seudoreligioso, líder de la organización trasnacional fundamentalista mesiánica romana subversiva en Honduras, nunca presentó prueba alguna que confirmaran sus dichos acusatorios. Es de resatar el carácter falsario y lleno de superchería de sus dichos que sirven para que el amanuense de turno los complemente de manera que quede flotando un supuesto castigo de dios sobre Chávez.


Esta bajeza es característica de un alienado psicópata defensor de violentos y oligarcas explotadores que disfrazado de rojo para llamar la atención engaña así a muchas personas a las que insulta con su sola presencia.


Llegará el día en que la mayoría del pueblo hondureño consciente haga justicia y ese día rogaremos a dios que su amado don bosco proteja al cardenal golpista.


Hasta la próxima

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