lunes, 26 de diciembre de 2011

De Revoluciones y de Izquierdas

Nando Bonatto, autor del blog Poesía y Ramos Generales abre un espacio en su blog para continuar seriamente con la polémica abierta por Daniel en El Aguante Populista cuando cede su espacio para debatir las posibles propuestas de la Izquierda Revolucionaria para la actual coyuntura.

Un hinchado Nando dice en su blog:
“El amigo Daniel, del Blog El Aguante Populista plantea una pregunta a la autoproclamada izquierda revolucionaria que ha desatado una serie de respuestas que van desde la chicana, a la seriedad pasando por la burla. He intentado responder con alguna seriedad, pero ha sido un esfuerzo en vano y de alguna manera quiero continuar el debate en este ámbito.”

Es así que decidí sumar mi aporte larguísimo, parcial, sectario y visceral aunque que espero serio:

De Revoluciones y de Izquierda


De Revoluciones

Según mis entenderes y preferires me inclino a identificar a la revolución que aquí se discute con la llamada "Revolución Social" ya que sin tal aditamento los sobreentendidos terminan embarrando todo debate. Dentro de esta categoría me inclino a aceptar que una Revolución Social, en tanto categoría para definir uno o varios hechos históricos encadenados, es la que produce un cambio sustancial en un plazo relativamente corto.

Pero ... ¿Que es lo que debiera cambiar?

Ampliando la definición, “Revolución Social” sería todo acontecimiento histórico (o serie concatenada de acontecimientos) más o menos rápido (un par de años) al cabo del cual se habría producido un cambio sustancial en las relaciones de producción predominantes o sea en la base material. El cambio, para ser considerado revolucionario, debería ser sostenido además de sustancial de modo que además del cambio en el modo predominante de producción debiera producirse la consecuente modificación de la superestructura es decir la institucionalización de dicho cambio, su consolidación en un nuevo sistema de leyes y creencias en la sociedad considerada.

En fin, si podemos identificar un proceso histórico durante el cual cambia el actor social (clase social) que se apropia en forma predominante del excedente producido bajo determinado modo de producción y es reemplazado por otro actor social diferente, entonces estaríamos frente a un cambio que llamaríamos Revolución Social. Todo otro cambio que aunque rápido no afecte sustancialmente la base material, es decir el modo predominante de producción y de apropiación del excedente debiera ser considerado solo un cambio político.

Como todas las revoluciones de independencia en América del siglo XIX, la Revolución de Mayo en ese sentido es solo una Revolución Política pero de ninguna manera es social. No lo es en tanto que, si bien hay un cambio sustancial en cuanto al actor que detenta el poder político que pasa de la corona española a las oligarquías terratenientes y comerciales locales, no hay cambio alguno en el modo predominante de producción que permanece intocado (como en toda América Latina después de las Independencias del siglo XIX) bajo esa forma característica que fue la formación económica del modo de producción imperial colonial con una fuerte imprimación residual semi-feudal y esclavista salpicada con tímidos atisbos de producción artesanal.

Nunca, en toda la América Latina, ahora políticamente independiente de la corona española, se llegó a formar una solida burguesía nacional que produjera un cambio revolucionario y definitivamente instalara un capitalismo nacional independiente lo cual hubiera significado una verdadera “Revolución Social” – cosa que por otra parte sí había ocurrido en las ex colonias británicas en 1776.

Ser revolucionario entonces vendría a ser actuar de forma tal de promover (y de ser posible lograr) objetivamente la producción de cambios sociales más o menos rápidos; hacer que se produzcan modificaciones sustanciales en el modo predominante de producción y apropiación del excedente y consolidar el nuevo estado de cosas por medio de su institucionalización.

Pues bien mirando nuestra historia reciente, desde 1976 y hasta el 2003 se produce una violenta reacción conservadora donde el proceso de construcción de una alianza Clase Obrera - Burguesía Nacional es brutalmente desmantelada retrogradando a un dominio de la oligarquía agroexportadora aliada al monopolio del capitalismo financiero internacional. Con miles de muertos de por medio este sangriento proceso reaccionario se consume en su propio fuego (contradicción interna - crisis sistémicas) y en los brazos de la resistencia popular macro y micro tanto organizada como espontánea que finaliza con los estertores de una agónica democracia burguesa que va desde finales del 2001 hasta el 2003 pasando por las decenas de muertos y el día de los cinco presidentes.

Como sea, desde el 2003 en adelante los fenómenos conjugados de la movilización popular (que no se agota en los movimientos piqueteros) y la paulatina retirada sobre sí mismo por efecto de su crisis sistémica del imperialismo neoliberal globalizado, nuestra sociedad, de la mano de un pequeño grupo liderado por dos lúcidos dirigentes políticos, excelentes lectores de la realidad, inicia un camino de cambio definitivamente político pero además claramente social que al día de hoy va institucionalizándose aceleradamente. Esto significa una profunda y sostenida reversión en lo que respecta a la apropiación del excedente.

Es muy cierto también que el modo de producción predominante sigue siendo más o menos el mismo que antes del 2003. De modo que en ese sentido los cambios operados tendrían más un aire político que de revolución social aunque hay que resaltar que no operan en el sentido de consolidar los modos del “ancient regime” sino que apuntan definitivamente a su modificación sustancial.

Es bastante fácil de ver que la administración peronista - versión siglo XXI – desde el año 2003 está apuntando a producir un cambio sustancial y sostenido en el modo de producción y en las relaciones que de este se descuelgan. Es bastante obvio además que, en los que tienen en sus manos la conducción política del estado existe la voluntad de fomentar el desarrollo de una burguesía nacional a partir de un fuerte proceso de sustitución de importaciones y del incremento de las exportaciones agroalimentarias y no tradicionales con mayor valor agregado y así construir un estado capitalista independiente no solo regulador sino además productor predominante bajo los dictados de un modelo social claramente opuesto al modelo de estado neoliberal dependiente que le antecede.

Pues, hasta aquí, concluimos que bajo las definiciones anticipadas al inicio, no estamos en medio de una “Revolución Social” ni por los tiempos, ni por la todavía incierta radicalidad de los cambios producidos (x ej ley pendiente de reparto de utilidades de las empresas) , ni por la todavía tímida consolidación institucional de los mismos. (Ley de medios, Papel Prensa).

Pero si somos conscientes que la teorización absoluta rigidiza la razón y nos convierte en absolutistas cada vez menos razonables, es decir en necios; no debemos perder de vista el hecho de que la teoría es solo un “modelo” tomado en el sentido de borrador, boceto, aproximación a la realidad, en fin una herramienta conceptual nada más que eso.
(de paso el marxismo también es eso una herramienta conceptual y el que diga otra cosa ... mmm ... bueno no estoy aquí para agredir)

De persistir en la banal confusión entre ingenua y soberbia de que modelo = realidad corremos el riesgo de quedar capturados dentro esas redes virtuales del razonamiento simple, infantil y fantasioso, útil en todo caso al momento de razonar para pensar el futuro o para no razonar y producir arte, pero totalmente alejado de los acontecimientos cotidianos reales.
Si no reaccionamos a tiempo terminamos convertidos en torpes y ridículos monstruos de película de terror clase “z” que es lo que ocurre con los autodenominados Izquierdistas Revolucionarios.

Es aconsejable entonces flexibilizar las relaciones categóricas que la razón nos impone y que las teorías proponen para así poder ver la película histórica con todos sus detalles, colores y sonidos y no quedarnos solamente en un nostálgico mirar de algunas borrosas fotografías del álbum familiar.

Por ejemplo, si se aplicara esta “flexibilización” de las teorías al análisis de la “Revolución de Mayo” podríamos decir que el Saavedrismo era “conservador, retardatario y por lo tanto contrarevolucionario” ya que proponía solo un cambio político dejando intocada la base material mientras que el Morenismo se mostraba como “progresista y revolucionario” con su propuesta de avanzar hacia el interior de una revolución social donde los cambios afectaran a la base material. La época era verdaderamente pre revolucionaria pero la revolución fue abortada y tuvo el mismo destino que Moreno.

Podemos decir entonces que la presente también es una época pre-revolucionaria en el sentido de que están dadas las condiciones históricas para la generación de cambios en la base material pero cuya definición aún no se puede anticipar. También los hay hoy saavedristas retardatarios como morenistas (ese sí que era polémico) progresistas, los hay de ambas clases dentro del peronismo tanto como fuera del movimiento.


De izquierdas.

Respecto de las decimonónicas categorías positivistas denominadas de “Izquierdas y Derechas” solo puedo decir que al cabo de lidiar con ellas durante algunas décadas he llegado a la conclusión de que resultan no solo inútiles de toda inutilidad para intentar cualquier análisis que no sea el de las llamadas Revoluciones Burguesas ocurridas en Europa durante los siglos XVII y XVIII sino que son particularmente nocivas y traicioneras al momento de usarlas para tratar de interpretar sucesos pasados presentes y/o futuros, ocurridos fuera de aquel entorno espacio-temporal.
Hablar de Izquierda Revolucionaria hoy en nuestro país es tan infértil y extemporáneo como discutir sobre el sexo de los ángeles pero seguramente mucho más peligroso.
Por supuesto que incluyo prejuiciosamente en mi afirmación a todos los grupos políticos que se autoreferencie con en una tal categoría llamada Izquierda Revolucionaria. Sostengo que ninguno de ellos podría ni remotamente calificarse ni de revolucionario ni de izquierdista a menos que se sometan al códex del imperio con lo cual estamos inmersos en una tautología insalvable.

Pretender realizar un desarrollo autónomo del pensamiento crítico aceptándose como de izquierda es en sí mismo un contrasentido. Lo fue para los americanos (originales o no) nacidos en las épocas coloniales y lo sigue siendo mucho más en pleno siglo XXI.

Aceptar como válido que un individuo que nació y reside en América Latina en pleno siglo XX pueda ser de “Izquierdas” es someterse a los dictados del colonialismo cultural e ideológico hegemónico que somete el pensamiento de una sociedad dominada que como las nuestras [A.L.] que objetivamente han avanzado apenas desde el imperialismo colonial europeo del siglo XV hasta el globalizado sistema de capitalismo dependiente tardío de finales del siglo XX.

Izquierdas y derechas son categorías propias del el poder central (Europa/USA) difundidas con el proceso de colonización imperial planetaria e importadas por los diferentes vectores imperiales en cada sociedad sometida. Son categorías que solo han servido para hacer que los habitantes de éstas tierras quedáramos cegados ante los horripilantes hechos verdaderos que estaban ocurriendo por estas latitudes, bajos nuestras propias narices y con nuestra conceptuosa y espontánea colaboración. Cuando digo nuestra no hablo de la oligarquía agroexportadora aliada al imperio, me refiero a la intelectualidad autodenominada de izquierdas o similares.

Es recordado lo dicho por Franz Fanon (izquierdista, representante del Frente de Liberación Nacional de Argelia) a Francois Mitterrand (izquierdista, ministro del interior de la Francia colonial regenteada por el “diestro” DeGaulle) que al final de la guerra de independencia se hizo el simpático y aseguró que siendo socialistas ambos interlocutores de seguro arribarían a un pronto acuerdo. El médico, revolucionario y pensador nacido de ascendientes esclavos negros en la colonia francesa de Martinica le recordó al europeo blanco producto cultural de una sociedad colonialista y esclavisra que seguramente resultaba más fácil ser socialista en Francia que en Argelia ya que en Francia solo había que repartir entre todos los franceses lo que se había robado a sus colonias. En las colonias ciertamente todo era diferente.

Esto ocurría allá por mediados de la década de 1950.

¿A cual izquierda podría uno suscribirse? ¿a la de Mitterrand? ¿a la de Fanon?¿A alguna otra?
Y en la argentina peronista de los 50´s?

Pregunto - ¿La Argentina peronista de mediados de la décadda del ´50, era más parecida a la Francia liberada por De Gaulle o a la Argelia independiente del FLN o a ninguna de las dos y tenía su propia identidad particular?

Bajo dichas etiquetas quedaban entonces (y siguen quedando) ocultas, por falta de palabras propias para designarlas, las importantes realidades materiales que se desarrollaban ante nuestros ojos enjaezados con vistosas anteojeras de la “Izquierda revolucionaria e internacionalista”.

Así fue cómo los que tenían (teníamos) y tienen (tenemos) la responsabilidad de tomar consciencia y liderar los destinos de nuestras sociedades que por cierto no eran (no lo son) ni las europeas ni las norteamericanas, ni ninguna otra, por muy respetables que ellas sean, habíamos (habían) quedado cegados, imposibilitados de “ver” su realidad bajo el resplandor de la batalla interimperial, y su secuela la Guerra Fría.

Como muestra de las nefastas consecuencias del uso de dichas etiquetas me detengo a reflexionar sobre el impacto que las mismas tuvieron entonces sobre los sentidos dados a la consigna peronista “ni yanquis ni marxistas ” (ver aquí) que fuera enarbolada por el peronismo “puro” ante la caracterización de “nazi-peronismo” que hizo el Comunismo Internacionalista luego sostenida tanto por los pro-aliados como por los pro-soviéticos todos alineados y del brazo junto con la iglesia católica y los partidos reformistas burgueses que solidariamente habían integrado la Unión Democrática contra Perón y que continuaron estratégica e ininterrumpidamente juntos en el antiperonismo después del ´55 y hasta hoy.

Muestra botón: Setiembre 2010 - Puán 480 - Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pancarta de agrupación de “izquierda revolucionaria”
“Cristina = Macri”

Ha existido y perdura (especialmente en ciertos círculos en la Ciudad Porteña) una férrea apropiación del sentido de verdad de una muy particular y determinada definición de lo que debemos (imperativo) entender por Izquierda.

Mi propuesta es no disputar por cosas sin valor:
“Les gusta, pues entonces quédenselo”

La apropiación de la categoría que, en tanto “marca” está vacía de contenido real, tanto por parte de los detentores de la suma del poder económico y militar y consecuentemente político global durante todo el siglo XX, que la usan para señalar todo lo que de malo hay en política cuanto por parte de minúsculos grupos de activistas diseminados por los países periféricos que ocultos bajo la denominación general de izquierdistas, han sido y siguen siendo objetivamente funcionales al imperio y por lo tanto contrarrevolucionarios, es decir produciendo actos materiales e ideológicos que entorpecen el camino hacia la modificación sustancial de los modos de producción y las consecuentes relaciones de producción imperantes causantes del sufrimiento de nuestra sociedad.

Siguiendo mi elucubración desarrollada en “De Revoluciones”, la divisoria de aguas no pasaría por izquierdas progresistas o derechas retrógradas, en todo caso y a falta de palabras mejores las categorías podrían ser las de saavedristas o morenistas, más acordes y representativas del fenómeno que nos involucra en esta parte del mundo.
Hoy los sectores morenistas estarían encabezados por CFK mientras que los saavedristas andan algo perdidos en busca de su líder.

De socialismos hablaremos mas luego que esto se me fue de largo.

Hasta la próxima.

5 comentarios:

Daniel dijo...

Efecto contagio? jaja.
Voy a venir a leerlo todito con tranquilidad porque suena más que interesante. Y te dejo entonces mi opinión.

Nando Bonatto dijo...

Estimado ,podría suscribir casi todo el post y tengo que decir que me deja pensando lo cual en si mismo es el gran acierto de quienes no aceptamos otro dogmatismo que no sea joder al prójimo.
Doy por sabido que nuestra revolucion no fue una revolucion social, sin embargo tiene la caracteristica de las revoluciones politicas que sacuden el mundo de cuando en cuando y tiene la originalidad de haber sido nuestra cuna.
Se ha escrito poco acerca de las revoluciones en general, de las revoluciones como objeto de estudio y ayuda meditar acerca de ellas.
Un texto poco difundido e interesante de un Socialista frances de la post guerra ( ergo sospechoso jejej)Noel Pierre Lenoir realizaba un analisis de las revoluciones historicas y en ellas encontraba elementos comunes.
La corta duracion del proceso revolucionario
La juventud de sus lideres
la burocratizacion de la revolucion
el nacimiento de la contrarevolucion en el seno del movimiento revolucionario
Y si nos ponemos a estudiar vemos que pese a los siglos,los procesos se repiten en forma inquietante
Da para largo.
Sigo reflexionando sobre el tema ,voy a seguir de alguna manera
Saludos Cordiales
¿ como puedo hacer para hacerme seguidor de su blog?

MC dijo...

Gracias por pasar, leer y comentar.
Ya habilité el widget de seguidores o sino me incluís en el blogroll.
Saludos.

Udi dijo...

Operador; buen post, disparador.
Su concepto de "revolución" se aleja del marxismo, eso sí. No sé si fue su intención.
La teoría marxista de la revolución, en líneas generales, postula que los cambios en la base material, en el "modo de producción", se dan a lo largo del tiempo, y que cuando las representaciones jurídicas, políticas y culturales ya no se corresponden con el modo material de reproducción de la vida, se "abre un período revolucionario".
La Rev. Francesa x ej, es la adecuación del sistema político, rémora y caricatura del feudal, al capitalismo, que ya era el mdp dominante.
Bueno, quizás yo también deba escribir un post...
en fin, Saludos !

Daniel dijo...

Más que interesante el post y los comentarios. Para llevar y metabolizar.
Abrazo.

Abuelas de la Plaza